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Picasso visto desde el circo
El cuadro "La familia de acróbatas", es el punto de partida para una muestra en Baltimore dedicada a la fascinación del maestro español por el circo.
Los curadores del Museo de Arte de Baltimore sabían que obtendrían una obra maestra temprana de Pablo Picasso, ``La familia de acróbatas'', en un raro préstamo del Museo de Arte de Gotemburgo en Suecia. Crear una exposición en torno a esta pintura terminó siendo tarea fácil.
``Revisamos nuestras propiedades'', dijo Oliver Shell, curador adjunto de pinturas y esculturas europeas, ``y, hete aquí, el Museo de Baltimore tiene una cantidad considerable de trabajos inspirados en el circo''.
Tal fue la inspiración para ``Una familia de circo: de Picasso a Leger'', que invita a los visitantes a pararse bajo la gran carpa y explorar la fascinación por el circo de varios artistas entre 1880 y 1950. Hubo tanto de donde escoger, que Shell redujo el enfoque de la exhibición al circo popular más íntimo en Europa, el de una sola pista, excluyendo la variedad estadounidense de tres pistas.
La muestra incluye 36 obras de Picasso, la mayoría dibujos y grabados de la colección del museo adquiridos por las hermanas Etta y Claribel Cone a principios del siglo XX. Las hermanas Cone llegaron a ser las benefactoras más prominentes de la institución.
``La familia de acróbatas'' (1905) fue la primera pintura de Picasso adquirida por un coleccionista estadounidense, Leo Stein, hermano de Gertrude Stein. La colgó en su apartamento de París, donde las hermanas Cone la vieron y se enamoraron, relató Shell. Las hermanas Cone eventualmente compraron más de 100 dibujos y grabados del maestro español.
Muchos de los grabados abordaban temas similares al de ``La familia de acróbatas'', un extraño e inquietante cuadro de un arlequín demacrado sentado junto a su esposa y su hijo en una pose evoca las pinturas clásicas de la Virgen María. A la derecha de la mujer hay un mono al que Shell llama una ``bestia rara'', pues parece más un babuino que un mono entrenado de circo.
Otras grandes obras de Picasso en la muestra son ``Dos acróbatas con perro'', préstamo del Museo de Arte Moderno de Nueva York, y ``Cabeza de arlequín'', del Instituto de las Artes de Detroit.
``Gran parte de las mismas son ligeramente nostálgicas. Se trata de ser un paria. De ser perezoso, de ir de pueblo en pueblo, de no sentar raíces. En cierto modo es autobiográfico'', opinó Shell, quien apuntó que Picasso en 1905 aún no era un superastro en el mundo del arte y que vivía constantemente entre París y Barcelona.
``Para él, estas figuras eran creadores eternos que vivían de sus destrezas e ingenio. Y él también sentía que era así'', dijo Shell.
Dos años después, Picasso pintaría ``Las señoritas de Avignon'' (Les Demoiselles d'Avignon) y revolucionaría el arte moderno. Las imágenes de circo fueron parte de su Periodo Rosa, ``su último gran flujo figurativo antes de volverse cubista'', indicó Shell.
No todos los artistas en la muestra compartían el afecto de Picasso por el circo. Algunos lo consideraban grotesco. Pero el circo fue una fuerza tal en la cultura popular de principios del siglo XX, especialmente en Francia, que los artistas se sintieron obligados a representarlo. París tenía cinco circos fijos que ofrecían presentaciones a diario.
Otras obras destacadas en la exposición: ``El circo'' (1918) del expresionista alemán Max Pechstein, que captura el dinamismo de un acto de acrobacia pero también contiene dejos siniestros. Y una obra del también alemán Otto Dix, quien usó el circo ``para subrayar los elementos sórdidos de la sociedad de postguerra de Weimar (Alemania)'', según la leyenda que acompaña ``Los desafiantes de la muerte'' (1922), un grabado de acróbatas bizcos, casi despectivo.
klm