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Libertad de prensa amenazada
Con mucha seriedad habrá que tomar la clasificación mundial de la libertad de prensa 2022 que publicó recientemente la prestigiada organización Reporteros sin Fronteras (RSF) en donde buscan comparar, analizar, investigar y señalar las causas y los efectos que originan deformaciones en una de las libertades más preciadas del mundo democrático.
Llama poderosamente la atención la preocupación que muestra el estudio sobre la desinformación que penetra cada día más a las democracias la cual es propiciada, fundamentalmente, por el advenimiento de un mundo informativo digital sin ningún tipo de regulación que prevenga sus consecuencias o que genere responsabilidades serias y contundentes para este tipo de actividad. De igual manera es creciente la preocupación sobre la fractura social que está produciendo este fenómeno.
Desde luego, la clasificación, muestra un tema que en el ámbito doméstico nos debe preocupar de manera especial. Nuestro país aparece en términos generales en el lugar 124 pero en uno de los rubros que versa sobre la violencia contra los periodistas, nuestro país ocupa el lugar 179 de los 180 que fueron enlistados. En los otros indicadores no hay que cantar victoria pues penosamente aparecemos en lugar 121 en contexto sociocultural el cual mide las presiones culturales que impiden hablar de determinados poderes y en lugar 94 de marco normativo que mide entre otras cosas el nivel de censura o la impunidad en contra de los periodistas.
Hoy debemos urgir a repensar el papel de la prensa en nuestros sistemas democráticos y sobre todo a explorar las nuevas tendencias, particularmente digitales, que se están generando en el mundo. Es claro que la inteligencia artificial, el capitalismo de vigilancia y la piratería informática constituyen los grandes retos que enfrenta una prensa libre, responsable y sobre todo ética. En su documento “Amenazas que callan. Tendencias en la seguridad de los periodistas (Threats that Silence: Trends in the Safety of Journalists) la UNESCO alerta de todos estos fenómenos que están poniendo en serio riesgo el trabajo de los periodistas en todo el mundo.
Es necesario entender que la libertad de prensa potencia a cualquier sistema democrático. El flujo de información, la generación de debate, el inicio de conversación pública, así como la interpretación de la racionalidad del poder, es posible cuando encontramos un marco político, jurídico y social que garantice el sano ejercicio de la misma. En sentido contrario cuando la denostamos, la acallamos, la acribillamos o nos mofamos de ella sólo encontraremos un camino unidireccional hacia el autoritarismo del cual, la historia nos ha demostrado, es una forma política que entraña cerrazón, violencia y muerte.
Hemos sido testigos en los últimos años de una creciente ola de poderes políticos en diferentes partes del mundo que se sienten amenazados por el ejercicio de la prensa y estamos siendo testigos, por ridículo que parezca, de un movimiento social que desprecia la información, que ridiculiza el diálogo informado y que socaba al que evidencia los datos que nos muestra la realidad. Este movimiento político y social ha puesto en la mira a la prensa responsable y no es gratuito observar los llamados procesos de cancelación en contra de aquellos periodistas que buscan evidenciar lo ridículo de diversas ideas totémicas que producen la polarización social que está fracturando al mundo.
Es preciso renovar y revalorar el papel fundamental que juega el periodismo serio y responsable en nuestra democracia, fortificando el espacio público y robusteciendo a la opinión pública. De lo contrario observaremos de manera más palpable el languidecimiento del periodismo y por lo tanto el adelgazamiento de nuestra ya frágil democracia. Hoy te invito a indignarte por el lugar que México ocupa en esta clasificación, pero más por todos y cada uno de las voces que no pudieron ya, escribir en un medio de comunicación.
**El autor es Doctor en Derecho. Actualmente es director de la Escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana, fue director de la Licenciatura en Gobierno de la Panamericana. Es integrantes del Sistema Nacional del investigadores de México. Preside la Asociación Coorperación Iberoamericana de Transparencia y Acceso a la Información. Autor, coautor y coordinador de 15 libros en materia de libertades informativas.