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Para divertirse a costa de los escritores
Un libro que, a diferencia de los clásicos, debiera ser de lectura obligatoria
Muchos esfuerzos se hacen en el mundo y en nuestro país para fomentar la lectura, aunque no cabe duda de que, para esta labor, nada mejor que un buen libro.
Pero De cuando Vargas Llosa noqueó a Gabo y otras 299 anécdotas literarias (Styria, 224pp, $275) es más que eso, es un libro que nos invita a leerlo y a leer no sólo otros libros sino toda una montaña de ellos, pues a lo que termina invitando es a conocer a una multitud de escritores.
Aunque hay dos escritores latinoamericanos vivos en el título (sobre todo por el morbo), este libro del periodista Luis Fernández Zaurín llega -por ejemplo- hasta un encuentro entre un joven Hans Christian Andersen y un receloso Víctor Hugo.
Borges roquero
Todos hemos conocido a personas que no leen, digamos, a Jorge
Luis Borges porque, aun después de muerto, les cae gordo, pero después de leer estas páginas ¿no cambiarían de opinión al saber que el escritor argentino era un roquero de corazón, despreciaba al tango y a Gardel y amaba a Pink Floyd, The Beatles y The Rolling Stones?
También puede que sientan lástima por él al conocer el castigo que le infringió el también escritor Antonio Gala, en la cena en que Borges dijo que la mejor versión de El Quijote que había leído estaba en inglés.
Las razones de Rulfo
El trágico y serio Juan Rulfo es ícono de la literatura mexicana con sólo dos libros, y hay quienes logran saltárselos en la preparatoria, quizá ofendidos por la escasez.
Quizá valga la pena que conozcan sus siempre cambiantes pero hilarantes razones para no haber escrito más.
Gajes del oficio
Tal vez porque escribir es un oficio, algo para lo que no se estudia y que sólo se hace mejor a fuerza de práctica el hecho es que el chileno Luis Sepúlveda (viajero antes que escritor) cuenta que al pedir visas le preguntaban la profesión. Escritor , respondía. Pero Le he preguntado la profesión , le replicaban.
El dinero no es lo importante
Y ya que estamos en El Economista, un trío de datos monetarios: El premio más prestigioso de Francia, el Goncourt, tenía una dotación de apenas 50 francos, claro que al entrar en vigor el euro, la cantidad pasó a ser 10 euros, muy poco comparado con el español Planeta, el más generoso del mundo con sus 601,000 euros. Del creador de este último premio, José Manuel Lara, quien fuera dueño de editorial Planeta, se cuentan varias historias haciendo énfasis en que era un hombre listo como pocos y capaz de venderle arena a un tuareg o hielo a un esquimal .
Kent Follet (Los pilares de la tierra) es el autor que ha recibido el anticipo más generoso de la historia: 50 millones de dólares, por sus siguientes tres libros.
Aquí nadie lee
Para vergüenza del gremio de quien esto suscribe se puede retomar una anécdota de Álvaro Colomer, quien durante su trabajo para una editorial reescribió una novela malísima por completo, cambió la trama y creó nuevos personajes.
Para su sorpresa, cuando el autor oficial del libro concedió entrevistas, habló de su pésimo argumento original. Pero lo peor es que ninguno, ninguno, de los periodistas que lo entrevistó se dio cuenta. Luis Fernández recuerda aquí una frase de Roberto Benigni: Los críticos no leen las novelas para que no influyan en su opinión .
Otros filones
Un escritor que odiaba a los libros, un gran cuentista estadounidense que defraudó al Fisrt Nacional Bank, el autor que incluso habiendo recibido 1,236 premios literarios es prácticamente un desconocido, la hipótesis del suicida por adulación hay mucho por leer en De cuando Vargas Llosa noqueó a Gabo.
Por cierto, no es necesario conocer ninguna de las obras de los escritores que aquí aparecen. Como dice este libro que dijo Gilbert Keith Chesterton: Un clásico es un escritor del que se puede hacer el elogio sin haberlo leído , y ahora resulta que tampoco es necesario leerlos para reírse de ellos y con ellos aunque no estorba, eh.