Asesor inmobiliario, un refugio ante el desempleo por la pandemia

El mercado laboral en México perdió poco más de 12 millones de puestos de trabajo a causa de la pandemia. El retorno a la ocupación no ha sido sencillo porque en los últimos dos años la población potencial para trabajar también ha incrementado, lo que genera más competencia para acceder a un empleo, pero frente a este panorama, la asesoría inmobiliaria se ha posicionado como una alternativa para quienes no han conseguido una oportunidad laboral.

“En México se venden entre 200,000 y 700,000 viviendas al año, muchas de ellas son usadas y se necesita de asesores inmobiliarios para la compra-venta”, expone Gregorio Sánchez, director Corporativo y de Negocios de Banco Inmobiliario Mexicano (BIM). 

El sector inmobiliario fue uno de los más castigados con la declaratoria de emergencia sanitaria por la covid-19 en el 2020 al no ser considerada una actividad esencial. Pero el año pasado tuvo un saldo positivo en términos generales, sobre todo en construcción de vivienda, que ayudó a incorporar a más personas a los bienes raíces. 

“Hoy mayormente encontramos asesores independientes porque un 50% de la vivienda que se comercializa en México es usada y necesita de asesores inmobiliarios y esos suelen ser independientes”, expone Gregorio Sánchez. 

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), el trabajo por cuenta propia abarca a 1.1 millones de personas más de las se encontraban en esta condición antes de la pandemia. 

La plataforma Inmuebles 24 estima que en México hay alrededor de 100,000 profesionales que se dedican a los bienes raíces y alrededor del 30% trabaja de manera independiente. Sólo 11% labora en agencias grandes. 

“Es una industria muy incluyente, porque al no necesitar una preparación formal, a pesar de que existe, da espacio para que personas jóvenes o jubilados puedan ingresar a estas actividades”, opina Alejandro García, director de Marketing de Inmuebles 24. 

Las condiciones 

Las grandes agencias son las que suelen tener con mayor frecuencia una fuerza de trabajo con sueldo base y capacitación constante. En términos generales, los asesores inmobiliarios perciben comisiones que alcanzan hasta 5%, según el BIM. Sin embargo, en zonas turísticas llega a haber comisiones de hasta 10 por ciento. 

“Es una actividad económica muy incluyente, pero los grandes retos que se ven para esta industria es la capacitación. Hoy se estima que sólo 1 de cada 10 profesionales cuenta con una certificación y también uno de cada 10 utiliza un sistema de CRM”, señala Alejandro García. 

En términos generales, los asesores inmobiliarios trabajan con flexibilidad de horarios, pero en una semana suele hacerse una inversión fuerte de tiempo para generar interés en las propiedades y la siguiente semana se utiliza para mostrar las propiedades. 

“Afortunadamente cada vez vemos más asesores inmobiliarios mejor preparados y creo que las características de un buen asesor son la capacitación que tiene todos los días, los conocimientos técnicos y legales. Tenemos que evolucionar como el mercado americano donde son asesores certificados los únicos que pueden vender o rentar propiedades”, señala Gregorio Sánchez. 

Profesionalización

Para Florencia Estrada, presidenta nacional de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI), la labor de un agente inmobiliario no sólo se basa en conocimiento de ventas, sino debe de conocer todos los aspectos que rodean el desarrollo y la comercialización de un bien inmueble.

“Para ser asesor inmobiliario necesitas conocer de arquitectura, de aspectos legales, de aspectos fiscales, de crecimiento urbano, de imagen urbana, de ingeniería, de zonas agrícolas, de zonas turísticas, de geografía, hidrología, de leyes...Todo ese conocimiento del mercado, es la formación de un profesional inmobiliario”, detalla Estrada.

Ante una mayor incursión de personas a la labor de agente, la AMPI indica que es necesaria una profesionalización de estos nuevos corredores para dar un servicio eficiente y de calidad al usuario final.