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Política

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El presidente López Obrador acumula facturas políticas con las mujeres

Las expectativas abiertas al inicio de la actual administración federal entre muchas mujeres que pensaron que, ahora así, podrían atenderse algunas de sus demandas, por tratarse de un gobierno que se dice de izquierda, se esfumaron. 

Las protestas del 8 de marzo del 2021 expusieron el nivel de confrontación entre el gobierno del presidente, Andrés Manuel López Obrador, con los movimientos feministas. Foto EE: Rosario ServinFoto EE: Rosario Servin

El 8 de marzo de 2021 pasó. Para muchas personas, la imagen mental que quedará de las manifestaciones de ese lunes por la tarde, será la de Lila Cizas, una chica autodenominada La Reinota, quien, en al menos dos ocasiones, levantó las latas de gas lacrimógeno que lanzaban los policías contra las manifestantes para dispersarlas, corrió hasta la barda metálica que protegía el Palacio Nacional para regresarlas al otro lado de la cerca, mientras sus compañeras vitoreaban. La escena también resume lo que ha pasado con muchas mujeres en los últimos años: las han golpeado tanto que ya hasta perdieron el miedo.

De acuerdo con feministas, economistas, académicas y expertas en manejo de crisis política, consultadas por El Economista, la marcha del lunes pasado expuso el nivel de confrontación entre el gobierno del presidente, Andrés Manuel López Obrador, con los movimientos feministas, a los cuales, o no entiende o no quiere entender y no acusa recibo de los problemas que padecen las mujeres, particularmente los que tienen que ver con su seguridad y sustento económico.

Además, exhibió la forma en que se cayeron las expectativas abiertas al inicio de la actual administración entre muchas mujeres que pensaron que ahora sí podrían atenderse algunas de sus demandas, por tratarse de un gobierno que se dice de izquierda. Las decepcionó. 

Lo visto ese lunes, también dejó ver la acumulación de facturas políticas que, tarde o temprano, tendrán que pagar, tanto el Presidente como su partido y aquellos que lo secundan en sus decisiones, ya sea en los votos, el debate público o con el agotamiento de su capital político.

De la expectativa, a la decepción y confrontación

Hace dos años, cuando inició la administración del presidente López Obrador, había una expectativa muy importante del movimiento feminista que, por tratarse de un político que se dice de izquierda y con ideas progresistas, pudiera encabezar una administración amigable, sensible y empática hacia algunas de las preocupaciones del movimiento feminista, plantea Isabel Fulda Graue, subdirectora del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE).

A dos años de que el presidente López Obrador asumió el poder, su administración, no solo tiene muchas deudas en esa agenda, sino que su actuación deja mucho que desear.

En ese sentido, Blanca Heredia, académica del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) destaca que si hubiera llegado un gobierno de derecha, no hubiera habido tanta expectativa de que tuviera una actitud favorable, una escucha atenta, respecto de los reclamos del movimiento feminista, pero siendo un gobierno que se ha definido a sí mismo como de izquierda y que tiene en su seno a destacadas luchadoras de los derechos de las mujeres, era viable esperar una relación cercana o atenta a los reclamos de ellas.

No solo eso no ocurrió, sino que se confrontó con ellas, aunque en ese lance, según la académica, lo que ha hecho el gobierno es unirlas, lo cual, no es poca cosa.

Lo cierto es que, pronto vinieron las decepciones. Incluso la activista Sara Lovera, recuerda que la primera ocurrió cuando fungió como jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, cuando se opuso a la legalización del aborto.

Lo que, en todo caso pasó de 2018 para acá, refiere, es que quedó claro que se trata de una persona no empática con los movimientos y demandas de las mujeres.

Eso generó una confrontación discursiva del mandatario con lo que la activista llamó La Cuarta Ola, “que son las niñas que no tienen miedo” y salen a las calles a exigir atención a sus demandas.

En opinión de Fulda Graue, el presidente expone una enorme falta de voluntad política a reconocer el tamaño del problema y a ser autocrítico, lo cual se refleja en las decisiones que ha tomado y las omisiones en las que ha incurrido.

Destaca la incapacidad del mandatario de reconocer los legítimos reclamos de los movimientos feministas, asumiendo que están aliados con la oposición a su gobierno o asegurando que las mujeres son manipuladas  por conservadores o bien que se trata de problemas importados.

“Vemos cada vez más, mayores obstáculos y mayor lejanía de poder encontrar puntos de coincidencia y atención a las demandas. Las imágenes vistas durante la marcha son parte de la cerrazón que hay actualmente”, asegura Graue.

Lo preocupante, es que el asunto no ha quedado ahí. De acuerdo con Fulda Graue, el discurso oficial problemático hacia las manifestantes y las organizaciones de la sociedad civil que tienen como causa la defensa de los derechos de las mujeres, ha hecho imposible construir acuerdos.

Sin embargo, la activista destaca que un punto positivo es que, el cambio de administración permitió que mujeres que han luchado por sus derechos llegaran a puestos públicos importantes, las cuales se han convertido en aliadas importantísimas del movimiento feminista, entre ellas, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.

No obstante, admite que funcionarias como ella, aunque pueden tener una enorme voluntad política para apoyarlas, se enfrentan a obstáculos grandes, representados de manera muy importante por el propio Presidente.

¿Qué cambió?

En ese clima de confrontación advierten cambios. De acuerdo con Fulda Graue, lo que ha ocurrido es el debilitamiento, desprestigio o ataque a instituciones que se consideraban logros ganados por las mujeres, como la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la Comisión Ejecutiva de Atención Integral a Víctimas (CEAV), el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai). Era algo que no se esperaba, subraya.

En el caso de la CNDH, donde además de que su titular, María del Rosario Piedra Ibarra, llegó en una situación cuestionable, su trabajo ha dejado mucho que desear. En tanto, a la CEAV se le ha quitado una parte muy importante de su presupuesto.

“La austeridad republicana ha contribuido a desmantelar servicios públicos, que son importantes para la sociedad, pero particularmente para las mujeres”, remarca.

Pero los agravios no quedan ahí. La activista subraya que, además, se ha acentuado la criminalización de la protesta, “lo cual no se esperaba de un gobierno que proviene de la lucha social y de cercanía con movimientos sociales”.

Incluso, añade, respuestas policíacas como las que se han visto en este gobierno, no se habían tenido en anteriores, que eran considerados no amigables con las causas feministas.

Las desigualdades en el acceso al empleo se ensanchan

Las medidas implementadas por el gobierno federal para contener la pandemia de la Covid-19 han sido particularmente agresivas con las mujeres en el campo laboral.

Fátima Masse, directora de Sociedad Incluyente del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), refiere que este gobierno no ha hecho acuse de recibo de la realidad que padecen miles de mujeres, debido a que la pandemia les ha arrebatado su trabajo y las ha puesto al frente de los cuidados de hijos y familiares.

Lo grave del asunto, es que no hay programas claros para que ellas recuperen sus empleos. La causa está a la vista, dice la especialista: las prioridades de este gobierno están en otro lado.

Para Masse, si bien, el gobierno ha anunciado que la recuperación económica post Covid-19 debe darse con una perspectiva de género, realmente hay que analizar cómo se ejecuta. El diablo está en los detalles, recuerda. 

En su opinión, parece que la estrategia oficial para dotar de autonomía económica a las mujeres es mediante programas de transferencias monetarias (sí, becas). Eso hace que las erogaciones para la igualdad entre mujeres y hombres, contempladas en el anexo 13 del Presupuesto de Egresos de la Federación, sean tan altas en 2021 a diferencia de otros años.

Sin embargo, recalca, lo importante es ver qué incentivos se están derivando de esas políticas.

Pone como ejemplo, el caso del programa de Madres Solteras, que suplió al de Estancias Infantiles, eliminado desde 2019, que, en realidad, se trata de un apoyo que compensa el ingreso de manera momentánea.

Eso no cambia los incentivos. De entrada, deja a las mujeres dependientes, ahora del gobierno, pero dependientes al fin. Además, al desmantelar el ecosistema de estancias infantiles, que permitía que muchas mujeres trabajaran mientras sus hijos estaban en esas instalaciones, trajo serias afectaciones, recalca.

En opinión de la directora de Sociedad Incluyente del IMCO, lo importante es analizar cómo creamos incentivos para que se rompan las barreras, que normalmente evitan que las mujeres entren, permanezcan y crezcan dentro de la economía.

La investigadora destacó que las consecuencias de negar el acceso y permanencia de las mujeres al trabajo remunerado las pagan tanto mujeres como hombres y recalca que el Producto Interno Bruto (PIB) nacional de 2030 podría ser 15% mayor que el de 2020, si se lograra sumar a 8.2 millones de mujeres a la economía en los próximos 10 años.

Eso es importante porque, en la medida en que no captemos este talento, todos como economía, perdemos. Además, se ha comprobado que las empresas que han sido más incluyentes y, donde las mujeres entran a puestos de liderazgo, se han vuelto más rentables, pueden tener mayor retorno del capital y tienen un manejo más cauteloso del riesgo.

Ha habido un pobre cálculo político y pagarán las consecuencias 

Desde dentro y afuera de Morena se analiza el impacto de la confrontación de López Obrador con las mujeres.

La diputada federal morenista, Wendy Briseño Zoluaga, dice tener claro que el gobierno federal tiene que ir a un diálogo más profundo, más allá de los blancos y negros, “tiene que abrirse más a las críticas y debates”. 

De acuerdo con la diputada, aunque hay un gabinete integrado de manera paritaria y hay muchas mujeres que han tenido un compromiso de vida con el feminismo, se pueden profundizar los diálogos con el movimientos feminista, los cuales, se han intentado, pero se pueden hacer de manera más profunda.

La también presidente de la comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados remarca que: “La cuarta transformación tiene que ser aliada de la causa de las mujeres, si no, perdería muchísimo sentido”.

En tanto, la estratega en comunicación política, Giselle Perezblas, plantea que lo que ha ocurrido a raíz de la confrontación entre el Presidente y los grupos de mujeres es que ha habido una muy pobre lectura y cálculo político de los movimientos feministas.

“Este clamor generalizado en contra de la violencia machista no es asunto coyuntural, sino sistémico que ha evaluado mal el Presidente y su equipo, no solo política, sino social, mediática y, sobre todo, electoralmente”. 

El problema para el grupo en el gobierno es que va a tener costos para todos, advierte.

Destaca que algunos políticos se sienten implacables cuando intentan quebrar a las mujeres, más a las que osan expresarse públicamente. Inmediatamente comienzan a tener acciones misóginas.

Lo delicado para ellos, indica, es que se les olvida que sus triunfos han sido construidos, en mayor medida, por ellas.

Por eso, muchos políticos aprenderán, cuando se enfrenten a ellas o a las urnas, sin ellas.

“A ningún político, incluido el Presidente, en ninguna parte del mundo, le alcanza su capital para enfrentarse a la mitad de la población, que representan las mujeres”.

En el caso de México, menciona, las mujeres, conforman las estructuras electorales en las que se sostienen, simplemente porque los liderazgos seccionales y comunitarios son ocupados, casi todos, por mujeres.

Para la también directora general de la consultora Auguro Comunicación, los costos políticos de las decisiones erradas de López Obrador se han trasladado tanto a los presidentes municipales, diputados y a su gabinete.

Complica la situación el hecho que la confrontación del mandatario con los movimientos feministas es directa y su reacción ha sido desafortunada en términos de comunicación política y riesgo.

No ha evaluado el riesgo y lo que explica esa actitud es la soberbia de creer que se puede enfrentar a la mitad del país y ganar.  Por ello, el error en el que está incurriendo el Presidente puede ser histórico para él.

Las consecuencias de esa actitud las verá, en la operación electoral de 2021, donde, de entrada, el reto es mantener la mayoría del Congreso y la mayor parte de las gubernaturas en juego. Se enfrentará a un gran número de mujeres organizadas y a los aliados de sus causas, participando mediáticamente, en redes sociales como en la deconstrucción de los candidatos locales.

En ese sentido, comentó que el desgaste del candidato de Morena a la gubernatura de Guerrero, Félix Salgado Macedonio, pocas veces se ha visto.

El asunto es que justifican su permanencia, en los resultados de las encuestas de Morena, según las cuales no había caído en popularidad; sin embargo, lo que no se midió es cómo se afectó a los candidatos de Morena en otros estados, donde no hay, ni la forma de pensar, ni la idiosincrasia de Guerrero.

Una vez más, remarca, el análisis es poco profundo y la decisión está sostenida en elementos más de soberbia, carácter y temperamento (que han marcado a este gobierno), que en un análisis real de los costos políticos que eso tiene.

La estratega recalca que, en la imagen mental del 8 de marzo de 2021, va a quedar el hecho de que el Presidente puso el muro para proteger el Palacio Nacional, donde vive, y ellas las palabras. Lo mismo pasa en el ámbito político, donde él pone los bloqueos y las mujeres toman las acciones, y todo ello le van a presentar costos que, tarde o temprano, tendrá que pagar no solo él sino su partido y todo aquel actor político que haya respaldado sus acciones.

Desde su análisis, por ahora es probable que no haya disidencias, porque en lo que llaman la cuarta transformación una disidencia implica quedar excluido, pero lo que ha quedado demostrado es que a la sombra de este presidente pocas cosas crecen.

Los políticos que aspiren a cargos de elección popular por Morena tendrán que evaluar los costos. Ver si están dispuestos a sacrificar toda su carrera o la credibilidad que hayan construido durante su trayectoria pública, por defender una instrucción presidencial.

Llama la atención en que, en el caso de las mujeres que participan en el gabinete federal ya hay costos muy claros en el juicio social, como es el caso de la secretaria de Gobernación, que pasó de tener un prestigio muy importante y ahora lo tiene severamente deteriorado, con expresiones hasta ofensivas hacia su persona.

Horas después de la marcha, mientras en este periódico se recogían estos análisis, Lila Cizas, La Reinota de la marcha, posteó en su cuenta de Twitter que su adolescente está “súper feliz”, que sabe que “todo va a estar bien” y que el bullying algún día se va a terminar.

Lila hizo paro “ ¡por mis hermanas!” Eso dice una imagen que da vueltas en redes sociales.

En tanto, en la Plaza de la Constitución, han quitado ya las vallas que cercaron Palacio Nacional. Van marcadas con decenas de nombres de mujeres, víctimas de la inseguridad sin cerca.

diego.badillo@eleconomista.mx

Periodista mexicano, originario de Amealco, Hidalgo. Editor del suplemento Los Políticos de El Economista. Estudié Sociología Política en la Universidad Autónoma Metropolitana. En tres ocasiones he ganado el Premio Nacional de Periodismo La Pluma de Plata que entrega el gobierno federal. También fui reconocido con el Premio Canadá a Voces que otorga la Comisión Canadiense de Turismo, así como otros que otorgan los gobiernos de Estados Unidos y Perú.

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