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Conaculta: 25 imposibles ?en sus 25 años

Cumple 25 años el Conaculta. Los presidentes Salinas, Zedillo, Fox y Calderón no pudieron ir más allá de un decreto para operar la política cultural. Y sigue el sendero sin vuelta con Enrique Peña Nieto.

Cumple 25 años el Conaculta. Los presidentes Salinas, Zedillo, Fox y Calderón no pudieron ir más allá de un decreto para operar la política cultural. Y sigue el sendero sin vuelta con Enrique Peña Nieto.

A este callejón sin salida se suman, con escasos méritos, varios miles de legisladores según el nicho: en la Asamblea del Distrito Federal, en las cámaras de Diputados y Senadores, en los congresos locales. También secretarios de Estado, fundamentalmente de la SEP y sobre todo de la SHCP, piedra de toque para cualquier ajuste de paradigma de la Administración Pública Federal.

En la refriega, los titulares del Conaculta se han inclinado por no alterar lo que Salinas instaló. Tovar suma ya nueve años, ocho meses, Sari Bermúdez cubrió su sexenio. Flores Olea logró más de tres años, Sergio Vela más de dos y Sáizar casi cuatro.

Agreguemos la oleada de funcionarios en todos los organismos del Consejo, en la acción de réplica.

A los trabajadores sindicalizados que llevan 25 años en la negación. Y tantos que, incontables, dan sentido a la vida cultural del país, que son ecosistema del aparato institucional y del sector cultural en su más amplia acepción.

Cinco lustros que acumulan numerosos imposibles. Un no a una auténtica reforma cultural. Un no al liderazgo reformador. Un no a la renovación de cuadros. Un no a redimensionar el Estado cultural para dotarlo de fortaleza ante una sociedad que cambia vertiginosamente. Un no a abatir el rezago institucional.

1. Imposible un marco legal que genere armonía en la intervención del Estado cultural.

2. Imposible regenerar a los institutos nacionales de Antropología e Historia y de Bellas Artes y Literatura.

3. Imposible lograr mayores presupuestos e imposible la equidad, transparencia y rendición de cuentas en la distribución del gasto público. Su centralización y discrecionalidad, imposible de revertir.

4. Imposible derogar el Servicio Profesional de Carrera que tanto daño ha hecho.

5. Imposibles relaciones laborales que permitan una vida sindical sin confrontación.

6. Imposible acabar con la creciente informalidad laboral del Consejo. La jubilación toca puertas: retiro y sustitución son graves problemas.

7. Imposible un nuevo modelo de gestión cultural y de administración de los bienes, servicios y productos culturales.

8. Imposibles paraestatales rentables en beneficio del mercado cultural.

9. Imposible hacer negocios para generar mayor riqueza y distribuirla en bien de la misma sociedad.

10. Imposible estimular una mayor inversión productiva, sobre todo la que viene de los microempresarios y emprendedores culturales.

11. Imposible la sensatez para derogar la ley del libro y limitar la producción estatal.

12. Imposible acabar con el componente de beneficencia del Fonca. Imposible dejar de gastar fondos públicos en quienes no tienen capacidad de insertarse en el mundo laboral.

13. Imposible dejar de dar becas una y otra vez a los mismos.

14. Imposible desaparecer las becas que son pensiones de lujo.

15. Imposible contar con una política de planeación medible, auditable y, sobre todo, útil para diseñar el desarrollo.

16. Imposible reedificar la educación artística y la investigación.

17. Imposible replantear el Centro Nacional de las Artes ante su fracaso.

18. Imposible entender que los estados y municipios deben ser en verdad corresponsables.

19. Imposible que el Consejo vea a la sociedad civil como la gran ejecutora del futuro. Imposible entenderla como inversión.

20. Imposible dotar a las instituciones que ven por el patrimonio de un andamiaje legal que les permita movilizar la economía. Que puedan resolver para bien los intereses comerciales que afectan nuestro legado histórico.

21. Imposible ampliar el sentido integral de la diplomacia pública y cultural, en la que el Consejo es coadyuvante a lo que dicta la cancillería y no al revés.

22. Imposible reinventar la atención a las culturas populares.

23. Imposible que el Fonart regrese a la órbita del Conaculta para refundarlo con un amplio sentido de negocio.

24. Imposible que la política cultural se entienda con el legislativo.

25. Imposible una transversalidad y un posicionamiento del Consejo o por qué no, una Secretaría de Estado, que opere para resolver conflictos de competencia y regulación en el ámbito audiovisual.

Imposible el debate para cambiar.

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