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La vida del trabajador es más importante que cualquier cultura corporativa
La cultura corporativa debe ser un reflejo del compromiso que se tiene con las personas que integran una empresa, y el reto es adaptarla a las necesidades de vida de cada empleado.
“La cultura corporativa no puede ser una estructura rígida. En lugar de imponer una cultura estática, debemos construir un entorno que valore y apoye la vida personal de nuestros colaboradores”, dijo Isela Hernández, vicepresidenta de Recursos Humanos en Nestlé México.
Durante el panel HR Insights: estrategias y tendencias para el futuro, organizado por Nestlé, ejecutivas de Recursos Humanos coincidieron en que la cultura organizacional enfrenta un desafío crucial: la necesidad de adaptación a la vida personal de los colaboradores.
Isela Hernández, consideró que “la cultura organizacional debe ser lo suficientemente flexible para adaptarse a las necesidades cambiantes de los empleados”.
En el entono actual, donde el equilibrio entre la vida personal y profesional cada vez es más relevante, las empresas deben replantearse sus prioridades. Las culturas corporativas no pueden ser rígidas, es un enfoque que debe evolucionar para apoyar el bienestar integral de los empleados
Desde la perspectiva de Isela Hernández, es necesario que la cultura corporativa no se visualice como un fin en sí misma, sino como una herramienta para mejorar la calidad de vida de los trabajadores.
Cultura del error: evolución en el trabajo
Otra reflexión fue la importancia de construir culturas organizacionales en torno al error. Las empresas deben evolucionar en la manera en cómo perciben y gestionan las equivocaciones de los empleados.
En ese sentido, Roció Díaz, directora de Recursos Humanos en Microsoft, subrayó que “aceptar el error como parte del proceso de aprendizaje no solo fomenta la innovación, sino que también contribuye al bienestar emocional del trabajador”.
Las panelistas coincidieron en que los errores no deberían ser motivo de penalización, sino oportunidades de aprendizaje que fortalezcan tanto a los colaboradores como a la organización.
Este cambio en la percepción del error está estrechamente relacionado con la idea de que la vida del trabajador es más importante que la cultura corporativa. En un entono donde se permite el aprendizaje a partir de las equivocaciones, se crea un ambiente laboral más saludable y sostenible, donde los empleados se sientan seguros y con un respaldo de su empresa.
Claves para avanzar
Las panelistas ofrecieron recomendaciones para las empresas que buscan priorizar la vida de los trabajadores por encima de la cultura corporativa:
» Fomentar la desconexión y el bienestar personal
Gabriela Monzón, directora de Recursos Humanos en L´Oréal, enfatizó la importancia de permitir que los empleados se desconecten completamente del trabajo durante sus períodos de descanso.
“El descanso no es opcional; es una necesidad. Los trabajadores que logran desconectarse durante sus vacaciones o después del horario laboral regresan con una energía renovada que beneficia tanto a ellos como la empresa”, dijo Monzón. Esta conexión es crucial para la salud mental y física del empleado y, en última instancia, para su productividad.
» Adoptar una cultura flexible
Las políticas corporativas deben considerar las necesidades de la fuerza laboral. Isela Hernández sugirió que “las políticas rígidas ya no son efectivas. La flexibilidad es clave para que los empleados se sientan valorados y comprometidos, lo que al final beneficia tanto a ellos como a la organización”.
La ejecutiva resaltó que ofrecer horarios flexibles, opciones de teletrabajo y políticas que consideren las circunstancias personales de los empleados contribuye a un entorno laboral con un enfoque en la vida de las personas.
» Experiencia del empleado
Por su parte, Rocío Díaz destacó que la experiencia del empleado debe ser una prioridad sobre mantener una cultura corporativa rígida.
“La cantidad de horas trabajadas no es un indicador fiable de productividad. Lo que importa es cómo esas horas se traducen en resultados y en el valor que se aporta a la organización”, Comentó Díaz.
Esto significa que las empresas deben centrarse en cómo cada empleado vive y experimenta su día a día en el trabajo, asegurándose de que se sientan apoyados y valorados.
Aceptar que los empleados pueden cambiar de empresa es una realidad del mercado laboral. Gabriela Monzón opinó que, en lugar de intentar retener a los colaboradores a toda costa, las empresas deben centrarse en ofrecer una experiencia positiva mientras estén allí.
“Los empleados vienen y van, es la realidad del mercado laboral actual. Lo que podemos hacer es asegurarnos de que, mientras estén con nosotros, su experiencia sea tan positiva que hablen bien de la empresa donde sea que vayan después”, señaló Monzón.
Rocío Díaz recomendó que las empresas adopten una cultura donde el error sea visto como una oportunidad de aprendizaje. “Un trabajador es como un atleta; su máximo rendimiento solo se mantiene si cuida de su salud física y mental. Esta nueva realidad del trabajo, donde el bienestar personal es inseparable del éxito profesional”, dijo.
Melhina Magaña, cofundadora en Daucon, también ofreció puntos de vista sobre la importancia de priorizar la vida del trabajador sobre la cultura corporativa.
Para la especialista, “la verdadera cultura corporativa se construye desde la base del bienestar y la satisfacción de los empleados. No se trata solo de implementar políticas, sino de crear una cultura donde los empleados se sientan realmente escuchados y apoyados”.
Según Magaña, las empresas que piensen en la vida de las personas como primer punto no solo están cumpliendo con su responsabilidad ética, también están creando las condiciones para un mayor éxito organizacional. “La cultura corporativa debe ser un reflejo de ese compromiso, no un fin en sí mismo”.
Las ejecutivas coincidieron en que las empresas que ponen en primer lugar el bienestar y la experiencia de sus empleados están mejor preparadas para enfrentar los desafíos y prosperar en el futuro. La cultura corporativa debe ser un reflejo del valor que se otorga a cada trabajador, creando un equilibrio saludable entre la vida personal y profesional, y fomentando un ambiente donde las personas puedan prosperar.