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Hidalgo cambia de gobernador, pero no de líder
La posibilidad de que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, sea candidato presidencial basta para alinear a los políticos de Hidalgo. El grupo político de la entidad atraviesa por el mejor momento político de su historia.
Contrario a lo que ocurría tradicionalmente en el escenario político de Hidalgo, donde el gobernador saliente mantenía cierta presencia que poco a poco iba disminuyendo hasta consolidarse la figura del mandatario entrante, en esta entidad la imagen que predomina es la del exgobernador Miguel Ángel Osorio Chong, cuya posibilidad de convertirse en candidato del PRI a la Presidencia de la República sirve de factor de cohesión de las diferentes facciones del partido e incluso de la oposición, prácticamente cooptada en su totalidad por esa inercia.
De acuerdo con analistas políticos de la entidad consultados, el Paste Power, como también llaman al Grupo Hidalgo atraviesa por el mejor momento político de su historia, con la posibilidad de ir por más si logra consolidar la candidatura presidencial de su líder indiscutible, el secretario de Gobernación.
Tan sólo podría compararse con la década de los 70, cuando tres hidalguenses lograron ser gobernadores a la vez: Carlos Guerrero en Hidalgo, Alfonso Corona del Rosal en el Distrito Federal y Javier Rojo Gómez en el territorio de Quintana Roo.
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Aunque antes, en 1946, se mencionó como aspirante a la candidatura del PRI a la Presidencia a Javier Rojo Gómez, cuando finalmente el postulado fue Miguel Alemán.
El pragmatismo los alinea
La fortaleza de este momento del Grupo Hidalgo ha sido posible por dos vías: la del pragmatismo político y la imposición ante grupos rivales, dentro y fuera del PRI, que al final, en un cálculo político, han decidido alinearse ante lo que en estos momentos es sólo es una posibilidad: la de apuntalar la posible candidatura presidencial de Osorio Chong.
El gobernador entrante, Omar Fayad, un político que, como el secretario de Gobernación y el gobernador saliente, Francisco Olvera, surge del aula política del exprocurador General de la República, Jesús Murillo, no era la apuesta del hoy funcionario federal para quedarse con la candidatura del PRI al gobierno del estado.
Él apostó en el proceso interno por Nuvia Mayorga, directora general de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.
La exdiputada federal no logró posicionarse en las encuestas, ni tampoco Fernando Moctezuma Perda, quien era el aspirante apoyado por el entonces gobernador Francisco Olvera, así como tampoco José Antonio Rojo García de Alba, quien, se decía, contaba con el apoyo de Manlio Fabio Beltrones.
Fayad fue su propia apuesta. Fue el primero en levantar la mano en la carrera por la candidatura, aprovechando su posicionamiento en el conocimiento de la gente en el estado y su conocimiento de la estructura partidista.
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Al final de la carrera, quien le representó competencia fue el senador con licencia, David Penchyna, quien contaba con las cartas de haber hecho un papel reconocido en la defensa de la iniciativa de reforma energética, que empujó desde su condición de presidente de la Comisión de Energía. No se quedó con la candidatura, pero le asignaron la misión de conducir el Infonavit. Lo cierto es que al final, Osorio Chong y Fayad llegaron a un acuerdo pragmático y caminaron juntos y el resto de los priistas se disciplinaron o decidieron por su propia iniciativa cerrar filas en torno a la candidatura.
Priismo de colores
Después de una campaña donde los candidatos de oposición no lograron levantar las intenciones del voto, al final, en la contienda constitucional, el oriundo de Zempoala, presidente municipal de Pachuca y senador con licencia ganó con 43.5% de los votos frente a 27.6% que obtuvo su más cercano contendiente, el panista Francisco Xavier Berganza. Sin embargo, las cifras de los resultados de la elección de ayuntamientos muestran lo que aparentemente es un serio revés para el PRI, que si bien mantuvo la gubernatura y con ello impidió que esta entidad conociera la alternancia política en el gobierno estatal, sólo ganó 22 de los 84 municipios que conforman el estado. El PAN obtuvo 17 y el PRD 15.
Entre los factores que generaron esos números destaca el descontento de la ciudadanía con administraciones salientes, que se combinaron con cálculos políticos de priistas que cambiaron de partido y, utilizando las siglas de otros, se postularon y ganaron, con lo que al final los grupos caciquiles de diversas regiones del estado mantienen el control político de sus regiones.
Además, al final del sexenio el ahora exgobernador, Francisco Olvera, soltó el control de la maquinaria electoral y no apoyó a los candidatos priistas y dejó que la decisión quedara en las urnas.
Para algunos analistas, lo que ocurrió con la figura del ahora exmandatario fue que siempre estuvo en un segundo plano, debido a la preeminencia del secretario de Gobernación, quien es el líder indiscutible del Grupo Hidalgo.
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La única figura fuerte que pudiera hacerle competencia real es el exgobernador Jesús Murillo Karam, quien ha manifestado abiertamente que no tiene interés en buscar cargo alguno a pesar de que goza de prestigio en el estado.
Grupo Huichapan, replegado
En tanto, el llamado Grupo Huichapan, que fuera poderoso en la entidad hasta 1999, cuando gobernó Humberto Lugo Gil, ahora se observa en la banca.
A su vez, la oposición, con todo y las posiciones en los ayuntamientos y en el Congreso, donde PAN tiene siete escaños y el PRD tres, no tiene la fuerza suficiente para competir en esa área, donde PRI y PVEM tienen 16 posiciones.
diego.badillo@eleconomista.mx