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Tokio 2020, la lucha entre la pandemia y el daño económico

El repunte de casos de Covid en Japón y la lenta vacunación de la población (20%) alarma sobre más restricciones o hasta un escenario fatalista como la cancelación de los Juegos, especialistas coinciden en que el estado de emergencia golpea a una economía que lucha por recuperarse.

Media tour at the Olympic and Paralympic Village for the Tokyo 2020 Games

Media tour at the Olympic and Paralympic Village for the Tokyo 2020 GamesREUTERS, X80003

El crecimiento de la cifra de contagios por Covid-19 en Japón mantiene la moneda en el aire para decisiones como el acceso al público local, que en teoría ante los protocolos sanitarios se estimaba en un límite de 50% del aforo de un recinto deportivo. Mientras que hasta la fecha, los patrocinadores e invitados especiales se mantienen con su boleto de entrada.

El público es sólo una parte del ecosistema que inyecta dinero a los Juegos Olímpicos.

La extensión de los estados de emergencia en diferentes ciudades de Japón ha sido la variable sobre la que han trabajado los organizadores y mantiene en desvelo no sólo a las televisoras y patrocinadores, es también un eco al impacto en la economía japonesa que ya se tambalea hacia una recesión. Economistas de ese país analizan que una emergencia más prolongada provocaría una mayor probabilidad de que Japón sufra una segunda contracción trimestral consecutiva.

Mientras que, un abandono de último minuto de los Juegos por una emergencia prolongada frenaría la esperada recuperación económica en el verano y reduciría el crecimiento este año hasta en 1.7 puntos porcentuales, según Yuki Masujima, analista de Bloomberg Economics.

Sin embargo, los inversionistas aún pueden encontrar algo de tranquilidad cuando el primer ministro japonés, Yoshihide Suga asegura que los Juegos Olímpicos seguirán adelante pese a un extendido estado de emergencia. Otros economistas argumentan que seguir adelante con el evento también pondría en riesgo la economía si contribuye a una aceleración de las infecciones o la propagación de nuevas variantes.

En la primera semana de julio, Japón reporta alrededor del 20% del total de su población vacunada. Si bien, el país ganó elogios por contener los casos de virus en la primera fase de la crisis de Covid-19, ahora está pagando el precio de un lento lanzamiento de la vacuna.

En medio de la emergencia por el virus, el debate sobre si los Juegos deberían continuar se está intensificando. El Asahi Shimbun, uno de los cuatro periódicos más importantes de la nación y patrocinador del evento pidió que no se realicen. Algunos equipos deportivos cancelaron campos de entrenamiento en Japón, entre ellos, el conjunto nacional de atletismo de Estados Unidos y el equipo australiano de rugby.

"No deberíamos juzgar si celebrar los Juegos Olímpicos en función de su impacto económico. Si el evento se puede realizar sin causar ningún problema al sistema médico que se ocupa de Covid, entonces deberíamos hacerlo. Si no, no deberíamos. La cancelación causaría una pérdida económica directa de alrededor de 12, 900 millones de dólares", apunta Toshihiro Nagahama, economista del Instituto de Investigación de Vida Dai-Ichi.

Eso se compara con una estimación de 11,627 millones de dólares hecha por el economista Takahide Kiuchi de Nomura Research Institute Ltd., que se basa principalmente en la pérdida de consumo. Kiuchi advierte que el daño económico podría terminar siendo mucho mayor en el escenario donde los Juegos desencadenen otro pico en las infecciones, provocando otra emergencia de virus.

"El beneficio económico del evento en sí no es tan grande en esta etapa. Si seguir adelante con los juegos aumenta el riesgo de infección, eso tendrá muchos inconvenientes económicos".

Kazuma Maeda, economista de Barclays Securities, por su parte analiza que una extensión de emergencia sanitaria provocará una mayor contracción este trimestre, pero la clave de la recuperación no son los Juegos Olímpicos.

"Es el progreso en las vacunas lo que es el punto focal para la mentalidad de los consumidores en lugar de los Juegos Olímpicos", dijo.

El presidente del Comité Olímpico Japonés, Yasuhiro Yamashita, ex medallista de oro olímpico en judo, habló sobre la oportunidad que representa este contexto para repensar el alto costo de los Olímpicos.

 “En lugar de ser extravagantes y costosos, los Juegos deberán cambiar para sobrevivir. Espero que este sea un punto de inflexión. Deberían convertirse en una oportunidad para repensar la enorme escala y el costo del espectáculo deportivo más grande del mundo".

El gobierno japonés y el COI están apostando a la reputación política y a los miles de millones de dólares en la organización que podrían levantar el ánimo global y mostrar 'un regreso a la normalidad'. 

Además de la pérdida de gastos de los participantes y los residentes locales, la cancelación sería un golpe para el estado de ánimo de la nación que podría deprimir el gasto y la inversión en toda la economía. La prohibición de los espectadores extranjeros es una pérdida de ingreso que Tokio esperaba para apoyar al pago de la operación de los estadios y la infraestructura construida para el evento.

Otro aspecto que causa nerviosismo es el establecimiento médico de Japón. Inicialmente, los organizadores habían planeado tener alrededor de 10,000 médicos, enfermeras y personal en espera de los juegos, pero han tenido que reducir ese número a alrededor de 7,000 debido a la necesidad de personal para lidiar con los brotes en curso.

"Tenemos grandes reservas acerca de organizar los Juegos Olímpicos a expensas de la vida y la salud de pacientes y enfermeras", dijo Susumu Morita, secretaria general de la Federación Japonesa de Sindicatos de Trabajadores Médicos.

No garantizar suficiente apoyo médico para los espectadores, atletas y delegaciones, podría significar la decisión de prohibir no solo a los fans extranjeros, sino también a los espectadores locales, dejando a los atletas actuando en estadios vacíos.

Las emisoras

Si bien los espectadores en las gradas son un impulso para la ciudad anfitriona, los Juego se han centrado en los derechos de transmisión, transmitiendo eventos a más de 3, 000 millones de espectadores. Comcast Corp. pagó 4,400 millones para que su red NBC mostrara los Juegos Olímpicos en los Estados Unidos. Los ejecutivos de NBC están apostando a que la demanda acumulada por el aplazamiento ayudará a impulsar una mayor audiencia y revertir las recientes caídas en las calificaciones de los juegos.

Eso sería un impulso para la cadena, ya que ya acordó pagar otros 7, 750 millones de dólares para transmitir los juegos de 2021 a 2032. Es una gran fuente de ingresos para la compañía, que ganó 250 millones de los juegos de verano de 2016 en Río de Janeiro.


"Nuestros planes continúan con toda su fuerza para presentar los juegos en nuestras plataformas de NBC este verano", dijo el portavoz de NBC Sports, Greg Hughes.

Las consecuencias financieras de otro aplazamiento o cancelación no están claras. En marzo de 2020, justo antes de que la pandemia obligara a retrasar los juegos, NBC dijo que había vendido un récord de 1,2500 millones en publicidad.

La empresa no ha detallado qué sucedió con esos compromisos publicitarios. Es posible que algunos clientes hayan reorientado el gasto en otra programación de NBC, mientras que otros pueden haber pedido que se les devuelva el dinero.

Discovery Inc., que transmite los Juegos Olímpicos en Europa, cuenta con el evento para promover su nuevo servicio de transmisión en línea, Discovery +, mientras que NBC impulsa su propio servicio, Peacock, en casa.

"No debería haber pérdidas si no hubiera unos Juegos Olímpicos", dijo el año pasado el director ejecutivo de Comcast, Brian Roberts, antes de que se pospusieran los juegos. Pero también dijo que si los juegos no ocurrían, "no habría ganancias".

marisol.rojas@eleconomista.mx

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