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Ven riesgo por falta de perfil en los programas
El modelo económico y los programas de atención social implementados en las últimas tres décadas no han podido evitar que el país enfrente una mayor pobreza.
La Cruzada Nacional contra el Hambre ha despertado en instituciones académicas y organismos no gubernamentales una crítica desde el momento en que se puso en marcha. De acuerdo con analistas, su instrumentación fue un reconocimiento a que los modelos social y económico de los últimos 30 año no han funcionado y de no efectuar cambios estructurales en su diseño podría quedar como un programa asistencialista más.
Según el artículo La Cruzada Nacional contra el Hambre: Oportunidades y Desafíos , elaborado por el Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey, el modelo económico y los programas de atención social implementados en las últimas tres décadas no han podido evitar que el país enfrente una mayor pobreza; ello, reconocido en la implementación de la Cruzada.
A decir del director académico del Instituto para el Desarrollo Industrial y para el Crecimiento Económico (IDIC), José Luis de la Cruz Gallegos, la Cruzada nació carente de un perfil propio y por consecuencia no tiene programas ni presupuestos específicos; de continuar con esta tendencia, se corre el riesgo de que esta política pública no alcance a resolver los problemas de pobreza.
Durante la presentación de la Campaña CRECE de la organización internacional Oxfam, llevada en octubre, el director académico del IDIC exhibió la necesidad de convertir esta cruzada en una política de Estado con planes a mediano y largo plazos, pues advirtió que en un sexenio la pobreza no será erradicada y se requieren estrategias permanentes para combatirla.
En tanto, en el marco del Decreto sobre el Sistema Nacional para la Cruzada, Oxfam y nueve organizaciones más advirtieron que los alimentos transgénicos amenazan la Cruzada.
Las organizaciones civiles expusieron que la Cruzada debe ser parte de un proceso más amplio e integral, en donde se reconstruya el tejido social y la administración pública en sus tres órdenes de gobierno.
El reconocimiento del problema no es suficiente, porque si no se eliminan las causas de la pobreza y el hambre, difícilmente se podrán resolver los enormes desafíos que éstas representan. Lo manifestado en la propuesta del Ejecutivo es insuficiente, puesto que muchas de las causas de estos problemas tienen su origen en el propio modelo económico .
ana.langner@eleconomista.mx