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Opinión

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La diplomacia económica sí cuenta: México e Israel celebran 20 años de su TLC

El acuerdo firmado en el año 2000 es el primer y único TLC bilateral que México tiene con un país del Medio Oriente.

Cuando el gobierno mexicano e Israel decidieron realizar el TLC, la principal meta consistía en crear un marco de referencia para fortalecer sus relaciones comerciales, a través de la reducción de los aranceles, la facilitación del acceso empresarial del mercado de México a Israel y viceversa.

Esta meta se ha materializado, si comparamos los promedios de intercambio comercial anuales entre dos periodos, antes y después del TLC: de 1990 a 1999 el intercambio comercial sumó en promedio 65 millones de dólares, mientras del 2000 al 2018 el promedio se incrementó a 450 millones de dólares.

hoy en día este crecimiento se ha afianzado y en los últimos cinco años el promedio de intercambio comercial de bienes no se ha detenido, alcanzando los 700 millones de dólares.

En 2019, México exportó a Israel bienes con valor total de 431 mdd, entre los cuales se encuentran maquinarias y productos eléctricos (169 mdd), productos de transportación (117 mdd) y dispositivos ópticos y médicos (61 mdd).

Por su parte, Israel exportó a México bienes con un valor de 352 mdd, que se desglosan en maquinaria y productos eléctricos (134 mdd), caucho y plástico (76 mdd) y productos químicos (62 mdd).

Un par de tendencias que vale la pena recalcar son: el crecimiento de exportación de servicios por parte de Israel y el aumento de inversiones anuales que el sector empresarial ha realizado entre ambos países.

Israel, conocida como la nación de las startups, con soluciones de alta tecnología, ha encontrado un socio fuerte y un mercado maduro en México. En los últimos tres años, la exportación de servicios, que incluye ciberseguridad, telecom, new media y otras soluciones de software está creciendo alrededor de un 10% anual, y en 2018 llegó a 126 mdd.

En materia de inversión, en 2015 la farmacéutica israelí Teva adquirió la empresa mexicana Rimsa ubicada en Jalisco por 2,400 mdd, la mayor inversión en farmacéutica jamás realizada en México. Mientras en 2017, la empresa mexicana Orbia compró la empresa israelí Netafim, el líder mundial en riego por goteo, una transacción con valor de 1,500 mdd.

Esos son sólo dos ejemplos que muestran la magnitud de las relaciones comerciales entre ambas naciones.

Hoy cumplo cuatros años en mi posición de Jefe de la Misión Económica en la Embajada de Israel, donde tuve la oportunidad de ver cómo el interés de empresarios Israelíes se incrementó en Mexico. Junto con mi equipo, organizamos y lideramos decenas de delegaciones desde Israel a México, y desde México a Israel con diferentes enfoques: tecnología de agricultura y agua, seguridad y ciberseguridad, automotriz, salud y telemedicina, soluciones de fintech e insurtech, así como la presentación de diferentes bienes de consumo, entre ellos el vino israelí.

En la Embajada, nuestras metas son promover los intereses de Israel en México y construir puentes, pero no tenemos que olvidar que un gran valor que podemos aportar es también asegurarnos que los israelíes reconozcan que México es una economía crucial en el mundo con un PIB de más de 1 billón de dólares, y que permite el acceso a Estados Unidos y a Latam.

El TLC que funcionó tan bien en los últimos veinte años y sigue sirviendo en el presente, tiene todavía un mayor potencial y es importante modernizarlo para reflejar los cambios en el intercambio comercial bilateral y en un contexto mundial.

Parafraseando a Jacques-Yves Cousteau: el mar como México a Israel, una vez que proyecta su hechizo, lo atrapa a uno en su red de maravillas por siempre.

*Jefe de la Misión Económica en la Embajada de Israel.

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