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Arte e Ideas

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El Tao: mucha danza, le falta teatro

La compañía china presenta imágenes bellas, nunca vistas y poderosas; sí tiene un pero.

Es extraño iniciar una reseña de danza hablando de detalles del lenguaje, pero parece que así tiene que ser en el caso de la compañía Tao Dance Theater, el primer espectáculo del Festival Internacional Cervantino que tengo oportunidad de ver este año.

Afuera del teatro Juárez me encuentro a Rodrigo Johnson, director de teatro, que no encontró boleto. ¿Qué te parece? -me dice- Teatro chino, en miércoles y no hay un solo boleto. Pasamos a la taquilla desde las cuatro de la tarde y nada .

La noticia me alegra, aunque la víctima de la situación sea un amigo. Desde que llegué a Guanajuato, la gente local me ha estado diciendo cómo el Cervantino ya no es lo que era… en cuanto a número de personas en las calles. Entre semana está como cualquier día normal , me dicen. No extrañan las épocas de los años 80 y 90 cuando el encuentro era una inmensa fiesta-borrachera callejera, pero sí las ganancias que aquello dejaba.

Pero al menos la gente que está en Guanajuato llena los teatros , me digo mientras ocupo mi asiento en un palco del Juárez y abro el programa. Al leerlo me doy cuenta de que en realidad no voy a ver ni un poquito de teatro, pues se especifica que el coreógrafo evita a toda costa lo narrativo; es decir, los personajes y el conflicto que son la esencia del teatro.

LO NUNCA VISTO

En cuanto inicia 4 (Tao Ye -coreógrafo, fundador, director y bailarín de la compañía- no pone nombre a sus obras para no generar expectativas, falsas o certeras) nos damos cuenta de que estamos ante una propuesta original y poderosa.

Los cuatro bailarines no tienen ni que moverse para dar esta impresión; pero se mueven y la sensación de maravilla se multiplica. La música y la iluminación engrandecen la escena y el término orgánico -que podríamos aplicar a la obra en que los cuatro bailarines se sincronizan como un sólo ser- nos incluye: estamos visceralmente maravillados.

Hay un pequeño pero , mas está uno tan arrebatado que apenas se atreve a formularlo…

PERO ¿Y EL TEATRO?

Al comenzar 5, con cinco bailarines en escena enredados, hechos un amasijo que se mueve como un sólo organismo; una amiba hecha de humanos, nos maravillamos una vez más y de una nueva forma: la propuesta es tan original, poderosa y atractiva como la de 4 y, sin embargo, es radicalmente distinta. También permite que el pero tome forma.

Me dirán que tengo una insensibilidad occidental; que quiero muertos y balazos y que no sé apreciar el arte contemplativo y abstracto, pero no puedo evitar sentir que al Tao Dance Theater le falta el teatro; es decir, una narrativa, o le sobra un poco de contemplación.

Y es que, si bien en un principio nos impacta con lo nunca visto, hacia el final de las obras tenemos la impresión de que ya lo vimos, lo acabamos de ver desde hace unos minutos, de hecho.

Aunque sí creo ser capaz de apreciar el arte contemplativo y abstracto, no voy a defender mi punto de vista subjetivo, pero sí daré un dato objetivo: si bien los movimientos de los bailarines en 5 no cambian sustancialmente a lo largo de la obra, la música de Xiao He (a la que tal vez deberíamos llamar paisaje sonoro, más bien) cambia al menos en cinco ocasiones; cambios grandes de rítmica, propuesta armónica e incluso de instrumentación. Hay ahí rompimientos y evolución que no vemos en la danza.

Así, las falsas expectativas que Tao quiere evitar al nombrar las piezas se dan con el nombre de la compañía, al menos en español, pues en inglés theater hace referencia sobre todo al recinto y -en general- a lo que ocurre dentro de él (lo que nosotros llamamos teatro como fenómeno escénico en inglés se dice drama). Ignoro cómo se nombran ambos conceptos en chino mandarín.

Confío en que señalar este pequeño pero no nuble el hecho de que el Tao Dance Theater logra obras de inmensa y casi increíble belleza.

Cierre en grande

El Festival Internacional Cervantino promete cerrar en grande. Entre lo más recomendable a partir de la tarde-noche de este jueves está: Legend Lin Dance Theater. Ésta compañía china ya nos deslumbró antes y ahora promete hacerlo aún más.

Kiss & Cry también es danza, pero viene desde Bélgica.

Deutsches Theater Berlin, la compañía alemana, ya ha conmovido al FIC antes y ahora seguro lo logrará con La máquina Hamlet.

Camerata Ireland, con los siete conciertos para piano de Beethoven.

Ara Pacis, el teatro callejero espectacular de la Comunidad Valenciana es, literalmente, un polvorín y un manifiesto pacifista.

La Alhóndiga estará activísima con Agente secreto de Tony Allen (Nigera/Francia), Paté de Fuá (México), Zap Mama (Bélgica/Congo) y con el homenaje a José Alfredo Jiménez.

manuel.lino@eleconomista.mx

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