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Abuso y mal uso de los antibióticos en México

Los fármacos son demandados para casos de resfriado común, bronquitis y tos.

Foto: Archivo

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La temporada de invierno no solo viene enmarcada de fiestas y encuentros emotivos, con la época los casos de resfriado común, influenza, bronquitis y tos aumentan considerablemente. A pesar de que esto es relativamente normal debido a la exposición constante de frío extremo, es un problema que no sabemos atender de manera adecuada, así, “miles de pacientes corren el riesgo de complicaciones  especialmente por el mal uso de antibióticos”, advierten los especialistas.

De acuerdo con el Boletín Epidemiológico del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica, hasta la semana 49 se han presentado en el país 22 millones 718,449 casos de infecciones respiratorias agudas, 577,463 se presentaron en la última semana de información.

Datos del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) revelan que entre 80% y 90% de todas las recetas de antibióticos se extienden en las consultas de primer nivel de atención, sobre todo a pacientes con infecciones respiratorias. La prescripción innecesaria de antibióticos en la atención primaria constituye un fenómeno complejo, relacionado, principalmente, con factores que tiene que ver con una mala interpretación de los síntomas y un diagnóstico incierto.

De acuerdo al estudio “Uso de antibióticos en México: revisión de problemas y políticas”, no existe una estrategia nacional sobre antibióticos que se refleje en las políticas farmacéuticas y de salud del país, el uso inadecuado de antibióticos representa un riesgo para la salud y un desperdicio de recursos económicos en los servicios de salud. Además, contribuye al aumento de la resistencia bacteriana que, a su vez, incrementa los gastos.

La falta de información independiente sobre medicamentos; la influencia de la información proporcionada por la industria farmacéutica; la percepción de las expectativas de los pacientes en cuanto a recibir medicamentos y, por último, la prevalencia de patrones de tratamientos incorrectos, pero institucionalizados, son algunas de las razones que este estudio comparte sobre la prevalencia de los antibióticos en enfermedades que no lo ameritan, y es que en realidad del total de casos de infecciones respiratorias, apenas entre el  10 y el 15% requiere este tipo de tratamientos.

¿Cómo atacar este problema?

El INSP asegura que hay estudios que demuestran que la satisfacción de los pacientes depende más de una comunicación eficaz que de la entrega de una receta de antibióticos o de cualquier otro medicamento, y que la prescripción de un antibiótico para una infección de las vías respiratorias altas no reduce el índice de visitas posteriores a la consulta.

Agrega que es importante advertirle al paciente acerca de lo que puede esperar durante su enfermedad, así como indicarle un plazo de recuperación realista y ofrecerle estrategias de auto-cuidado.

José Lorenzo García, director médico del laboratorio Biocodex México, nos da además algunas recomendaciones para un consumo responsable de antibióticos en esta temporada de frío:

• Los antibióticos curan solamente enfermedades de origen bacteriano, no un dolor de espalda o un resfriado común (de origen vírico).

• No se deben usar los antibióticos que sobraron de ocasiones anteriores, ni tampoco compartirlos con alguien más, ya que cada persona y tratamiento son diferentes: solo el médico puede decidir cantidad y duración.

• Antes de tomar antibióticos es imprescindible consultar al médico.

• El no tomar en cuenta estas recomendaciones aumenta el riesgo de que cualquier persona, de cualquier edad y país, pueda contraer una infección resistente a los antibióticos: de ahí la importancia de su consumo responsable.

Agregó que para el caso de las personas que consumen antibióticos debidamente recetados, es importante señalar que no siempre los que eliminan más bacterias son los mejores, puesto que muchas de ellas tienen una actividad beneficiosa para el organismo y se ven comprometidas por el efecto del medicamento. Por eso recomienda que todo tratamiento con antibióticos vaya acompañado de toma de probióticos, microorganismos vivos que podemos encontrar en los productos lácteos y alimentos fortificados, pero también en comprimidos, cápsulas y sachets, que en este caso contribuyen al cuidado y fortalecimiento de la microbiota intestinal y la función inmunitaria.

Otras medidas que se sugieren como preventivas a esta temporada de frío que se prolongará hasta finales del mes de febrero y principios de marzo son:

• Cuidar la higiene personal y saneamiento; que incluye lavado de manos frecuente, estornudo de etiqueta (cubriendo nariz y boca con el antebrazo), no escupir, no tocarse la cara con las manos sucias, limpieza y desinfección de superficies y objetos de uso común.

• Uso de ropa adecuad: gorro, guantes, bufanda y calcetines.

• Evitar cambios bruscos de temperatura y corrientes de aire.

• Consumir alimentos y complementos con alto contenido de vitamina C y D (frutas y verduras).

• Procurar un consumo abundante de líquidos.

Antibióticos son buenos, pero no en todos los casos

Desde su descubrimiento, los antibióticos han servido como la piedra angular de la medicina moderna. Sin embargo, su persistente abuso y mal uso han favorecido desde molestias controlables, como la diarrea, hasta problemas salud pública a nivel global como la resistencia antimicrobiana, por lo que su consumo responsable es hoy una prioridad.

Ya lo decía el doctor Antonio Lazcano, uno de los científicos más reconocidos por su trabajo en biología evolutiva, durante la conferencia Biología del siglo XXI. En los últimos años, algunos de los enemigos más peligrosos del ser humano son de tamaño microscópico. Afortunadamente, existen antibióticos que pueden combatirlos, sin embargo, los procesos humanos han estado poniendo en riesgo su eficacia. “hoy en día enfrentamos el problema, cada vez más fuerte, de la resistencia a los antibióticos”.

Esto se debe en parte a que las personas consumen antibióticos mal y en exceso, ya sea que los tomen cada vez que se enferman, que no terminen los tratamientos, o que éstos vengan adheridos en los alimentos que consumen día con día. Esta resistencia se vuelve problemática en el momento en que los virus y las bacterias viajan de un continente a otro en tan solo unas horas, gracias a la facilidad de los transportes aéreos y terrestres, y pueden acabar con poblaciones enteras si los medicamentos no funcionan.

Él asegura que la biología es una ciencia impredecible, el comportamiento de los seres vivos está regido por reglas, que los científicos a la fecha siguen tratando de descifrar, y por interacciones tan complejas que cualquier cambio en el ambiente las puede afectar; ante eso, la mejor defensa es una buena ofensiva, que comienza por la vacunación y, por supuesto, una reducción en el consumo de antibióticos sin prescripción y supervisión médica.

nelly.toche@eleconomista.mx

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