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Sabroso paseo por el Museo del Chocolate
El recinto fue creado para estimular la experiencia del producto ?y crear una nueva cultura del chocolate.
En la actualidad el museo ha perdido su aura de solemnidad. Existen una infinidad de propuestas que lo acercan al público, incluso, a lo cotidiano. Tokio cuenta con un espacio dedicado a las siempre útiles maletas; en tanto que Amsterdam cuenta con un sitio emblemático sobre las bolsas, tanto antiguas como actuales. Esto sin contar con los abundantes museos que instruyen a sus visitantes sobre la moda: en París está el Palacio Galliera, ahora en remodelación, o una sección del Louvre, lo mismo que el sitio fundado por Diana Vreeland, la mítica editora de Vogue, en el Metropolitano de Nueva York.
México, en su calidad de megalópolis moderna, cuenta con museos de reciente creación, uno de ellos es el dedicado al tequila y al mezcal en Garibaldi, con una terraza espléndida que permite observar un espacio remodelado y con menos delincuentes que hace algunos años. Otra institución museográfica nueva, con tres meses apenas, está dedicada al chocolate. Ese alimento que nutre las fantasías infantiles y que, de una u otra manera, está presente en este país y en otros continentes. La idea es magnífica y es posible visitarlo en menos de una hora. Pocas salas, donde se puede observar un sentido didáctico, sin solemnidad, y lúdico a la vez. En él, de manera sencilla, se cuenta la historia de este producto prehispánico y de su expansión luego de la Conquista. Los excesos que llevaron a las damas de la Nueva España a realizar tertulias dentro de las iglesias para atiborrarse de viandas y degustar una taza de chocolate con un toque de chile seco, que sólo le daba un leve contraste a la bebida espumosa.
Por cierto que el chocolate, y eso está señalado en el museo, tiene un carácter afrodisiaco. Esto podría confirmarse cuando en una mesa del Angelina, de la calle Rivoli, en París, y ante sendas tazas del espeso y exquisito chocolate africano, dos de los personajes más notables del siglo XX, Andy Warhol e Yves Saint Laurent, pensaron que sería una gran idea realizar un perfume masculino con olor a esperma. Desde luego que la fragancia fue un fracaso, era como llegar a un banquete con indigestión.
En fin, que el Museo del Chocolate se ubica en una casona porfiriana en la calle de Milán 45, en la colonia Juárez. Para entrar debe tocarse el timbre y luego pagar una cuota de 45 pesos. La verdad el recorrido se disfruta, sobre todo por lo que toca a lo nacional y a las referencias a un mundo globalizado. El visitante puede hacer figuras en una superficie regada por chocolate en polvo, enseñarle a sus hijos o nietos las latas de estos polvos de cacao de hace varias décadas o llenarse el olfato con sustancias que se utilizan para darle otros sabores al chocolate, como es la canela, la vainilla, etcétera.
Visita gozosa que recuerda a la de un museo similar en Barcelona, en donde los boletos eran, en realidad, tablillas de este alimento singular.
¿Quién podría alejarse de un express y un poco de chocolate amargo?
Museo del Chocolate
- Dirección: ?Milán 45, Colonia Juárez.
- Horario: Lunes ?a viernes de 9 am. ?a 5 pm.; sábado y domingo de 11 am. a 5 pm.
- Entrada: 45 pesos.