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Arte e Ideas

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Pilares crece, pero precariza a sus agentes culturales

Es contradictorio que se quiera brindar trato digno y resarcir el daño que se ha hecho a comunidades vulnerables, y que ese trato digno, respeto y comunicación no se den a quienes están al frente, reclaman.

El pasado fin de semana, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, junto con la secretaria de Cultura local, Vannesa Bohórquez López, acudieron a Villa de Aragón, al oriente de la Ciudad de México, para encabezar una ceremonia inaugural protocolaria de una sede más de los Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (Pilares).

Ahí, la jefa de Gobierno declaró que “lo que generamos en Pilares son derechos (...) el gobierno da una beca a todos los que son talleristas, promotores de la educación, la cultura y el deporte que entregan su tiempo, su vida, para poder servir a los demás”.

Pilares es uno de los proyectos culturales comunitarios más ambiciosos del gobierno local. Hasta ahora, dijo Sheinbaum Pardo, están en operación 220 en toda la ciudad y se espera que para el final del presente año sean 300 en activo. El objetivo, mencionó, es llegar a un millón de personas atendidas en la capital del país.

Pero, a la par del júbilo por el crecimiento de este proyecto lanzado desde 2019, hay una precarización sistemática de las personas facilitadoras de servicios no solo de cultura sino otros de índole científica y deportiva de la ciudad, que coadyuvan en las sedes de Pilares, mismos que han denunciado comunicación deficiente, empobrecimiento gradual de los ingresos por su trabajo y una demanda cada vez mayor de jornadas laborales. En concreto, una contradicción dentro de un programa que pondera garantizar los derechos culturales, sobre todo de la población vulnerable, al mismo tiempo que viola los derechos laborales de quienes colaboran.

No se les reconoce como trabajadores

El Economista conversó con un integrante del programa Talleres de Artes y Oficios Comunitarios para el Bienestar (TAOC).

“Al salir estas convocatorias en el año 2019 fue de mucho aliento para personas como yo, fueron bien recibidos y bien vistos porque eran cosas que no se estaban trabajando en anteriores administraciones. Un aliciente para personas que ya estábamos trabajando en aspectos comunitarios y artísticos”, comparte quien desde 2020 ha fungido como monitor del programa TAOC.

“Lo preocupante para quienes estamos como facilitadores de servicios es que se quiera brindar un trato digno, resarcir el daño que se ha hecho a estas comunidades y que ese trato digno, respeto y comunicación no se den con quienes estamos brindando la atención”, lamenta.

Las líneas de acción del programa TAOC especifican que se deberá impulsar el programa de Cultura Comunitaria, consolidar la red de Faros, conformar la red de casas de cultura y centros culturales comunitarios, promover el arte en los Pilares y estimular las iniciativas culturales independientes.

No obstante, los facilitadores de servicios denuncian que el año pasado tuvieron que participar en programas no especificados en las reglas, como jornadas de vacunación, kioscos de pruebas de Covid-19, la verbena navideña de diciembre pasado y las actividades del Día de Muertos. Todo, con la misma contraprestación monetaria y a veces hasta con 12 horas de trabajo al día.

“De primera instancia, el trato que se nos da no es de ninguna relación laboral, es decir, no se nos está reconociendo como trabajadores de la cultura, firmamos una carta compromiso y los avisos de privacidad, pero no un contrato con prestaciones de ley. Solo percibimos este apoyo económico, como ellos lo llaman”.

Menos salario, más trabajo

Para observar la precarización que argumentan basta con observar las reglas de operación de las convocatorias anuales desde 2019 y hasta las recientes.

Para el 2019, las personas facilitadoras de servicios convocadas fueron 1,705 para una población objetivo de 50,000 personas con un presupuesto de poco más de 106 millones de pesos. En el 2020, la convocatoria creció a 1,854 convocados, con una población objetivo de 60,000 personas, es decir 10,000 más que el año anterior y con un presupuesto de 179 millones de pesos, 73 mdp más.

Para el 2021 comenzó el incremento de la demanda de trabajo y el descenso del presupuesto. El número de la población objetivo ya era de 70,000 personas y aumentó la convocatoria para facilitadores a 1,942, pero el presupuesto se redujo a casi 161 millones de pesos.

Ahora bien, para este 2022, la población objetivo es de 100,000 personas, es decir, el doble del 2019. Sin embargo, para atender ese objetivo se solicitan 1,650 personas facilitadoras de servicio, es decir 50 menos que en el 2019, que deberán prestar atención al doble de la población. Todo, con un presupuesto de poco más de 129 millones de pesos.

“Esto quiere decir que la carga de trabajo será muchísimo mayor para los agentes culturales”, acusa el testimonio. Por si fuera poco, comparte, para las personas monitoras, el pago mensual se redujo de 12,000 pesos, a 6,000 pesos en 2022.

Y añade: “pareciera que estamos más preocupados por los números que por el trabajo que se va a realizar y por cuidar a las personas facilitadoras. Desde 2019, a los talleristas las ganas se les han ido quedando en el camino. A pesar de que hubo mesas de diálogo con la misma Claudia Sheinbaum y Alfonso Suárez del Real, no hemos recibido respuesta ante nuestras peticiones, que se nos considere como trabajadores, se nos den las prestaciones de ley y seamos parte de un programa Pilares que trabaje no sólo para los números sino por el bienestar de todos, nada se da, pese a que la Secretaría de Cultura es la principal que debería velar por los derechos culturales”, concluye la entrevistada.

El contraste en los salarios

61,517 pesos mensuales para el cargo de director general de Vinculación Cultural Comunitaria

Este 19 de enero se anunció que Benjamín González Pérez, entonces titular del área, dejó el cargo y será sustituido por el historiador y gestor cultural Xavier Aguirre Palacios.

La precarización gradual de TAOC:

  • Convocatoria de 2019
  • Convocados: 1,705 personas
  • Población objetivo: 50,000 personas
  • Presupuesto: 106’657,000 pesos
  • Convocatoria de 2022
  • Convocados: 1,650 personas
  • Población objetivo: 100,000 personas
  • Presupuesto: 129’888,000 pesos

El sueldo del director del que dependen los Pilares, de más de 61,000 pesos al mes, contrasta con los 6,000 pesos de la “beca” de un monitor o facilitador, como les llaman, porque no son reconocidos como trabajadores.

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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