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Aborto libre y seguro, "una grieta en el orden patriarcal y su poder”

“Este es un tema de derechos humanos, es un tema de derechos de las mujeres, un problema de salud pública, pero también individual, por eso es un tema de justicia social”, sostiene la doctora Eli Bartra, cofundadora del área Mujer, Identidad y Poder de la UAM-Xochimilco

En abril de 2007, la Ciudad de México se convirtió en la primera entidad en aprobar la interrupción legal del embarazo. En ese año, se aprobó el dictamen con 44 votos a favor, 19 en contra y una abstención, tras esta aprobación, la entonces Asamblea Legislativa del Distrito Federal especificó que las mujeres podrían interrumpir su embarazo durante las primeras 12 semanas, entre otros agregados.

A partir de ese momento se ha demostrado que la decisión fue acertada, pero aún siguen pendientes acciones muy importantes. Durante esta semana que se celebran los 15 años de la decisión, la doctora en Filosofía y Sociología de la Literatura Eli Bartra, profesora investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana- Xochimilco (UAM-X), activista y militante del movimiento feminista mexicano desde 1974, comparte con El Economista una serie de reflexiones al respecto.

“Esto representa uno no rotundo a la maternidad forzada, por lo tanto, la posibilidad de abortar de manera libre y gratuita representa una grieta en el orden patriarcal y su poder, se trata del empoderamiento de más de la mitad de su población y un aumento en la calidad de vida”.

Asegura que el empoderamiento femenino cuesta mucho trabajo, “ha costado muchas luchas y han tenido que pasar décadas para ver los resultados que tenemos hoy, pero estamos apenas en los inicios. El 7 de septiembre del 2021 la Suprema Corte de Justicia despenalizó el aborto por unanimidad, ninguna mujer o persona gestante puede ser castigada penalmente en ningún estado de la República por practicarse un aborto, este es un paso muy importante, pero la lucha continúa”.

Durante su participación en la charla "De la despenalización a la acción segura y confiable", organizada por Telefem, la especialista, ex coordinadora de la Maestría en Estudios de la Mujer y excoordinadora del Doctorado en Estudios Feministas de la UAM-X, reflexionó sobre la historia de la despenalización del aborto, asegura que “se trata de muchas décadas, no todo empezó hace 15 años, aunque en estos días celebramos este gran acontecimiento”.

Es casi medio siglo de luchas. En 1936 la escritora y abogada Ofelia Rodríguez Navarro, fue encarcelada por activista, comunista y feminista, de nacionalidad cubana tuvo que ser exiliada en México y junto con la doctora Matilde Rodríguez, contribuyeron para formar el Frente único proderechos de la mujer. “Ellas fueron las primeras en proponer reformas al código penal y escribieron el texto El aborto por casusas sociales y económicas, ellas fueron directo a una parte fundamental del problema, sin embargo no fueron escuchadas”.

Dijo que desde ahí, paso a paso y muy lentamente, con avances y retrocesos, se ha ido recorriendo el camino hacia la despenalización completa y la legalización como una práctica, libre, gratuita, pero todavía con faltantes.

Durante el feminismo de la llamada segunda ola o neofeminismo, que inicia en México en el año de 1971, diversos grupos de distintas posiciones lucharon por la despenalización del aborto y además contra la violación y la no existencia de mujeres golpeadas, hoy en día la no violencia doméstica. En 1976 se creó la Coalición de Mujeres Feministas, que a su vez, después de años de trabajo formuló la propuesta de proyecto de Ley de Maternidad Voluntaria, pero nuevamente “quedó guardada en un cajón”.

Luego el Movimiento Nacional de Mujeres se manifestaba cada año en el monumento a la madre, todas vestidas de negro y alzaban la voz por las madres muertas en aborto. El proyecto de maternidad voluntaria no solo incluía la despenalización del aborto, que incluía como punto fundamental la educación sexual amplia (cosa que no se ha logrado), también el acceso a anticonceptivos baratos y seguros, y la no esterilización forzada.

En 1990 Chiapas estuvo a punto de despenalizar el aborto por causales como: Si la pareja lo quería, si la madre era soltera, o por razones económicas, “era un gran avance la propuesta en aquellos años, pero la Iglesia se opuso de tal manera que la propuesta se congeló, incluso a la fecha Chiapas sigue sin despenalizar”. Luego en el 2000 hubo una gran presión de grupos feministas que acaparó la agenda pública, con ello se lograron avances en la llamada Ley Robles, por haber sido impulsada por Rosario Robles.

Aun con estos avances, Eli Bartra recordó que todavía se prohíbe el aborto en muchas partes de la República, “fundamentalmente por razones políticas, religiosas y morales, convirtiéndolo en una forma más de violencia hacia las mujeres”.

Ella comparte que el poder de decidir no es únicamente sobre los propios cuerpos, también favorece y es algo fundamental para los estados, sobre la demografía del país; además, el aborto lleva aparejada la libertad sexual de las mujeres. “Hay que recordar que la posibilidad de abortar no obliga a nadie y eso se le olvida a las personas antiaborto de México y del mundo, creen que porque está despenalizado obliga a las mujeres y personas gestantes, esto no es verdad, simplemente permite capacidad de elección”.

Concluye que esto es una lucha por la vida, la vida de las mujeres y por la calidad de vida de hijos e hijas que vienen al mundo y que desde luego, ni el Estado, ni la Iglesia, ni los grupos antiaborto se ocupan de ellos. “Este es un tema de derechos humanos, es un tema de derechos de las mujeres, un problema de salud pública, pero también individual, por eso es un tema de justicia social”.

nelly.toche@eleconomista.mx

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