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Medalla Bellas Artes a Rodrigo Sigal, una mente irrepetible de la música

Reconocen con la presea al compositor electroacústico. “Me di cuenta de que Rodrigo no era una persona común”, reconoció el también reconocido flautista Alejandro Escuer al introducir la premiación de su colega y amigo en Bellas Artes. Sigal evocó a sus maestros Mario Lavista, Javier Álvarez y Daniel Catán.

Foto: Cortesía

Foto: Cortesía

El trabajo de Rodrigo Sigal es uno de esos casos excepcionales del arte musical en los que la composición no es que la música se parezca a su creador como una identidad destinada a replicarse sino que, de parecerse a quien la crea, es porque nunca deja de romper paradigmas.

Sigal es un siempre convencido de que en todo elemento capaz de generar un sonido hay posibilidades expansivas para este arte incontenible. Después de todo, la música sabe encontrarse con aquellas mentes que le ayudan a satisfacer y compartir su afán evolutivo.

Por esta razón, el peculiar compositor electroacústico, formador de músicos y gestor mexicano Rodrigo Sigal, con escasos 52 años de edad pero con una vasta e inquieta obra, recibió la Medalla Bellas Artes 2024 en la disciplina de Música, esto desde la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

Lo anterior, por acuerdo del comité dictaminador integrado por las y los ganadores de las ediciones anteriores: la compositora y catedrática Ana Lara; el compositor, intérprete y director de Tambuco, Ricardo Gallardo, y su símil, el guitarrista, compositor, arreglista y docente Gerardo Tamez, además de la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), Lucina Jiménez.

“A este tipo hay que conocerle más”

Para entregarle uno de los máximos reconocimientos que entrega el Estado mexicano a la trayectoria de las figuras de la creación en diversas disciplinas dentro de nuestro país, se apersonó la directora general del INBAL junto con Luis Tareke Ortiz, titular del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales, y el flautista Alejandro Escuer, amigo del homenajeado y quien se encargó de introducirlo.

“En nuestro primer encuentro, además de enseñarme algunas de sus obras, Rodrigo compartió conmigo los nombres de sus más cercanos amigos y compañeros compositores, para grabar lo que sería el primer disco en México dedicado a obras para flauta y música electroacústica. Desde entonces, me di cuenta de que Rodrigo no era una persona común. No se trataba tan sólo de un compositor interesado en dar a conocer su música como cualquier otro. Poco tiempo después lo escuché dando un concierto en un cine, donde el público en algún momento de la presentación tenía que usar un antifaz con el fin de inhibir la visión en favor de enaltecer y agudizar las capacidades de escucha. A este tipo hay que conocerle más, me dije a mí mismo”, refirió Escuer en su introducción al homenajeado.

Más adelante, describió la manera en la que ambos decidieron fundar en el 2000 el proyecto Lumínico, aquél “con las características de rebeldía en las que ambos coincidíamos”, y añadió que Sigal “se convirtió en el perfecto cómplice para improvisar”, con una incorporación sonora que no conocía límites, desde los sonidos de las monedas al caer, el de un taladro, los de latas vacías y palanganas de agua, entre un sinfín de exploraciones.

Una de las características primordiales de la obra musical de Sigal, añadió su colega y amigo, es la integración, “es decir, la colección de sonidos disímiles, provenientes de las más fascinantes y diversas fuentes sonoras en un discurso que utiliza con frecuencia citas o ready-mades que se transforman y adquieren nueva significación. Su música tiene una fuerza especial y presenta sofisticados planos sonoros a contraluz. Y así como su música es integradora, incluyente y original, así es su filosofía de vida”.

“A pesar de la incertidumbre”

Después de recibir la distinción de manos de las autoridades de Bellas Artes, Rodrigo Sigal, alumno de grandes como Mario Lavista, Javier Álvarez y Daniel Catán, reconoció: “entendí de ellos que componer es un proceso solitario, pero que hacer música también en un proceso público, que el trabajar inventar y acomodar el sonido es tan importante como el de crear redes de personas afines para compartirlo, que es importante componer pero también lo es fomentar los espacios para que la música suceda para más gente”.

Agradeció a amistades, colegas, alumnos, familiares, quienes han permitido un desarrollo con libertad en la creación de la música, y dijo: en “hacer eso que me gusta todos los días”.

Y señaló: “hoy me queda claro cómo he tenido la fortuna de realizar mi carrera en el marco de un país con políticas culturales que, a pesar de la incertidumbre y cambios constantes, han sido definitivas para el contexto actual de la música nueva y otras disciplinas en México”.

Finalmente, compartió una memoria de su amigo y maestro Javier Álvarez. “Me decía que era importante reflexionar sobre para qué hacer música con nuevas tecnologías, incluso hoy no estoy seguro de si eso es posible de definir, pero creo que la música al final es una sola cosa y que lo que importa es que conmueva, que nos signifique algo, al que la hace y al que la escucha. Al final, creo que es un lento proceso para refinar las habilidades y para respaldar los instintos”.

Música, formador y gestor

Rodrigo Sigal (Ciudad de México, 1971) es hijo de Isaac Sigal y la historiadora, escritora y catedrática Sara Sefchovich. Es licenciado en Música por el Centro de Investigación y Estudios Musicales (CIEM) y tiene un doctorado en Composición musical con medios electroacústicos por la Universidad de la Ciudad de Londres. Asimismo, cursó un posdoctorado similar en la UNAM.

Ha trabajado como compositor, ingeniero de sonido y grabación en varias ciudades del mundo. Es autor de varias obras de cámara electroacústica para danza, cine y otros medios, así como fundador y director del Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras (CMMAS), en Morelia, y también director artística del Festival Internacional de Música y Nuevas Tecnologías, Visiones Sonoras, que se celebra anualmente en la capital michoacana.

Es cofundador de la licenciatura en Música y Tecnología Artística de la Escuela Nacional de Estudios Superiores de la UNAM, campus Morelia, a la cual ha entregado gran parte de su tiempo, y es integrante del proyecto Lumínico, que fundó junto con el flautista Alejandro Escuer, así como miembro fundador de la Red de Arte Sonoro Latinoamericano.

Rodrigo Sigal también ha recibido los premios

  • Primer premio en el Concurso Internacional de Composición Luigi Russolo, Italia, 1999
  • Mención honorífica en el Concurso Internacional de Composición Luigi Russolo, Italia, 2000
  • Mención honorífica en el Concurso Internacional de Composición Luigi Russolo, Italia, 2001
  • Tercer lugar en el Premio JTTP 2003 de la CeC (Canadá), 2003
  • Tercer lugar en SAN (Inglaterra), con la obra “Friction on things in other places”, 2003

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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