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Timberwolves, trabajar con el futuro

La franquicia de Minnesota se ha caracterizado en los Últimos años por fomentar el trabajo con novatos y jóvenes.

Andrew Wiggins deseaba terminar como héroe en su primer juego en el Target Center, su nueva casa; pero cayó en la trampa de Jimmy Butler. Restaban 1.3 segundos en el reloj, con ventaja de un punto de Timberwolves sobre Chicago, cuando el pick número uno del draft del 2014 de la NBA cometió falta, que a la postre se convirtió en los tiros del triunfo para los Bulls.

Phillip Saunders, coach de Minnesota, había visto casi la misma escena hace 18 años, pero en la figura de Kevin Garnett. El último ídolo de Minneapolis, en 1996, era el novato al que apostaban el futuro del equipo, pero en su primer juego donde debía hacer el tiro ganador, Garnett falló y tuvo que cargar con la derrota. Saunders sólo dijo: Es parte del proceso de aprendizaje, pero a largo plazo vale la pena .

Ésa es la filosofía de Minnesota Timberwolves, encarnada en Wiggins, Bennett, LaVine y, por supuesto, en Rubio. El equipo con uno de los promedios de edad más bajos de la liga (25.06 años) cuenta con los últimos dos mejores prospectos del circuito; además de otros cuatro jugadores seleccionados en la primera ronda del draft en distintos años. El futuro luce prometedor para la franquicia que suma 10 temporadas sin postemporada.

La gerencia emprende la tercera revolución en apenas 20 años. La primera estuvo a cargo de Kevin Garnett, siendo su mejor resultado una final de Conferencia; después llegó Kevin Love, pero con el seleccionado estadounidense nunca pudieron llegar a playoffs; finalmente, la juventud será el proyecto que, en un par de años, pueda despertar del letargo a los Timberwolves.

Andrew Wiggins y Anthony Bennett fueron las selecciones número uno del draft de 2014 y 2013, respectivamente. Llegaron a Minnesota como parte de la transacción que llevó a Kevin Love a Cleveland.

La esperanza está encarnada en Wiggins, el muchacho de 19 años que sólo pasó un año por el basquetbol universitario y que en su primera semana, tras llegar a Minnesota, generó que se vendieran 300 paquetes de entradas para toda la temporada en el Target Center.

Tanto Andrew como Bennett han ayudado a la franquicia a cobrar notoriedad en la zona. Ambos canadienses de nacimiento, y debido a su cercanía con Minneapolis, colaboraron para que la expectación creciera en un equipo que en la temporada anterior fue antepenúltimo en asistencia de la liga.

El interés de la afición sólo se compara cuando en el 2011 llegó Ricky Rubio al equipo. El base español será desde la próxima temporada el jugador franquicia de Timberwolves, con un contrato de 55 millones de dólares por cuatro años. Con tres temporadas en la NBA y 24 años de edad, Rubio será el líder de un grupo de novatos que buscan irrumpir en la escena del basquetbol profesional.

Por lo pronto, lo único seguro en Minnesota será la paciencia para explotar el talento de sus jóvenes, y volver al protagonismo en la NBA.

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