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La censura es mucho más que un acto de represión: Robert Darnton

El director de la Biblioteca de la Universidad de Harvard instó a estudiar el fenómeno histórico de forma etnográfica y como un ingrediente más de la cultura política. A lo largo de la historia, ésta se ha disfrazado de privilegios legítimos y también a través de ideologías que implantan la autocensura al momento de la creación.

La censura no es el mismo ente en todas las regiones y mucho menos ha sido una práctica calcada en todos los momentos históricos. Ésta ha variado según las características del régimen en el que se impone. Por ello, es preciso estudiarla de forma etnográfica y como un ingrediente más de la cultura política. Se requiere desincrustarla de la categoría del villano de la historia con unas características bien definidas, casi calcadas, como los actos de represión.

El investigador estadounidense Robert Darnton, doctor en Historia por la Universidad de Oxford, actualmente director de la Biblioteca de la Universidad de Harvard, reconocido hoy en día como una de las voces más influyentes en Estados Unidos sobre la historia cultural, presentó este martes la conferencia “Cómo ha operado la censura: una historia comparada” como punto inaugural de la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios (FILUNI) que se lleva a cabo en el Centro de Exposiciones y Congresos de Ciudad Universitaria de la UNAM.

Para llegar a nuestro presente, Darnton explicó con virtuosismo el contexto de tres momentos históricos de la humanidad y sus particularidades sobre la censura de los libros: del siglo XVI al XVIII franceses, la India británica del siglo XIX y, finalmente, la Alemania comunista, sobre todo durante sus últimas décadas.

“Un hombrecillo verde hablándome al oído”

Sobre los tres casos, el doctor señaló: “se puede ver cómo es que las culturas políticas se cristalizan alrededor de principios centrales: el privilegio en el caso del siglo XVIII, en Francia; la vigilancia en la India del XIX, y la planeación escrupulosa en el siglo XX comunista. En cada uno de ellos, la censura permeó la vida literaria y fue dando forma a la literatura como un sistema cultural dentro del orden político–social. Además, se daba a todos los niveles y diariamente, a través de un proceso de interpretación, de compromiso, complicidades y negociaciones”.

“¿Acaso la censura implica restricciones de todo tipo, incluyendo las del mercado, como lo entienden los marxistas, o en el subconsciente como lo estudia Freud?”, planteó el ponente, y respondió que cualquier acto de palabra hablada puede ser objeto de censura, no obstante –matizó–, esta concepción puede trivializar el acto de censura.

“Debemos tomar muy en serio el testimonio de autores que realmente sufrieron la censura, en particular durante la Guerra Fría: Aleksandr Solzhenitsyn, en Rusia; Milan Kundera, en Checoslovaquia; Norman Manea, en Rumania. Todas estas personas escribieron registros de su experiencia con la censura bajo el régimen soviético y hablaron de cómo es que operaba. Uno de ellos dijo: ‘es un hombrecillo verde hablándome al oído y cuando estoy escribiendo, me dice: ‘¿seguro que quieres escribir eso? Te podría meter en problemas’”.

Para ampliar la concepción sobre lo anterior, Darnton puso sobre la mesa un tema al que denominó “el dilema del antropólogo”. Cuando los antropólogos salen a trabajo de campo –dijo–, “intentan ser neutrales y tratan de tener un diálogo con la gente a la que están estudiando, sin embargo, es común que se encuentren con prácticas que los horrorizan, por ejemplo, la circuncisión femenina. No importa lo mucho que lo intenten, no pueden dejar de lado sus propios valores o evitar la sensación del egocentrismo”.

En conclusión, señaló el historiador, “debemos entender la censura y no solamente condenarla, pero al hacer este intento por comprenderla, también debemos tomar una postura en cuanto a la libertad de expresión, particularmente hoy, cuando el Estado, con la ayuda de Facebook y de Google, nos están vigilando todo el tiempo”, advirtió.

¿Qué tienen en común privilegiar y censurar?

Antes de llegar a esa conclusión, el historiador relató ejemplos paradigmáticos de los ya mencionados tres momentos históricos.

Señaló que el privilegio fue una palabra clave para comprender la censura durante la Francia de los siglos XVI, XVII y XVIII. “Los privilegios funcionaban como versiones modernas tempranas del derecho de autor (...) los privilegios existieron en todos lados bajo el antiguo régimen de Francia y en todos los niveles de la sociedad. En el caso de los libros, un privilegio transmitía los derechos exclusivos para vender un texto”. La persona que tenía ese derecho era privilegiada y, por tanto, censuraba al resto sin acceso a esa licencia.

En el caso de la Alemania oriental –explicó más adelante con base en investigaciones personales realizadas poco después de la caída del Muro de Berlín: “el sistema involucró mucha prohibición o eliminación de libros cuando se les colaban. Pudimos averiguar cómo el partido comunista trataba de controlar a los autores. Nos encontramos con que tenían una oficina especial en la que conservaban registros de todas las solicitudes al partido de parte de los diferentes autores. ¿Y qué solicitaban? Por ejemplo, un mejor departamento, permiso para mudarse de ciudad o para comprarse un departamento o un auto, lo mismo que para leer literatura occidental. (Al acatar la censura, muchas veces autoimpuesta) un autor podía ponerse hasta arriba de una lista, por ejemplo, para que sus hijos pudieran ir a la universidad, que no era fácil en Alemania del Este, e incluso también para viajar al otro lado del muro”.

Algunas obras de Darnton publicadas en español:

  • El coloquio de los lectores. Ensayos sobre autores, manuscritos, editores y lectores (FCE, 2003)
  • Censores trabajando. De cómo los Estados dieron forma a la literatura(FCE, 2014)
  • La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura (FCE, 2018)
  • Los best sellers prohibidos en Francia antes de la revolución (FCE, 2008)

Más sobre el conferencista

Robert Darnton es reconocido como uno de los historiadores vivos más importantes en Estados Unidos. Se unió al cuerpo de profesores de la Universidad de Princeton en 1968, mientras que en 2007 se le concedió el estatus de profesor emérito y ese mismo año fue nombrado director de la biblioteca de la Universidad de Harvard. En 2004 recibió el Premio Gutenberg que la Sociedad Internacional Gutenberg entrega a personajes destacados por sus logros artísticos, técnicos y científicos en el campo de la imprenta.

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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