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Los riesgos en las inversiones
Hay tres principales clases de activos o “maneras” de invertir nuestro dinero. Cada una tiene sus riesgos.
Instrumentos de deuda
Esto significa: prestar nuestro dinero a alguien más (normalmente una empresa o un gobierno) quien promete pagarnos intereses periódicos a una tasa que puede ser fija o variable y regresar nuestro capital, normalmente al final del plazo. ¿Qué riesgos podríamos tener?
Riesgo crediticio. Claramente, no es lo mismo prestar nuestro dinero a un gobierno o una empresa que tiene finanzas sanas, a prestarlo a otra que está prácticamente en quiebra. El segundo tiene un riesgo de incumplimiento mucho mayor (y por lo tanto, estará dispuesto a pagar una tasa de interés más elevada, para atraer inversión).
El riesgo crediticio depende directamente de la capacidad financiera del emisor. Debe ser capaz de generar los flujos necesarios para hacer los pagos de interés y del capital.
Por eso, tradicionalmente, el papel de deuda emitido por el gobierno se considera más seguro que los emitidos por empresas. Pero debemos considerar que hoy podemos invertir de manera global y algunos gobiernos son más fuertes que otros. Un instrumento emitido por Japón será más seguro (y tendrá una tasa de interés más baja) que otro emitido por Nicaragua.
¿Cómo podemos conocer el riesgo crediticio? Para eso sirven las llamadas empresas calificadoras. A eso se dedican. Todos los instrumentos de deuda están calificados por una o varias calificadoras, dato que cualquier inversionista puede conocer. Esto incluye, en México, a las sociedades de inversión en instrumentos de deuda, las cuales, por ley reciben una calificación de acuerdo a los papeles que integran su portafolio de inversión.
Riesgo de mercado o de “tasa de interés”
Esto tiene que ver principalmente con el plazo. Hay instrumentos de deuda que se emiten a plazos cortos (por ejemplo, los Cetes a 28 días) y otros que son de muy largo plazo (por ejemplo, los Bonos a 30 años). Ambos pagan una tasa fija durante todo el periodo.
Mucha gente no lo tiene claro, pero cualquier instrumento de deuda se puede comprar o vender en el mercado antes de su vencimiento. Es decir: si hoy compramos un bono a 10 años no necesitamos quedarnos con él durante todo ese tiempo. Podemos venderlo antes.
Esto significa que el precio de estos instrumentos también tiene cierta volatilidad. Hay varios factores que influyen, pero uno de los más importantes es la tasa de interés de instrumentos con vencimiento similar.
Por ejemplo, supongamos que hace seis meses compramos un bono a 30 años que pagaba una tasa de interés de 7 por ciento. Hoy se pueden comprar bonos al mismo plazo a una tasa de interés cercana a 10 por ciento.
Nuestro bono nos va a seguir pagando la tasa pactada. Sin embargo, hoy es menos valioso. Eso significa que su precio de mercado es menor.
Ahora bien, si en un futuro las tasas de interés vuelven a bajar hasta un 5% anual, nuestro bono será más valioso porque paga una tasa menor. Es decir, su precio de mercado subirá.
Por eso vemos a veces que las sociedades de inversión en instrumentos de deuda o las siefores más conservadoras tienen minusvalías. No es que hayan perdido dinero, simplemente que, como las tasas de interés subieron, los activos que tienen en su portafolio hoy valen menos. Es parte de la naturaleza del mercado, cuando los ciclos se reviertan y las tasas bajen, esos instrumentos se revalorizarán.
Como ya mencionamos, hoy podemos invertir de manera global. Hay instrumentos que se denominan en otras monedas lo que significa que también podemos correr un riesgo de tipo de cambio.