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Capital Humano

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Violencia laboral contra las mujeres aumentó 44%, casi 8 millones han sido agredidas

En el ámbito laboral, la violencia sexual es la más común. La Endireh del Inegi reporta violaciones y abusos sexuales, acosos y hostigamientos, intimidaciones y denostaciones por haber obtenido un logro profesional entre las conductas violentas más comunes en los centros de trabajo.

Foto: Especial

Foto: EspecialShutterstock

Al menos 7.9 millones de mujeres en México han vivido violencia en el trabajo, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2021. Son 2.4 millones más que en 2016, cuando el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó las últimas cifras sobre el tema y reportó que 5.5 millones de trabajadoras habían sufrido agresiones.

Es decir, más del 20% de las mujeres trabajadoras han podido reconocer algún tipo de violencia laboral en su contra. “Muchas veces minimizamos las agresiones para no ser la intensa, la loca. O para evitar que te digan que estás 'en tus días' cuando pones un límite o reclamas por algo que te dijeron o hicieron”, dice María Elena Esparza Guevara, asesora honoraria del Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia de la Ciudad de México.

Pero otras veces “no sabemos si lo que nos ocurrió fue una agresión”, o qué tan grave fue ésta. Por eso es importante nombrar las violencias. Uno de los grandes logros del movimiento #MeToo fue precisamente ponerle nombre a esos actos, así muchas mujeres y personas no binarias supieron que aquel episodio que vivieron en los espacios laborales se llamaba acoso, hostigamiento.

Y en los relatos ajenos, algunas descubrieron dolorosamente que lo que les había ocurrido se llama violación sexual. La Endireh 2021 informa de tres tipos de violencia en el trabajo: psicológica, física y sexual. Esta última es la más común, pues más de 5.7 millones (73%) la han vivido. De ellas, más de 615,000 mujeres han sido violadas o han sufrido un intento de violación en el ámbito laboral, y casi 2 millones más han sentido miedo de ser víctimas de un ataque sexual.

Esa última cifra, 2 millones, es también el número de mujeres que han sido abusadas sexualmente de diferentes maneras: al 88% la han manoseado, tocado, besado o se le han arrimado, recargado o encimado sin su consentimiento. Al 27% alguien le mostró sus genitales o se los tocó frente a ella. Y el 5% ha sido obligada a mirar escenas de actos sexuales o pornográficos, ya sea en fotos, revistas, videos o películas pornográficas.

Otras 2 millones han sido acosadas u hostigadas sexualmente. A casi 1.9 le han propuesto o insinuado tener relaciones sexuales a cambio de mejoras o beneficios en el trabajo. Casi 900,000 recibieron represalias por haberse negado, por ejemplo, les limitaron sus posibilidades de mejora o promociones, intentaron despedirlas o las despidieron, las congelaron o las cambiaron de lugar.

La intimidación sexual es otra manera de violencia sexual que más de 4.8 millones de mujeres y personas no binarias han sufrido en el trabajo. Al 77% le han dicho palabras ofensivas de tipo sexual y al 30% le han enviado mensajes o publicado comentarios con insinuaciones sexuales, insultos u ofensas a través WhatsApp, correo electrónico o redes sociales como Facebook y Twitter.

¿Cómo detectar si eres violentada o estás violentando?

“Algunos de los mandatos de género son la sumisión y la casi obligación de ser agradables”, eso le dificulta a muchas señalar alguna agresión en el trabajo, por lo que éstas pueden ir creciendo, dice María Elena Esparza.

Pero hay varios instrumentos legales que nos protegen. Uno de ellos es Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, en el artículo 10 habla sobre la violencia en el ámbito laboral y docente: “Se ejerce por las personas que tienen un vínculo laboral, docente o análogo con la víctima, independientemente de la relación jerárquica”. La violencia “daña la autoestima, salud, integridad, libertad y seguridad de la víctima, e impide su desarrollo y atenta contra la igualdad”. Puede ocurrir una sola vez o en una serie de eventos

El artículo 3 Bis de la Ley Federal del Trabajo (LFT) define al acoso como la violencia que viene de un compañero o compañera del mismo rango. Y el hostigamiento es cuando la ejerce alguien con una jefatura o un cargo más alto que la víctima.

Según la Endireh, más de 4.8 millones de mujeres pudo identificar algún tipo de violencia psicológica. De ellas, a 2.4 millones las han hecho sentir menos o mal por ser mujer, a casi 1.9 millones las han ignorado o no las tomaron en cuenta por su condición de género y a 2.1 millones les han hecho comentarios acerca de que las mujeres no deberían trabajar.

María Elena Esparza explica algunas formas en las que nos podemos dar cuenta que alguien nos hace menos es cómo nos nombran. “En muchos espacios laborales es común que a los hombres les llamen por su cargo o su grado académico: el licenciado, el ingeniero, el director general. Sin embargo, a muchas trabajadoras les dicen 'la niña', 'la niña de sistemas', la 'niña de RH', o señorita, linda”.

Otro dato muy importante que nos brinda el documento del Inegi, es que muchas mujeres que han tenido algún logro, por mínimo que sea, ha escuchado esta frase: fue porque tuvo relaciones sexuales con algún superior. Los resultados de la encuesta señalan que al menos 1.8 millones de mujeres se han enterado de ese tipo de comentarios que denostan su trabajo.

Si tus comentarios y aportaciones son ignorados son otra señal que no debes dejar pasar, dice la comunicóloga y feminista. De 30 tipos de agresiones que contempla el violentómetro del Instituto Politécnico Nacional (IPN), ignorar se ubica en el lugar cuatro, el 30 es el feminicidio. “Y lo peor es cuando la idea que planteaste la repite un compañero y entonces sí le resuena a los demás”.

Las burlas y los apodos que caricaturizan los aspectos físicos, de origen étnico o de roles de género son un tipo de violencia psicológica, explica, María Elena Esparza.

Así que, si porque no has manoseado a una compañera crees que no has violentado a ninguna, pero pones apodos, te burlas “de las mamás luchonas", expresas gordofobia o pones en duda la legitimidad de los logros de una mujer, sí estás ejerciendo violencia. “El chismecito de pasillo muchas veces tiene que ver con la reputación de la víctima y es otra forma de violencia psicológica”.

Para darte cuenta si estás violentando a una compañera, pregúntate “¿Si a ti te hicieran eso, cómo te sentirías? ¿Si de ti dijeran lo que están diciendo de esa compañera, si te apodaran con una palabra de burla, si te robaran tus ideas? El principio de empatía abre la posibilidad de la conciencia”.

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