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México enfrenta el gran reto de producir vivienda asequible para la mayoría de la población
La colaboración entre los tres órdenes de gobierno es crucial para poder combatir este problema que se acentuó en años recientes, también provocado por la inflación en los insumos para la construcción
En México, actualmente, de cada 100 unidades en construcción, dos unidades corresponden a la vivienda económica, es decir la de un precio menor, cuando la mayor parte del rezago habitacional, según participantes de la industria, se debe de atender con construcciones de este segmento.
De acuerdo con datos del Registro Único de Vivienda (RUV), en el primer trimestre del año, de las 31,091 casas en proceso de construcción, 2.33% correspondió al segmento de menor precio, al de la vivienda económica.
Así, al tercer trimestre del año en todo el país se producían 724 casas económicas. En contraste, las viviendas de casi 600,000 pesos en adelante, es decir, del segmento tradicional, medio y residencial, registraron la mayor proporción de producción, con un total de 51.7% del total registrado por los desarrolladores.
El costo de vivir en las ciudades
Si bien la construcción de vivienda de menor precio es una problemática a nivel nacional, casos de entidades en lo particular resaltan porque cada vez registran menor oferta de vivienda social.
Por ejemplo, en la Ciudad de México la producción total de casas durante el primer trimestre del 2022 fue de 268 unidades, de las cuales más de 60%, unas 173, fue del segmento tradicional, que de acuerdo con la definición de la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi), corresponde a un valor de entre 585,310 y poco más de 1 millón de pesos.
En el caso de Nuevo León, el estado con el mayor dinamismo en la construcción de casas, de las 5,293 unidades en producción durante los primeros tres meses de este año, solo 0.32%, es decir, 17 viviendas, son de tipo social, es decir de menos de 350,000 pesos.
Para Jalisco, el panorama es similar, pues de su producción de 2,819 casas que registró entre enero y marzo de este año, unas 314 son las que se ubican en un precio promedio de 345,000 pesos a la venta.
También existen casos como el Estado de México, que cuenta con más de 20% de su producción en viviendas con valores de entre 460,000 y cerca de los 600,000 pesos; sin embargo, cabe recordar que el año pasado, Sedatu señaló que de las más de 100,000 unidades que este gobierno planea recuperar, una proporción importante se ubica en el norte del país y en la zona metropolitana del Valle de México.
El gran déficit
En México, existen 8.5 millones de viviendas en condiciones de rezago habitacional, donde viven más de 33 millones de personas.
Las casas que se encuentran en situación de rezago son porque cuentan con materiales precarios en pisos, techos y muros y no cuentan con excusado o son aquellas donde sus residentes habitan en hacinamiento.
Para Luis Alberto Moreno Gómez Monroy, presidente nacional de la Canadevi, si bien el mayor rezago se debe de atender con vivienda social y asequible para la mayor parte de la población, es necesario que exista una colaboración entre los tres órdenes de gobierno para dar soluciones al respecto.
“Tenemos que buscar las buenas prácticas de gobiernos estatales y sumarlas a estas circunstancias para que de manera particular en cada de los estados veamos opciones de atender a la base de la pirámide, opciones de atender a la gente de bajos ingresos para que tenga el derecho constitucional de tener una vivienda”, comentó Gómez Monroy.
De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), actualmente los principales factores para que una familia no pueda adquirir una vivienda es el alto costo para comprar una casa y la percepción de bajos ingresos, lo cual genera la incapacidad de que las personas puedan acceder a un financiamiento público o privado.
“Es por ello que el ingreso familiar es uno de los principales factores asociados al rezago habitacional ya que 69.10% de los hogares recibe menos de cinco veces el valor de la Unidad de Medida y Actualización (UMA) mensual vigente”, según la Sedatu.
Vivienda social una deuda histórica
Para la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi) del Valle de México, la producción social no solo debe atenderse a petición de la demanda del gobierno actual, sino que es una “deuda histórica” hacia los habitantes del centro del país.
Yuri Zagorin, actual presidente de Canadevi Valle de México, consideró que, pese a las intenciones de alianzas para mitigar la falta de viviendas asequibles en la ciudad, y con programas impulsados por el gobierno local para acelerar la obtención de permisos en el desarrollo de casas, es necesario ir más allá.
“Es lo que queremos hacer todos, administración y empresarios, pero también la sociedad civil necesita, necesitamos de vivienda. Se llama vivienda social porque el hecho de que no haya vivienda asequible, cerca de las fuentes de trabajo, que la gente tenga que trasladarse cantidades ridículas de horas, que no pueda tener una familia, nos afecta a todos”, sentenció el representante de los desarrolladores de la Ciudad de México y Valle de México.
Para Zagorin, cualquier programa que se impulse entre desarrolladores y el gobierno capitalino debería medirse al menos mensualmente para evaluar los resultados y mejorar las áreas de oportunidad.
“Hacer vivienda central te va a ayudar a reducir huella de carbono, hacer más eficiente nuestra plantilla laboral, porque no tiene que trasladarse tanto tiempo, a reforzar lazos familiares”, dijo Zagorin.
Sin embargo, más allá de los programas que puedan surgir, para el desarrollador debe atenderse también el nivel de los salarios de los trabajadores para que se alcancen mayores montos de créditos hipotecarios, así como los costos que actualmente representa el precio de la tierra y de los materiales de la construcción.
(Con información de Fernando Gutiérrez)