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Opinión

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Soy católico y apoyo a Xóchitl Gálvez

De manera oficial, México ya tiene dos candidatas a la presidencia de la república en 2024: Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum. A pesar del daño tan profundo y el deterioro que ha causado el gobierno de López Obrador a México, dentro de la propia oposición hay quienes critican ferozmente a Xóchitl por no ser exactamente lo que ellos quieren que sea. Me refiero particularmente a muchos hermanos católicos que, lejos de opinar con objetividad y actuar con misericordia, tal como estamos llamados a hacerlo, no dejan de descalificar y atacar a la única persona que, hoy por hoy, puede derrotar a Morena y ofrecer un rumbo distinto a México: Xóchitl Gálvez. 

La elección de Xóchitl Gálvez como líder del Frente Amplio por México (FAM) ha causado revuelo entre grupos cristianos y católicos pues muchos insisten que ella es contraria a los principios del cristianismo y de la Doctrina Social de la Iglesia y suponen que representa una amenaza a la defensa de valores cristianos fundamentales. Esto es falso. 

Yo soy orgullosamente católico y guadalupano y apoyo a Xóchitl Gálvez. La conozco hace muchos años, le he visto en distintos momentos de su vida y su carrera y me consta que es una mujer valiente, capaz, honesta y trabajadora. Lo digo abiertamente y con gran orgullo. Soy uno más de tantos millones de mexicanos que abrazamos la esperanza que lidera para recuperar a México en 2024. 

Ella sí me representa porque a lo largo de su vida, ha demostrado que importa más lo que hacemos que lo que decimos. Su historia de vida en la que logró superar una serie de obstáculos para convertirse en empresaria, abrir su propia fundación, ser servidora pública, son un ejemplo vivo de que la esperanza y aspiración a una vida mejor siempre nos mantienen a flote y que todo es posible pues la infancia no necesariamente es destino. La manera en la que ella ha construido su historia de éxito luchando por su propia libertad, es un ejemplo de esperanza para millones de mexicanos que soñamos y anhelamos una vida mejor.  

En una elección tan importante y decisiva como la de 2024, no sólo necesitamos creer, esperar y provocar un milagro trabajando duro para lograrlo. Además de la fe, necesitamos la razón para entender la magnitud del punto de inflexión en el que está México y, desde ahí, construir soluciones creativas. Lo que está en juego es salvar al país de una debacle mayor pues no sólo es la república, la democracia y sus instituciones las que están fuertemente amenazadas; es nuestra libertad para elegir y construir un mejor futuro. 

Claudia y su partido esperan ganar lo más posible, para profundizar las reformas destructoras que aún no han podido lograr. Ella es más ideologizada y radical que su propio jefe y tiene la instrucción de profundizar y consolidar lo que ellos llaman “transformación” pero que en realidad es destrucción. Quieren ir mucho más lejos y eso no lo podemos permitir. México no aguantaría seis años más de tanta maldad, ineptitud, corrupción, muerte y destrucción.

Xóchitl es una mujer que reconoce con humildad que no sabe todo, que no tiene todas las respuestas pero que está dispuesta a escuchar, a dialogar, a buscar a los mejores, a rodearse de personas capaces y honestas que le ayuden a construir las propuestas y políticas que permitan revertir los daños tan profundos que ha provocado este gobierno. 

Hermanos cristianos y católicos, Xóchitl no viaja por el país dando homilías pero vive los principios del Evangelio. Desde un inicio ha dicho que esto lo hace por amor, llama a la reconciliación entre mexicanos y ha dejado claro que en todo momento busca la unidad. Ya logró unir a muchos y hacer que el FAM siga adelante y unido. A lo largo de su vida, como lo ha demostrado desde su propia fundación hace muchos años, su motivación ha sido ayudar al prójimo, a los más vulnerables, a los niños desnutridos; a miles de indígenas y personas en condición de pobreza que han mejorado su calidad de vida gracias a su trabajo dentro y fuera del gobierno.

Aunque es plenamente consciente de lo que está mal y de lo que no funciona en México, Xóchitl no descalifica a sus adversarios, no critica ferozmente, ni desprecia a quien piensa distinto. Su promesa se basa en la esperanza y se ha propuesto conquistar muchos corazones más para que, juntos, construyamos una mejor realidad. El camino, insiste, es reconciliarnos, unirnos y trabajar con alegría. A eso estamos llamados no sólo como mexicanos, también como cristianos y católicos. 

Al recibir su constancia como representante del FAM, Xóchitl dijo: “Sólo veo un color, el de México.” Incluso ha pedido que entre familias no haya pleitos por culpa de los políticos. Todo lo contrario a lo que ha provocado Morena. No cualquiera decide asumir un riesgo tan grande como el que ella corre en este momento. La decisión de buscar la presidencia en un país tan deteriorado, claramente está motivada por amor y convicción, aunque muchos no lo entiendan así. El amor siempre implica sacrificio y el servicio a los demás es un gesto de amor verdadero sobre todo cuando pones de por medio tu propia vida y la de tus seres más queridos. 

En una entrevista reciente con Alberto Peláez, Xóchitl dijo: “Soy una mujer que quiere servir al prójimo y que sí entiende la cultura del servicio porque crecí en ella.” Cuando se le preguntó: ¿Cómo es para Xóchitl un mundo ideal?, ella respondió: “No existe. Hay que construir lo más ideal posible pero esto de la vida feliz, no existe, siempre hay problemas. Pero gracias a que hay problemas, puedes disfrutar la felicidad con más intensidad… El mundo ideal es seguir tu corazón… El mundo ideal, para mí como persona es uno y como política es otro… El mundo ideal es tener la entereza para enfrentar los problemas cotidianos.”

Alberto le preguntó: ¿Tú crees en Dios? “Si, mucho”, respondió Xóchitl. ¿Le rezas? “Sí”. ¿Y qué le pides? “Primero le pido por mi familia porque mi familia es lo más importante y le pido que a México le vaya bien.” Xóchitl es una mujer creyente que dice lo que piensa con honestidad y sin poses, pero más importante, hace lo que dice, aunque a veces resulte polémico por salirse precisamente de lo convencional. Es un claro ejemplo de que, la palabra mueve pero el ejemplo arrastra. 

Los cristianos y católicos estamos llamados a vivir con alegría y es algo que debemos reconocerle a Xóchitl. La manera en la que trata a cada persona, la alegría con la que se expresa incluso ante las críticas y descalificaciones, la forma en que disfruta su trabajo. En lo que ha dicho y en lo que hace, son palpables el amor, la vocación de servicio, la unidad y el respeto a la libertad de todos. ¿No es eso a lo que estamos llamados los cristianos y los católicos? 

Que quede claro, vamos a elegir presidenta, no una guía espiritual. Con estas virtudes, es evidente que Xóchitl tiene las cualidades y el liderazgo para encabezar un proyecto político ganador y verdaderamente transformador, empezando porque, a diferencia de Claudia, Xóchitl llama a la unidad y trabaja para lograrla mientras del otro lado se empeñan en descalificar, dividir y generar más odio porque el objetivo es polarizar aún más. 

Hermanos cristianos y católicos, evitemos la división entre nosotros. Si realmente queremos defender la vida, tenemos que votar por quien pueda evitar la continuidad del gobierno que ha causado más muertes en las últimas décadas. Ningún sexenio había sido tan violento como el actual. Por negligencia, corrupción y compilicidad con los criminales, miles de mexicanos han muerto. Dividirnos implica darle ventaja y triunfo a un proyecto manchado de sangre. Eso sí va contra nuestros principios y nuestros valores.

En 2024 los mexicanos habremos de elegir a la próxima presidenta de la república, no a una líder moral. Eso nos diferencia precisamente de Morena que ha construido un fanatismo y culto al gobernante nefasto, alabando a su “mesías” tropical, aún cuando ellos mismos se han visto afectados por sus malas decisiones. Dejemos el fanatismo de lado y evitemos convertirnos en lo que tanto daño le ha hecho a México. Nuestro Salvador es Jesucristo, jamás ningún otro líder ni político de ninguna época. Apoyar a Xóchitl no significa idealizarla, ni darle un cheque en blanco. Implica asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos para ser partícipes y co-creadores del país que queremos; significa vigilar y exigir pero siempre participando activamente asumiendo nuestra co-responsabilidad. 

Hermanos cristianos y católicos, estamos llamados a ser humildes y evitar creernos mejores que los demás pues esa soberbia es destructiva. Estamos llamados a unirnos, a ser misericordiosos entre nosotros y generosos con los demás: “Padre, te pido que todos sean uno, así como tú y yo somos uno.” (Juan 17:21). El anhelo de Jesús, nuestro gran Maestro, expresado en el Evangelio de San Juan, debe ser también el nuestro: la UNIDAD. Ser uno con Él y en Él para que el mundo crea, para que nosotros volvamos a creer y sigamos creyendo que somos absolutamente capaces de construir un mejor país. La estrategia del enemigo es y será siempre sembrar cizaña, dudas, dividir y polarizar. No caigamos más en esa trampa.  

Evitemos ser como nos recuerda el profeta Isaías: “El Señor me dijo: Este pueblo me sirve de palabra y me honra con la boca, pero su corazón está lejos de mí” (Isaías 29:13). Esta es una prueba para poner por delante todo lo que nos une y dejar de lado todo lo que nos divide. Es momento de actuar en congruencia con nuestra fe y con el amor que estamos llamados a vivir. Basta de descalificar y hacerle el juego al enemigo. 

Cuando nuestra propia vida, nuestra libertad y nuestro país están en riesgo, el único cálculo político válido debería de ser UNIRNOS sin importar nuestras diferencias para salvar a México de algo mucho peor. Porque sí, siempre se puede estar peor. Abracemos la Esperanza en la que creemos y que hoy podemos materializar trabajando juntos con una gran mujer al frente como Xóchitl Gálvez y aceptemos el desafío de una de las tareas más importantes de nuestra vida: salvar y recuperar a nuestro México. Estoy seguro que si hacemos nuestra parte, Dios escuchará nuestra oración y hará que el milagro suceda. Estamos a tiempo. ¡Viva México! 

Twitter: @armando_regil

Armando Regil Velasco es Presidente Fundador del Instituto de Pensamiento Estratégico Ágora A.C. (IPEA)

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