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Debemos encontrar el punto medio entre innovación y educación
Cuando hay algo nuevo, por instinto somos escépticos y pensamos que el estado actual es bueno aunque en muchos casos no sea cierto. “En el caso de la educación, el estado actual le ha fallado a miles de millones de estudiantes en el mundo”, explica el especialista Richard Culatta, en IFE Conference 2025, organizado por el Tecnológico de Monterrey.
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“Mejores tiempos para los humanos podrían llegar”, dijo en Monterrey Richard Culatta, experto en innovación educativa. foto ee: especial
Este año, el IFE Conference 2025, organizado por el Tecnológico de Monterrey, ha enfocado sus esfuerzos en reunir a expertos de todo el mundo que están tratando de entender qué vamos a hacer con el fenómeno de la inteligencia artificial (IA) que apenas el año pasado nos dio la sorpresa e irrumpió en todos los campos gracias al ChaGPT. El área educativa no es la excepción, sabemos que nuestra relación con la tecnología a partir de ahora nunca será la misma y por eso nos tenemos que sentar a reflexionar.
Richard Culatta, es CEO de la Sociedad Internacional para la Tecnología en la Educación (ISTE) y autor del libro Digital for Good: Raising Kids to Thrive in an Online World (Digital para el bien: Criar a los niños para que prosperen en un mundo en línea). Con toda su experiencia, Culatta argumenta que es y será un gran desafío encontrar el punto medio entre innovación y educación, por lo que si no entendemos a qué nos enfrentamos, seguiremos atrapados en una especie de trampas.
Las trampas
El especialista a continuación nos comparte una serie de puntos para analizar: “La razón por la que se siente más difícil innovar en educación es porque en primer lugar no entendemos a fondo la experiencia de nuestros usuarios, y con usuarios se entiende los alumnos y maestros”. Dijo que esto es particularmente difícil porque la educación tiene un modelo en el que el usuario no es el comprador, no es el tomador de la decisión de asistir o no a una escuela o instituto educativo, se trata de esa mezcla donde se provee un servicio para un tercero.
Debido a eso, no se optimiza la experiencia del aprendizaje en torno a las necesidades de los alumnos, “si lo hiciéramos, si se diseñara en torno a las necesidades, nunca veríamos experiencias con niños frente a un pizarrón cargado de palabras, tampoco habría evaluaciones extenuantes, incluso siendo realistas, hoy por hoy, esto también se aplica al área digital de las escuelas, donde la experiencia digital es terrible y se convierte en una barrera a la innovación”.
Otro punto es que muchas veces se trata de innovar preguntando a las personas qué deberíamos hacer mejor o de manera diferente, pero esta pregunta es injusta pues es lo mismo que si el maestro le preguntara a un estudiante ¿cómo el profesor debe innovar? Ellos no tienen la respuesta, además de que no sabemos qué es lo siguiente que necesitan con tecnologías aún desconocidas.
El siguiente reto es tener cuidado con esta tendencia de querer hacer todo al mismo tiempo y resolver demasiados problemas de una sola vez. “Sin duda proviene de una buena motivación para intentar que nadie se quede fuera”, como la creación de programas STEM, que además incluya arte, con componentes digitales, en línea y virtuales. Pero ser tan ambiciosos hace que estos proyectos caigan por su propio peso y al final nunca se pueda innovar. Culatta le llama a esto “hervir el océano”, cuando tratamos de hacer demasiado en una sola ocasión es una trampa mayor, al menos para la educación.
Por último, muchas veces equiparamos “lo familiar con lo que es eficaz”, y ese hecho no significa que sea la forma correcta de hacerlo. “Siempre que se habla con la gente sobre IA, por ejemplo, mencionan el cuidado que se debe tener ante el sesgo que trae la IA”, sin embargo recordó que el sesgo que hay en un libro de texto, en las escuelas o los cerebros, son muchísimos, “así que esto no es nuevo”. Explica que cuando hay algo nuevo, por instinto somos escépticos y pensamos que el estado actual es bueno aunque en muchos casos no sea cierto. “En el caso de la educación, el estado actual le ha fallado a miles de millones de estudiantes en el mundo”.
Los antídotos para superar estas tendencias
Culatta, reflexiona sobre los antídotos para estas trampas: “Primero hay que entender bien a los usuarios del sistema y construir empatía”. Un ejercicio es ser sombra del estudiante, seguirlo a lo largo de su aprendizaje, pues “hay líderes en educación que tienen 20 años en esto y nunca le han dedicado tiempo a reconocer las interacciones de los estudiantes. Conocer te permite innovar de acuerdo con sus necesidades”.
Otro punto que puede funcionar es proponer soluciones constantes, y hace una analogía: “Hace tiempo la industria de la lavandería trataba de mejorar la calidad de los detergentes, entonces le preguntaron a la gente qué es lo que querían de su detergente. El 100% contestó “que la ropa quede limpia”, lo que había que hacer es optimizar una respuesta en torno a eso y con químicos la ropa quedó limpia. Pero luego empezaron a observar que el olor a químicos no gustaba al usuario, por lo que se aseguraron de incluir un olor agradable y a la gente le encantó”.
La moraleja aquí también es que hay que observar las necesidades reales y no solo lo que la gente dice necesitar, si hace algunos años cuando se usaban caballos, hubiéramos preguntado qué necesitaban, dirían que un caballo más rápido y no hubieran surgido los autos.
De acuerdo con el especialista, con todos estos elementos entonces la pregunta cambia de: ¿Qué es lo más que podemos hacer? A: ¿Qué es lo menos que podemos hacer?, que tenga valor y que podamos acertar, para dar los siguientes pasos. Y aquí otra analogía: “tenemos que construir una patineta, luego un patín, luego una bicicleta, luego una moto y finalmente un auto, y no tardar años en construir un carro que al final solo podrán utilizar unos cuantos”.
Los momentos Eureka
El especialista también reconoció que hay momentos disruptivos que nos ayudan a cuestionar el estado cómodo de una situación, por ejemplo la invención de la imprenta, la electricidad, el internet... Todo esto nos obligó a preguntarnos si nuestros supuestos eran los correctos. El mismo covid, pues ahora ¿cuántas instituciones educativas están preocupadas y ya cuentan con conexión a internet y antes no lo hacían?
Concluye que hoy mismo estamos rediseñando el futuro post covid, e incluyendo a la IA en este reto educativo, pero hablando de inteligencia artificial, en realidad no hemos ni siquiera llegado al momento caótico. "La Inteligencia Artificial es aún un misterio que nos condiciona retos que en realidad aún ni siquiera imaginamos”, ante esta incertidumbre propone algunas pistas haciéndonos las siguientes preguntas:
¿Necesitamos cambiar nuestra conversación acerca del papel de la IA? Esto tiene que ver con cómo preparamos a los estudiantes para prosperar en un mundo de IA al graduarse, pero sin saber que viene.
¿Cómo podríamos diseñar el aprendizaje para un mundo donde las preguntas son más valiosas que las respuestas? Con la creación de la IA el valor de las respuestas irá bajando, ahora el valor estará en las preguntas. Antes las respuestas eran difíciles de conseguir y su valor era alto, ahora con respuestas abundantes y baratas, tendremos preguntas de gran valor para entender cómo mejorar nuestras vidas.
¿Cómo podríamos enfocarnos mejor en la enseñanza de las habilidades humanas únicas? Por mucho tiempo si una decisión se tenía que tomar, los humanos la tomaban. Ahora con un mundo de IA que toma incluso mejores decisiones, surge esta pregunta ¿cuál es el valor del ser humano en el mundo de la IA? Definitivamente cosas como la creatividad, la empatía, el amor, el humor, las conexiones, probablemente son los valores humanos que valdrá la pena repasar, porque habrá muchas cosas más que habremos de delegar y tendremos tiempo para enfocarnos en estos valores singulares, “sin duda podrían llegar mejores tiempos para los humanos”, concluye Culatta.