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Libertad amenazada
No cabe duda de que la libertad en México, la libertad de nosotros los mexicano está amenazada. Esta amenaza no proviene de un extraño enemigo, sino directamente de las acciones y pretensiones del presidente López. Inclusive desde antes de que tomara posesión como titular del Poder Ejecutivo Federal, prácticamente todo lo que ha hecho ha tenido como objetivo principal, si no es que único, fortalecer su poder político. La destrucción institucional y el debilitamiento del Estado de derecho ha sido el mecanismo elegido para lograrlo.
La intención del presidente es recrear un sistema político y económico a semejanza de lo que fue el priismo del siglo pasado, un sistema cerrado en el cual, desde el poder mismo, se determinan los ganadores y perdedores tanto en lo político como en lo económico,y esto, conlleva como consecuencia una pérdida de libertad individual, tanto en lo político como en lo económico.
Como mencioné en el artículo de hace dos semanas en estas mismas páginas: la democracia política y la democracia económica son las dos caras de una misma moneda, la moneda de la libertad. La evidencia histórica es abrumadora; los países que se han desenvuelto por un largo periodo en un sistema en donde prevalecen ambos tipos de democracia son, simultáneamente, los que han logrado alcanzar mayores niveles de desarrollo económico y de bienestar para su población.
La evidencia histórica, por otra parte, también nos enseña y nos advierte que un país que pierde la democracia política tiende, por una parte a derivar en un gobierno cada vez más autoritario mientras que, paulatinamente se va minando la democracia económica de los individuos, poco a poco el gobierno va imponiendo medidas, leyes y regulaciones de carácter económico cada vez más restrictivas, poco a poco se va construyendo y consolidando un sistema económico caracterizado por ser oligopólico, un sistema corrupto de capitalismo de compadrazgo que les permite irse apropiando de rentas cada vez más grandes a costa del bienestar de los individuos y sus familias. En el extremo, la abolición de la democracia política con la instauración de una dictadura termina por abolir también la libertad económica.
En estos cuatro años del gobierno del presidente López lo que hemos atestiguado es la paulatina erosión del Estado de derecho con la captura y/o destrucción de instituciones autónomas del Estado mexicano permitido y avalado por legisladores afines al presidente que carecen de un mínimo de dignidad y que tienen el cerebro en modo de pausa: les pagan por obedecer, no para pensar. Con ello se ha debilitado, notoriamente, el sistema de contrapesos requeridos para un adecuado funcionamiento del Estado bajo un régimen democrático liberal. La consecuencia, en lo económico, es la pérdida de certeza jurídica que ha impactado negativamente a la inversión y al crecimiento a tal grado que, en el mejor de los escenarios, el PIB por habitante en el 2024 será 4% inferior al que se tuvo en el 2018.
Este 4% inferior del PIB por habitante es en el mejor de los casos, pero puede ser mucho peor porque la destrucción institucional no ha acabado. El siguiente paso de López (con una disculpa para Ibargüengoitia) es la destrucción del INE y su sustitución con un órgano electoral dominado y al servicio del presidente y de su partido. De ser aprobada la reforma electoral que él propuso, sería el tiro de gracia a la democracia. Sería una regresión del sistema político - electoral a como era previo a la creación del IFE. Sería regresar a un sistema en donde el gobierno maneja las elecciones y le permite decidir quién gana y quién pierde; los seguros perdedores seríamos los mexicanos a quienes se nos quitó nuestra libertad política.
Por otra lado, y con independencia de lo que suceda con la reforma efectuarla, la otra amenaza que se cierne sobre los mexicanos es sobre nuestra libertad económica. López sigue empeñado en que no va a ceder en la controversia con Canadá y Estados Unidos, argumentando que la soberanía energética, esa notoriamente errónea concepción de soberanía, no se negocia. La amenaza es que si México pierde en el panel, lo cual es lo más probable, él decida repudiar el T-MEC; hacerlo garantizaría la peor crisis económica jamás experimentada, garantizaría la destrucción de la ecónoma mexicana y él, como Nerón, feliz de haber logrado su propósito de haber arrasado con México.
Twitter: @econoclasta