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Opinión

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Mejora generacional (I)

Cuando hacemos un análisis del desarrollo de un país, una forma de hacerlo es ver si el nivel de bienestar de los hijos es mayor que el que tenían sus padres a la misma edad, repitiendo el mismo análisis para las subsecuentes generaciones. De esta forma, si el nivel de bienestar es creciente de generación en generación y esta dinámica abarca a la mayor parte de las familias que componen la sociedad, se puede afirmar que el país en su conjunto experimentó un proceso de desarrollo económico (esto no implica que los aumentos en el nivel de bienestar para todas las familias sea el mismo).

El aumento en el nivel de bienestar familiar de generación en generación tiene dos fuentes principales. La primera es el entorno en el cual se desenvuelve cada una de las familias y la evolución de la economía en su conjunto, de manera destacada lo que le suceda al PIB agregado (así como las divisiones regionales y sectoriales), la inflación y la calidad del ámbito en donde se resida (medio ambiente, seguridad, provisión de bienes públicos, servicios de educación y de salud, etcétera).

La segunda fuente de desarrollo está relacionada con las decisiones al interior de cada familia como son las relativas al ingreso (cuántos miembros de la familia laboran, en qué sectores y cuánto aportan), la división del trabajo dentro del hogar, la asignación del ingreso hacia la satisfacción de algunas de las necesidades de consumo y, de manera destacada, las decisiones de inversión en el capital humano de los hijos.

El análisis detallado de estas decisiones intrafamiliares se deja para posteriores artículos para concentrarnos primero en el entorno en el cual se desenvuelve cada familia, lo que nos lleva directamente al diseño e instrumentación de la política pública en dos grandes vertientes: las condiciones para el crecimiento económico sostenido y la provisión de bienes públicos (este segundo aspecto es tema del próximo artículo).

Siendo que una de las principales fuentes de aumento intergeneracional del bienestar es que la economía crezca a una tasa mayor que lo que lo hace la población, es que es crucial que el diseño e instrumentación de la política pública, particularmente la política económica, tenga como objetivo generar las condiciones para un incremento sostenido de la inversión en capital físico acompañado de un continuo proceso de cambio tecnológico como principal fuente de aumento en la productividad de los factores de la producción. El aumento en el acervo de capital y el cambio tecnológico se constituyen como las dos principales (en realidad únicas) fuentes de un crecimiento económico sostenido.

Qué le toca hacer al gobierno no es un misterio; son básicamente siete cosas: 1) proveer a la sociedad de un marco institucional en el cual estén eficientemente definidos en el marco legal los derechos privados de propiedad, que estos estén protegidos en contra de actos de terceros que los violenten (incluidos actos del propio gobierno) y que estén garantizados por un poder judicial independiente e imparcial; 2) procurar que todos los mercados (bienes, servicios y factores de la producción) operen en condiciones de competencia tanto interna como frente al exterior así como perseguir y penar prácticas monopólicas privadas y públicas; 3) garantizar un entorno de estabilidad del nivel general de precios con un banco central autónomo y finanzas públicas estructuralmente sanas; 4) diseñar un sistema tributario del cual se deriven los incentivos correctos para el trabajo, el ahorro y la inversión; 5) inversión pública en infraestructura de comunicaciones, transportes, agua y transmisión de energía eléctrica; 6) sistemas educativos y de salud que deriven en una alta calidad del capital humano; y 7) corregir las fallas de mercado (externalidades, bienes públicos e información asimétrica que potencialmente genere un problema de riesgo moral).

Si el gobierno cumple de manera eficiente y eficaz estas siete tareas, habrá generado las condiciones mínimas necesarias para que haya crecimiento económico sostenido como fuente de una mejora intergeneracional del bienestar. Aunque los gobiernos en México no han cumplido cabalmente, solo hay dos que en la historia económica reciente sus decisiones han provocado una pérdida en el bienestar de al menos una generación: el de López Portillo y lo que va del de López Obrador. 

Twitter: @econoclasta

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Economista y profesor. Caballero de la Orden Nacional del Mérito de la República Francesa. Medalla al Mérito Profesional, Ex-ITAM.

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