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La medicina estética avanza en tecnología y seguridad
En 2021, el Colegio Nacional de Certificación en Medicina (Conacem) registró 1,988 especialistas en cirugía plástica certificados en el país. En cuanto a los procedimientos estéticos, en 2023, los no quirúrgicos superaron a los quirúrgicos. Los más populares son: Toxina botulínica, Ácido hialurónico, Depilación, Exfoliaciones químicas, Reducción de grasa no quirúrgica. En 2023, el ranking por número de procedimientos fue liderado por Estados Unidos, Brasil y México.
La medicina estética es el área que se encarga de mejorar el bienestar y el aspecto estético. Su finalidad es la restauración, el mantenimiento y la promoción de la estética, la belleza y la salud, con ello mejorar la calidad de vida del paciente, por lo que el médico estético es un profesional que contribuye al bienestar de las personas a través de su imagen. Desde hace mucho sabemos de la cirugía estética, pero no tenemos claridad sobre la diferencia con la medicina estética, la cual no utiliza técnicas de cirugía mayor ni que requieran anestesia general, sin embargo requiere de toda la ciencia e innovación posible.
El Economista platicó con el doctor Nabil Fakih, cirujano español reconocido por su experiencia en medicina estética y reconstrucción facial. Actualmente, es el jefe del Departamento de Cirugía Plástica Facial, Maxilofacial y Reconstructiva en Fakih Hospital y ha sido Vicepresidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Facial. A lo largo de su carrera, ha desarrollado técnicas avanzadas en la materia. “Siempre digo que la medicina es como un contrato de matrimonio, tú le das al médico toda tu confianza y él tiene que darte lo mejor, lo más óptimo”.
Dijo que en el caso de la medicina estética los distintos productos e innovaciones son clave para la tranquilidad de los pacientes, pues la medicina estética es nuestra primera carta de presentación. “La confianza empieza con el médico, por eso cuando tú conoces que los productos son buenos para tus pacientes, que se integran bien, que no generan reacción inflamatoria son los productos que hacen que el paciente tenga confianza. Al final, el paciente quiere un tratamiento que además de bueno le estimule a que se sienta bien y mejor”.
El también líder de opinión para Merz Aesthetics explica que su premisa es tener productos que sean seguros, además, que se integren muy bien en la piel del paciente y además de eso, que sea un producto biomimético; es decir, por ejemplo, que cuando el paciente sonría y gesticule, se vean naturales.
La innovación en la estética
El especialista explica que la innovación de rellenos híbridos hoy le dan al paciente resultados más óptimos, dándole al paciente más confianza. “También, hemos creado técnicas muy avanzadas: empezamos investigando los músculos, demostrando cómo actúan antes no se había investigado la musculatura con la toxina botulínica. Hoy sabemos que el músculo colorador no es un depresor y fue una innovación brutal. Con la doctora Cristina Muñoz, para su tesis doctoral, estuve investigando con ella sobre esos músculos y pronto van a salir a la luz esas investigaciones sobre los músculos. Tú sabes que una tesis doctoral lleva años de investigación”.
Agrega que el relleno híbrido ha creado un plus en la medicina estética, “con su creación en el 2018 llevo más de 6 artículos publicados en la literatura médica y seguimos investigando porque queremos lo mejor para nuestros pacientes”.
Dijo que en las biopsias se han comprobado que los productos se integran tan bien que significa que “es un producto casi como un volumen de tu propia cara”. Lo segundo es que los pacientes deben entender que (estos procedimientos) deben hacerse por un médico especializado, “es importante inyectarse por gente especializada. En la medicina estética, en los rellenos, necesitas acudir con especialistas con ética”.
Cuidado con la oferta
Fakih hace hincapié en que hoy los pacientes buscan tratamientos y en la calle hay muchas ofertas, “pero esto no es cuestión de ofertas, es cuestión de entregarle al paciente lo mejor para él. Al final nadie quiere inyectarse algo que no se integre bien, pero vemos en la calle gente con tratamientos no buenos, que hacen bultos y que no tienen buena integración”. Por otra parte asegura que hay tratamientos de excelente calidad que permiten tratamientos cada vez más seguros.
Uno de los grandes retos está en la famosa toxina botulínica. El doctor comparte que la aplicación de toxina botulínica requiere de una actualización internacional y ha eso se ha dedicado “porque después de 5 años de investigación intensiva tengo evidencias de que el músculo corrugado -que se encuentra en el entrecejo- no es sólo un depresor, como se le abordaba anteriormente. Este descubrimiento revolucionó la forma en que aplicamos la toxina y creamos una diferencia más natural”.
“La técnica que desarrollé junto con mi colega, la doctora Christina Munoz, es la técnica moose, que ofrece un resultado más adecuado combinando la aplicación de toxina en el músculo central, que es un elevado, en sinergia con el músculo frontal”.
Agrega que hay varias toxinas que son FDA, es decir, que son seguras. Pero la única toxina pura que no tiene proteínas hasta ahora es Xeomeen, de Merz Aesthetics con extract technology, “que extrae la proteínas que no necesitamos y sólo deja toxina pura, eso va a evitar que tengas anticuerpos que generen resistencia”.
Y es que hay personas más jóvenes que se inyectan y otras con problemas neurológicos que requieren toxina frecuentemente. “Si voy inyectando toxinas que no sean puras a esos pacientes que necesitan la toxina por un motivo médico, no estético, el resultado es que crearán resistencias y no tendrán después los efectos que necesitan del tratamiento. Por eso recomiendo sólo toxinas puras”.
Concluye que para que los pacientes tengan resultados naturales, siempre deben revisar al médico que les va a tratar, “tienen que buscar un médico avalado y certificado”, lo segundo es que los médicos tengan un arsenal de tratamientos de última generación “los médicos como nosotros estamos en continua investigación para encontrar qué es lo mejor para nuestros pacientes”.
nelly.toche@eleconomista.mx