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México, alta renta petrolera: Amexhi
México ya está recibiendo alta renta petrolera de las empresas que han invertido en exploración y explotación del petróleo.
La dolariza de las petroleras sí llegó a México; su producción ya rebasó los 100 mil barriles diarios de producción; la renta petrolera –que le están dejando al Estado mexicano–, está en sus máximos y, la potencialidad de la producción privada, podría alcanzar el medio millón de barriles diarios de petróleo.
Esa es la realidad, que contrasta con las declaraciones presidenciales, que reprueban la apertura a la inversión privada a la exploración y explotación del petróleo.
La información es oficial. No son datos de la industria privada. Son cifras del órgano regulador del sector petrolero: la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH).
Las inversiones aprobadas suman 42 mil millones de dólares; la inversión ejecutada –que incluye permisos y costos de perforación– asciende a 17 mil 529 millones de dólares.
Las empresas privadas que participan ya rompieron el techo de cristal y superan la producción de 100 mil barriles diarios de petróleo. Representan el 6% de la producción nacional.
En consecuencia, el Estado mexicano ya está disfrutando de la rentabilidad que están generando las empresas privadas nacionales e internacionales más importantes del mundo, en virtud de la apertura del sector petrolero que inició el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Por concepto de contraprestaciones, el Fondo Mexicano del Petróleo –creado con la finalidad de garantizar que los recursos derivados de la exploración y extracción de hidrocarburos se administren con la máxima transparencia y en beneficio de las generaciones futuras de mexicanos– ha recibido 4 mil 563 millones de dólares.
Y a partir de la producción de más de 100 mil barriles diarios de petróleo y en virtud del elevado nivel del precio de la mezcla mexicana de exportación, de más de 100 dólares por barril, el Estado mexicano recibe 42 millones de dólares mensuales.
El principal ganador del aumento de la producción petrolera privada, es México.
Las rondas petroleras, interrumpidas por el gobierno lopezobradorista, permitieron la firma de 111 contratos, la mayoría de los cuales están en la fase de exploración.
A la fecha, 21 empresas, con un total de 32 contratos de hidrocarburos, ya rebasaron los 100 mil barriles diarios de producción.
Con base en el tipo de contratos que firmaron con el gobierno mexicano, en promedio, el 74% de las regalías son para el Estado mexicano.
Con un precio promedio de la mezcla mexicana de petróleo de exportación, por encima de los 100 dólares, está recibiendo la más alta rentabilidad.
El gobierno mexicano está siendo el principal beneficiado. Las empresas privadas han invertido sus capitales y han evitado que el Estado mexicano incurra en ese riesgo –el éxito a nivel mundial es en promedio entre el 20 y el 30%-- y, en consecuencia no ha tenido pérdidas.
A contracorriente de lo que ha afirmado en sus conferencias mañaneras el presidente Andrés Manuel López Obrador en el sentido de que la reforma Energética fue un engaño y que las grandes inversiones de las petroleras nunca llegaron, lo cierto es que a 7 años de distancia, un grupo de esas compañías ya están produciendo y generando jugosas ganancias para México.
Lo que sí provocó la interrupción de las rondas petroleras, es la pérdida de una mayor cantidad de inversiones privadas en la exploración y explotación petrolera en México.
Lo que ocasionó la interrupción de las rondas petroleras es que llegue mucho más dolariza.
El director de Amexhi, Merlin Cochran, al dar a conocer el aumento en el volumen de producción petrolera privada, confió en que éstas cifras sirvan de “picaporte” para que el gobierno mexicano les de mayores oportunidades, en la producción de gas, por ejemplo.
Al cierre de mayo las empresas privadas produjeron 232 millones de pies cúbicos diarios de gas natural.
Más allá de la esperanza de los inversionistas privados, lo cierto es que la realidad deja perfectamente claro que el camino de apertura del sector energético tiene una racionalidad económica irrebatible. Al tiempo.