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Supercopa, opción para estar en la élite

La UEFA opta por rotar el partido en países que difícilmente o nunca tendrán una final de Champions o un partido grande.

Todo comenzó con el deseo de supremacía holandesa, en 1972, en la mejor época del Ajax de Johan Cruyff y la naranja mecánica, que en un partido se definiera al mejor club del continente europeo. Así nació la Supercopa de la UEFA, el trofeo que desde hace cinco años tiene sede itinerante y explora todas las regiones del viejo continente.

La versión incluyente de la Unión de Asociaciones Europeas de Futbol (UEFA) ha llevado la Supercopa a República Checa, Gales, Georgia, Noruega, Macedonia y Estonia, la sede del partido entre el campeón de Champions y Europa League, escenarios que en escasas ocasiones aspirarían para albergar a equipos como Real Madrid y Manchester United, los finalistas del 2017.

La iniciativa del editor de De Telegraaf, Anton Witkamp, para realizar un juego entre los ganadores de las copas europeas, actualmente se convirtió en el inicio de la temporada europea.

Entre 1973 y 1997, a excepción de tres ediciones que no se realizaron debido a falta de fechas, problemas políticos y por suspensión de partidos luego de la tragedia de Heysel, la Supercopa se realizó con una serie de partido de ida y vuelta; posteriormente, la UEFA firmó un acuerdo para que el trofeo se disputara en un solo partido con sede fija en Mónaco. Desde el 2013, la Supercopa se disputa en sedes alternas, teniendo como principal característica que los estadios de categoría 3 pueden albergar el juego.

El documento Regulations of the UEFA Super Cup 2015-2018 cycle indica que los estadios con categoría 3 y 4 son los que aspiran a recibir la final.

Para recibir una final de Champions League sólo se contemplan a escenarios de categoría élite; es decir, mayores a 50,000 espectadores, con áreas Hospitality, VIP.

En territorios como Macedonia y Estonia, la Supercopa significa la primera final europea en la historia de los países, un propósito sobre el reparto de privilegios, partidos, finales y beneficios para las federaciones que integran la UEFA.

Supercopa, sin aficionados ?de finalistas

El reglamento de la Supercopa indica que al menos 75% de las entradas será repartido entre los clubes finalistas y los aficionados del país local. El resto está destinado para las federaciones que reciben el partido final, la UEFA y los socios comerciales.

Además de la distancias, la infraestructura de las ciudades que reciben el partido de la Supercopa y el costo de los viajes, los clubes que juegan en la final apenas han recibido entre 66 y 18% del aforo total de las sedes finalistas.

eduardo.hernandez@eleconomista.mx

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