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Leyendas olímpicas: El “dream team” de Michael Jordan en Barcelona 1992
El equipo estadounidense de basquetbol en la justa olímpica celebrada en Barcelona es uno de los más recordados, no sólo porque fue la primera vez que lo integraron jugadores profesionales de la NBA, sino también por la calidad de su trabajo en conjunto.
Cuando te preguntan en qué piensas cuando escuchas la palabra “basquetbol”, seguramente a tu mente vienen imágenes como pelotas, canastas, jugadores, Lakers, Bulls... o Michael Jordan. Esto es muy normal, porque este último es el máximo exponente de este deporte, también conocido como "The GOAT o MJ", y no sólo por su talento, sino por lo que hizo en la cancha y también por el legado que dejó fuera de él.
Seguro has visto parte de su vida en documentales como "The Last Dance" o en películas como "Air", pero lo que hoy vale la pena revisar es cómo con un perfil tan exigente y competitivo, Michael Jordan logró hacer que un grupo de hombres muy talentosos jugará en equipo, y que además tuvieran una buena relación a pesar de sus personalidades y egos.
Pero empecemos con lo primero. Cuando se hace referencia a un "dream team" (equipo de ensueño) es porque el equipo tiene una cantidad muy alta de jugadores talentosos, que además tienen la capacidad de jugar juntos de una manera espectacular para poder llevar al siguiente nivel a su grupo. Ejemplos en otros deportes han sido el Real Madrid del 2016-2018, que ganó tres veces consecutivas la Champions League, algo casi imposible, o los Patriotas de Tom Brady, que llevaron a su franquicia a ser la más ganadora, entre muchos otros.
En el verano de 1992 se celebraron los Juegos Olímpicos de Barcelona con una serie de atracciones, no sólo por los eventos programados, sino también porque el basquetbolista más mediático del planeta, o probablemente la persona más famosa del mundo en aquella época, iba a participar en este evento.
Esto generó mucho revuelo, ya que la gente iba a ver los partidos del equipo de básquetbol de Estados Unidos no tanto por ver el deporte, si no para ver a los jugadores en acción. Y es que además de Michael Jordan, en el equipo estaban Christian Laettner, David Robinson, Patrick Ewing, Larry Bird, Scottie Pippen, Clyde Drexler, Karl Malone, John Stockton, Chris Mullin, Magic Johnson y Charles Barkley. En pocas palabras, en un mismo equipo estaban 10 miembros del salón de la fama.
El contexto no ayudaba mucho a la selección estadounidense, ya que en Seúl 1988 se habían quedado con la medalla de bronce, lo que aumentaba la presión social para obtener el triunfo, pero con las dudas de si un equipo de este calibre podría jugar bien y conjuntar su talento para lograr el oro olímpico.
Durante los entrenamientos, y como hace referencia Michael Jordan en el documental "The Last Dance", tuvo que imponer sus condiciones para que de manera informal el equipo se diera cuenta que él era el líder en el grupo y no sólo porque entrenaba más que sus compañeros o porque corría o gritaba en la cancha, sino porque con el ejemplo y con su talento demostró que el equipo podría confiar en él para poder conformar un equipo fuerte, lo que al final daría como resultado que la selección ganara la medalla de oro.
Cuáles son las principales lecciones de liderazgo que demostró Jordan para hacer que el equipo lograra el triunfo olímpico. A continuación, algunas:
» Persuadir y conocer los motivadores de tu equipo
Durante un juego de preparación previo a la justa olímpica, el equipo no se veía comprometido. La mayoría de los jugadores se tomaban a medias los entrenamientos, faltaban o cuando jugaban los partidos amistosos no ponían todo para lograrlo.
En medio de este contexto, Jordan empezó a invitar a sus compañeros a entrenar antes de las sesiones formales. Muchos de ellos, por el simple hecho de tratarse de él, lo hacían; otros porque el basquetbolista comenzó a plantear retos y desafíos. Esto hizo que poco a poco nadie quisiera quedarse atrás. Así, el basquetbolista se dio cuenta del espíritu competitivo de sus compañeros y, como consecuencia, esta dinámica dio paso a que llegaran en gran forma como equipo a la justa olímpica.
» Predicar con ejemplo
Michael Jordan y Magic Johnson eran sin duda los dos jugadores más importantes de la plantilla y ambos buscaban ser el líder del equipo. Jordan aprovechó un entrenamiento del manager Chuck Daly en el que ambos debieron encabezar un equipo y enfrentarse en la cancha para demostrar que estaban a la altura del desafío. El equipo de Jordan ganó el partido con un resultado de 40-36. Al final del entrenamiento, reconoció el esfuerzo de todos, en especial el de Magic Johnson.
» Poner a las personas correctas en los puestos correctos
Jordan ha expresado que una de las cosas que admiró de su entrenador es que, a pesar de tener un grupo lleno de talento, lo consultaba para poner en la cancha a los jugadores en las posiciones donde eran buenos, donde sus habilidades podían brillar más.
Más allá de intentar innovar en el campo, dado a que tenía un grupo de jugadores experimentados, ha reconocido que el “Dream Team” brilló porque pusieron en práctica todo lo que sabían sin inventar nada nuevo. Michael Jordan se puso al servicio del equipo y todos hicieron un trabajo espectacular en la duela.
» Celebra las victorias, pero aprende de las derrotas
En lugar de llevarse al equipo de fiesta por haber logrado una preparación sólida previo a los Juegos Olímpicos, MJ hizo un espacio para reflexionar sobre lo que le faltó al equipo y reconocer de forma individual y grupal las contribuciones. Esto fomentó un mayor compromiso de sus compañeros y, cuando el equipo mostraba debilidades, en lugar de regañar o buscar corregir, les explicaba qué era lo que faltaba para que no perdieran el foco y el espíritu de colaboración.
Sin duda, Michael Jordan dejó un gran legado dentro y fuera de la duela, pero lo que más podemos reconocer es la capacidad de usar su talento para ponerlo al servicio de su equipo, esto hace que un grupo sea más fuerte.
Conocemos muchas historias donde, a pesar de contar con grandes jugadores, esto no lleva al equipo al lugar esperado. Este tipo de situaciones no sólo son aplicables al mundo del deporte, sino también en la vida real. ¿Cuántas historias de gente talentosa conocemos que por no querer ayudar o sumar a un equipo sólo terminan afectando la química y el trabajo?