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Opinión

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Modelos de desarrollo (III)

En el artículo de la semana pasada señalé que ante el agotamiento total del modelo de sustitución de importaciones, la crisis de balanza de pagos de 1982 y el no tener acceso al mercado internacional de capitales debido a la suspensión en el servicio de la deuda externa en agosto de ese año, en un escenario notoriamente adverso, el gobierno del presidente de la Madrid optó por un cambio de paradigma en el modelo de desarrollo económico, uno orientado a aumentar la libertad económica de los agentes económicos privados, con un Estado regulador y no propietario, siendo el primer paso la adhesión de México al GATT en 1986 (seguida de una disminución significativa de aranceles a las importaciones en enero de 1988) y una primera fase en la privatización de empresas gubernamentales.

Este proceso de modernización institucional continuó en los siguientes gobiernos. Durante el del presidente Salinas se profundizó la privatización de empresas gubernamentales (sin dejar de mencionar que por un diseño deficiente del proceso hubo dos privatizaciones fallidas, bancos y carreteras), con lo que se amplió el ámbito de participación privada en la economía y, de paso, se eliminó una de las principales fuentes de desequilibrio fiscal, el déficit estructural de las empresas gubernamentales derivado de su notoria ineficiencia.

Así mismo, en el ámbito de fortalecimiento de la intervención regulatoria del gobierno se creó en 1992 la Comisión de Competencia Económica (COFECO) y en 1996, ya durante el gobierno del presidente Zedillo, se creó la Comisión Federal de Telecomunicaciones. Con las reformas constitucionales en 2013, éstas dos comisiones fueron sustituidas, ya con rango de órganos constitucionales autónomos, por la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) y el Institución Federal de Telecomunicaciones (IFT). El impacto de estos dos organismos, en ambas etapas, ha sido el de aumentar la competencia en los mercados con un claro beneficio para los consumidores. Su debilitamiento o peor aún su desaparición tendría un claro impacto negativo sobre el bienestar de los mexicanos.

Mención especial merece uno de los cambios institucionales más importantes que ha tenido la economía mexicana en línea con la apertura comercial iniciada en 1986 y profundizada en 1988. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), marcó un parteaguas, no solo porque se consolidó la apertura de la economía al comercio internacional y a la competencia de productores internacionales con un claro beneficio para los consumidores, sino más aún, porque cambió las reglas del juego lo que dio certeza a los productores nacionales y a los inversionistas extranjeros de que la apertura sería permanente. Su entrada en vigor en 1994 y su posterior consolidación modificaron los incentivos relativos para la asignación sectorial y regional de los recursos productivos, lo que dio un impulso a las exportaciones, tanto manufactureras como agrícolas, dio lugar a que México recibiera mayores flujos de inversión extranjera directa, se crearán cadenas de valor agregado entre los tres países norteamericanos y se dio un impulso al crecimiento económico de las regiones integradas al comercio internacional y receptoras de inversión nacional y extranjera, básicamente el Bajío y el norte del país. Violar las reglas establecidas en el tratado que lo reemplazó, el T-MEC, sería uno de los más grandes errores de política económica.

Otro cambio institucional que es importante señalar fue el haber dotado en 1993 (aunque entró en vigor hasta abril de 1994) de autonomía al Banco de México para la conducción independiente de la política monetaria y como guardián del sistema de pagos de la economía. La autonomía política que tiene el banco central por la forma con la cual se designan los miembros de la Junta de Gobierno, la autonomía económica que le brinda un régimen de tipo de cambio flexible y la prohibición constitucional de que no puede ser obligado a otorgar financiamiento al gobierno ha permitido alcanzar un entorno macroeconómico de estabilidad (el repunte reciente de la inflación amerita otro artículo). Vulnerar esta autonomía tendría graves consecuencias.

Esta historia continuará.

Twitter: @econoclasta

Economista y profesor. Caballero de la Orden Nacional del Mérito de la República Francesa. Medalla al Mérito Profesional, Ex-ITAM.

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