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Nicolás Giacobone: Entrevista con el guionista favorito de Iñárritu
Sí, es un exitoso guionista de cine, con un Oscar en sus manos, pero también es un novelista comprometido. Conversa en la FIL Guadalajara sobre su nuevo libro y las líneas que unen o separan a la escritura literaria con la cinematográfica
Ricardo Quiroga ricardo.quiroga@eleconomista.mx
“Para mí siempre es extraño hablar de las obras de manera muy conceptual o temática. Las formas en las que encuentro las historias que quiero contar no surgen a partir de una idea o de un concepto o de un tema sino del simple acto de escribir, de que me encanta escribir y en el mismo acto de poner una oración detrás de la otra empieza a aparecer la historia”.
Son palabras del escritor y guionista argentino Nicolás Giacobone (Buenos Aires, 1975), mejor conocido por sus trabajos como guionista de las cintas “Biutiful” (2010), “Birdman” (2014) y “Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades” (2022), del realizador mexicano Alejandro González Iñárritu, pero también un escritor al que hay que echarle un ojo, quien está de visita en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL Guadalajara) para presentar su más reciente novela, “Los impotentes”, publicada por Seix barral.
El universo de “Los impotentes” está habitado por dos personajes centrales. Uno de ellos es Pan, un hombre en la segunda mitad de sus treintas, quien está escapando de algo. Entonces aparece el personaje de Emilia, su madre y una destacadísima escritora quien, sin embargo, sostiene una extraña, cada vez más extraña relación con su hijo.
Así lo dice la contraportada del libro: “Después de tres décadas de compartir el mismo techo, Pan abandona el hogar materno y decide revelarle al mundo la verdad. Hijo adoptivo de Emilia Mayer, una renombrada escritora, el joven fue en realidad ‘comprado’ y se convirtió en la víctima de una relación enfermiza con la que decía ser su madre. Tras el escándalo y para tratar de recuperarlo, Emilia escribe su última y mejor novela bajo el nombre de Pan, la cual la llevará a la debacle o, por qué no, a la consagración”.
Con nuevo libro bajo el brazo
Giacobone está sentado sobre una de las mesas dispuestas en uno de los salones ejecutivos del hotel The Westin Guadalajara reservados para las entrevistas con los escritores más solicitados de la feria.
Explica los motivos muy inmediatos de su obra: “Cuando entendí que la relación entre Emilia y Pan surgía de un acto que bordea el crimen, quizás, y cómo de lo que Pan estaba escapando tenía que ver con la relación con ella, me di cuenta de que el tema de la cancelación podría incidir en la historia, ahí se dio la gran decisión, la cuestión más compleja a la hora de escribir el libro, si era posible avanzar con este conflicto, con estos personajes, sin tomar partido, sin tomar decisiones morales contundentes, por más que yo, Nicolás Giacobone, como persona, las tuviese”.
Emitir un juicio tajante con los personajes, tomar partido, señala, “es un acto de cancelación en sí mismo, y se cierra, es decir, cierra la historia, y no hay más nada que contar. Por el contrario, el desafío más grande es no caer en eso, ir en contra del sentido común. Por más que el narrador sea una tercera persona, cada vez que dos personajes se encuentran en una situación con un conflicto en particular, creo que el trabajo es estar en los zapatos de ambos personajes. Lo más importante es no perder la empatía”.
En una historia, complacer al lector ¿puede ser una mala idea?
“Hay que preocuparse por el lector, pero la historia tiene que moverse hacia adelante, tiene que tener ritmo, cada escena debe de tener un valor, que se sepa por qué está ahí, pero al mismo tiempo no hay que tener miedo a las capas narrativas que van hacia lo profundo, no resolverlas del todo. Me parece que un escritor tampoco va a terminar de saber exactamente todos los motivos de sus personajes ni las capas de su propia historia. En todo caso, el juicio moral que hace un escritor al escribir es el darse cuenta que la moralidad misma está hecha de leyes endebles que uno mismo pone en duda”.
Escribir literatura y escribir cine
El trabajo de Giacobone como escritor de “Birdman” le valió en 2014 el Oscar a Mejor Guion Original. Es un autor probado tanto para los libros como para los libretos. ¿Qué diferencias reconoce un profesional de su talante?
“Son trabajos opuestos por dos cuestiones. Es decir, el acto es el mismo, el de poner una palabra tras otra. Y el acto de escribir sucede en la intimidad. No es que uno escriba con el director y los productores al lado opinando. Pero el cine, como es un acto en colaboración, surge de acuerdos humanos, creativos, de mucha charla, de planificación; es como un convenio creativo donde se llega a entender qué es lo que se quiere contar en el mayor detalle posible antes de escribir la primera palabra. Y la literatura me parece el acto opuesto, es decir creo que el mismo acto de escribir es el punto de partida de toda la historia y no se sabe nada más”, responde y continúa:
“El cine me enseñó las responsabilidades del escritor profesional. La literatura es un arte muy barato, y es fascinante por eso. Solamente necesitas un birome (marca de un bolígrafo argentino) y un papel, o una computadora, lo que sea. Pero el trabajo en el cine me enseñó la responsabilidad de contar una historia, el ser efectivo. Además de ser libre, ser artista, ser creativo y ser experimental; también hay que ser efectivo, es decir, ser lo más preciso posible, escribir la menor cantidad de oraciones innecesarias. Eso es un oficio que se aprende. A mí me llevó bastante tiempo aprenderlo”.
Lo ideal, dice, “es que el contexto en el que el personaje se desarrolla sea extremo y puede ser tan creativo como quieras, tan extraño como quieras, pero que los conflictos personales sean universales”, comparte el escritor y pone como ejemplo su relación laboral con Iñárritu.
“En el caso de ‘Birdman’, por ejemplo, empezó con Alejandro queriendo contar una comedia en un plano secuencia y con la imagen de un hombre en calzoncillos levitando. Era como el teatro, y al principio iba de las rarezas del teatro. Pero el proyecto no cuajó hasta que entendimos que la historia era más bien un dilema humano, que era la historia de un padre que había pedido el respeto de su familia. Son cosas muy simples sobre las que debe yacer la historia, mucho más allá de toda la locura que se puede crear alrededor.”.
¿A qué dedica el tiempo libre Nicolás Giacobone? ¿Qué cine ve?
“Soy miembro de la Academia (de Hollywood), pero siempre que tengo que votar, me espero hasta el final de año (cerca de los premios) y en cuestión de tres meses veo unas 50 películas. Durante el resto del año lo que más hago es leer. La literatura es lo que más me alimenta y soy muy obsesivo: me gusta encontrar a un autor y leerlo cronológicamente varias veces”, responde.
¿Cuáles son tus autores favoritos?
Por las mismas razones descritas arriba, dado que Giacobone suele aferrarse a la lectura cronológica de algún autor, y siempre habrán de variar los apellidos según de la etapa de su vida, explica que hay varios autores que le han acompañado en etapas valiosas de su vida.
“El primero de ellos fue Samuel Beckett, porque me quitó de las lecturas convencionales en las que estaba desde joven, de los best sellers. Fue un golpazo, se volvió una suerte de segundo padre. Bueno, pero también (Jorge Luis) Borges, obviamente, y ahora más, a esta edad, Don DeLillo: sus libros son conceptuales, pero la calidad de la oración es impecable. También Flanney O’Connor, quien era una persona creyente pero escribía para cuestionar todo lo que creía”.
¿Cómo ha sido trabajar con Iñárritu? ¿Qué tanto familiarizado está con la industria mexicana?
“No soy un espectador de cine obsesivo que tiene conocimiento del cine actual en el mundo. Tampoco tengo mucho tiempo porque siempre estoy trabajando en algo y tengo mi rutina, que es muy específica. Soy yo quien elige esos momentos de ver cine, que en realidad no está tan bien porque espero a que el mundo me diga cuáles son las 50 películas que supuestamente vale la pena y las veo. Aunque está claro que no son las 50 películas definitivas. Ése es mi pecado en el mundo del cine, podría decirse”, comenta Giacobone de inicio.
Sobre su relación con la cultura mexicana, complementa, puesto que es un apartado por su vastedad: “he venido muchas veces aquí. Bardo es una película muy mexicana. Después hice ‘Fiesta en la madriguera’, con Juan Pablo Villalobos y Manolo Caro. Amo este país, me encanta venir. Me siento muy cercano. A veces siento que me quieren más que en Argentina (risas)”.
Y, finalmente, sobre la relación con Iñárritu suelta: “con él fue una situación inusual porque él tuvo el coraje de elegir a un guionista sin experiencia para trabajar en ‘Biutiful’, aunque eso no pasa en la industria del cine, que un director de ese nivel, viniendo de ‘Babel’, con 15 nominaciones, elija a un escritor sin experiencia. De eso siempre voy a estar agradecido, pero además nos volvimos amigos y la colaboración funciona. Sí hay una cierta comodidad en el trabajo, porque no se siente como un trabajo. Además, Alejandro también tiene eso: en cada película es algo nuevo”.
Y este nivel de complicidad es todavía fecundo. Giacobone e Iñárritu están trabajando en una cinta que seguramente será protagonizada por Tom Cruise.
“No creo que haya un solo escritor, que pueda ser considerado como tal, que tenga todo claro, o sea, que sepa realmente el valor de todos los elementos de la vida. Al revés, yo creo que tienen más dudas que certezas”: Nicolás Giacobone, escritor y guionista
Más sobre Nicolás Giacobone
Filmografía
- Fiesta en la madriguera (2024), dir. Manolo Caro
- Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades (2022), dir. Alejandro González Iñárritu
- “Granizo” (2022), dir. Marcos Carnevale
- “John and the Hole” (2021), dir. Pascual Sisto
- “Animal” (2018), dir. Armando Bó
- “Birdman” (2014), dir. Alejandro González Iñárritu
- “El último Elvis” (2012), dir. Armando Bó
- “Biutiful” (2010), dir. Alejandro González Iñárritu
Sus libros publicados
- “Bum bum bum” (2022)
- “El cuaderno tachado” (2018)
- “Los impotentes” (2024)
Esto se ha dicho de la obra:
“Una novela insidiosamente seductora sobre el conflicto irresoluble entre vida y ficción, y arte y moral. Los personajes de Nicolás Giacobone son todos víctimas y perpetradores a la vez, atrapados en la inmensa soledad de un mundo-juego convertido en tablero donde cada paso parece conllevar una tradición”: Hanna Nordenhök y Herman Eriksson, de la Academia Sueca.