Lectura 4:00 min
Recompensas para detectar cárteles
El Centro de Competencia (CeCo) es una organización chilena dependiente de la Universidad Adolfo Ibáñez, que justo acaba de incluir en su red al Colegio de México. La red tiene el objetivo de promover el diálogo sobre regulación y política de competencia económica.
Hace unos días el CeCo me invitó a comentar sobre los Programas de Recompensas y su efectividad para detectar cárteles. Como en México no tenemos un programa así me tuve que poner a leer e investigar, para darme una idea de en qué países existen y cuál ha sido su efectividad.
Mediante los Programas de Recompensas las autoridades de competencia económica de otros países otorgan incentivos económicos a personas que entregan información que es útil para detectar cárteles económicos, es decir acuerdos para no competir que son lesivos para el bienestar social, pues tienen como su principal resultado un incremento en los precios de los bienes y servicios al consumidor.
Estos programas son diferentes a los Programas de Inmunidad (también llamados Programas de Clemencia en algunos países). Difieren en que los programas de inmunidad otorgan incentivos únicamente a los participantes del cártel y dichos incentivos no son económicos, sino que el competidor que acepta haber participado en el cártel se hace acreedor a la reducción de su multa.
No hay muchos países todavía que tengan Programas de Recompensas, a pesar de que han sido efectivos en varios de los países que los emplean. En Estados Unidos, por ejemplo, se usan desde hace varias décadas y su eficacia ha ido creciendo. En Perú desde que se pusieron en marcha, se han recibido muchas solicitudes para presentar información. Como es lógico inferir, algunas serán relevantes y otras no.
Los incentivos económicos que una autoridad puede otorgar a un informante varían mucho a través de los diferentes países. En Pakistán la recompensa puede ir desde los 50 mil hasta los 100 mil dólares, en Perú de los 100 mil a los 200 mil. En Eslovaquia la recompensa máxima es de alrededor de cien mil dólares, en Inglaterra es de poco más de trescientos mil. En Corea del Sur la autoridad puede recompensar a un informante hasta con 3 millones de dólares.
Estas sumas lo obligan a uno a pensar que el Programa de Recompensas tiene que estar correctamente diseñado, puesto que de no estarlo puede ser objeto de malos usos por personas que únicamente estén tratando de conseguir la recompensa a cualquier costa.
Algunas de las discusiones que se deben tener sobre este tipo de programas es si pierde cierto grado de credibilidad la información que viene de alguien a quien se le pagó. O si el programa debe estar abierto para todo tipo de informantes o solo para aquellos que demuestren haber estado participando en alguna de las empresas que se ponen de acuerdo, pero no como principales organizadores del cartel (estos deberían ir al programa de clemencia), sino solo como participantes periféricos. Igualmente se tiene que valorar si un programa de recompensas desincentiva que los empleados de alguna de las empresas implicadas en un cartel acudan primero a los canales internos de la misma empresa a reportar la conducta.
En todo caso, parece adecuado tener más herramientas al alcance que permitan la identificación y detección de cárteles que son lesivos para la sociedad y que por su misma naturaleza oculta son difíciles de detectar.