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El pizarrón de Klinsmann

El Tri del Chepo de la Torre estrena al alemán en el banquillo de Estados Unidos. Aquí una radiografía de cómo juegan los equipos del estratega europeo de acuerdo con un análisis de la FIFA.

El técnico del ataque y hombre del discurso tiene que empezar a actuar. Jürgen Klinsmann debuta hoy como entrenador de la Selección de Estados Unidos y lo hace ante su similar de México. Juguemos a ser José Manuel de la Torre, desnudemos al enemigo.

La receta que causa daño está diseñada con una formación 4-4-2. Los condimentos tienen que conjugar a la perfección. Todos se enlazan para dejar un buen sabor en la cancha sin perder la esencia de su mandato: ganar. Le presentamos las dosis perfectas estipuladas en el formulario Klinsmann.

La Defensa: Infranqueable

La defensa de Klinsmann no tiene cabida para el error. Su mente está enfocada en el camino a seguir para postrar a uno de sus jugadores con el esférico frente al arco contrario. No tiene tiempo para distraerse juzgando su propia meta.

Los defensas laterales juegan a ser atacados al tiempo que atacan. Un juego astuto. Sus marcadores se pasean por la cancha; tienen que ser jugadores con sentido colectivo , tal como lo indica el grupo de estudios técnicos de la FIFA en su análisis realizado a Alemania cuando Jürgen dirigía a la Selección.

La sincronización se la dejan a los defensas centrales que son firmes en el mano a mano . Su estrategia ofensiva no permite que titubeen. Cualquier inseguridad en la defensa pondría en riesgo al número uno y eso, en la maniobra Klinsmann, no está consentido.

La media: Dinámica

La media cancha está obligada a ser el respaldo de su defensa, como si fuese parte de la misma pero con más movimiento. A la mitad de la cancha está situado el diligente del equipo, con visión total frente al arco contrario.

Los ojos de Klinsmann ven a través de este jugador, él es el cerebro y casi como convenio le dará la resolución del encuentro antes de los primeros 10 minutos de juego. El táctico de su equipo tiene que ser ante todo calculador, sólo un poco más que él, un privilegio por la ventaja que no tiene el estratega: estar en el terreno de juego.

La delantera: Ímpetu

En la ofensiva, cuando se tiene la mezcla exacta, no se necesita voracidad. La exactitud y pulcritud en los movimientos de un dúo son suficientes.

Klinsmann tiene claro que el beneficio de los jugadores jóvenes es que no temen a jugar por lo imposible y al hacerlo abren la puerta al milagro. Mientras uno de sus delanteros arriesga, el otro prevé. Una oda a la contrariedad pero funcional. Cuando apuestas todo al atacar con una visión de rutina con ímpetu juvenil la estrategia ya no será sorpresa. Los resultados, sí.

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