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El Presupuesto 2012
El Ejecutivo federal presentó al Congreso, a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el programa económico para el 2012 que se basa en un marco macroeconómico que refleja estabilidad en un entorno externo complicado.
El Ejecutivo federal presentó al Congreso, a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el programa económico para el 2012 que se basa en un marco macroeconómico que refleja estabilidad en un entorno externo complicado.
Para el 2012 se espera que la economía mexicana crezca 3.5%, el tipo de cambio promedio se ubique en 12.20 pesos por dólar y que las tasas de interés registren un nivel de 4.8 por ciento.
Por otra parte, el déficit fiscal como proporción del PIB se proyectó en 0.2%, menor al esperado para este 2011 que se estima sea de 0.5 por ciento.
Mas allá de los detalles del Presupuesto que suelen ser demasiado densos, me parece que es importante destacar varios elementos. El primero de ellos es que si bien se espera un menor ritmo de crecimiento, una expansión de 3.5% se encuentra muy lejos de considerarse una etapa de recesión.
Por otro lado, hay que considerar que a lo largo de los dos últimos años México ha sido un destino importante para la inversión financiera extranjera y esto ha permitido que el peso mantenga una fortaleza a pesar de los problemas económicos globales.
Lo interesante de la estimación que plantea el gobierno federal sobre el tipo de cambio para el 2012 es que los niveles actuales son resultado de una sobrerreacción de los distintos agentes económicos ante los problemas de deuda soberana en Europa, lo que ha provocado un incremento en la aversión al riesgo y la depreciación no sólo del peso mexicano, sino prácticamente de todas las monedas emergentes.
Es decir, detrás de la estimación del tipo de cambio subyace la premisa de que seguramente seguirá existiendo volatilidad, pero que una vez que se cierre el paréntesis de incertidumbre el peso recobrará su fortaleza.
O dicho de otra manera, lo que se está viendo con la moneda local es resultado de un proceso global de aversión al riesgo y no de un deterioro de la balanza de pagos como en el pasado.
Con esta perspectiva, apostar en contra del peso es una estrategia altamente riesgosa.
En materia de finanzas públicas se espera un balance equilibrado, lo que ha pasado prácticamente inadvertido por los analistas, pero que es un logro muy importante sobre todo si se considera que el factor que tiene en jaque al mundo es precisamente los altos niveles de endeudamiento de las economías avanzadas y los altos déficit fiscales.
Recuerda usted ¿a cuánto ascendió el déficit fiscal de México en 1976?, 10% como proporción del PIB, en 1981 fue de 11% y un año después de 14 por ciento.
Se dice fácil, pero mantener en equilibrio las finanzas púbicas le ha costado a México y a los mexicanos muchos sacrificios.
En nuestro país se tuvo que renegociar la deuda externa, vender miles de empresas públicas y abatir las transferencias al exterior. Ya sabemos, por experiencia, que el camino a la estabilidad es tortuoso, la medicina amarga y los resultados a largo plazo. Es decir, para los países periféricos de Europa el futuro en el corto y mediano plazo se ve complicado y, por supuesto, seguirá siendo fuente de volatilidad en los mercados financieros.
Pero precisamente por lo mucho que nos ha costado alcanzar y mantener en equilibrio las principales variables macroeconómicas debemos valorar la situación del país. Cuando uno lee el desprecio con el que se califica el Presupuesto y se le etiqueta como inercial , hay que recordar la década de los 80 y poner a nuestro país en la perspectiva internacional.
Por supuesto hay muchas cosas que hacer, pero sin duda nuestro país hoy se presenta al mundo como una economía con extraordinarios fundamentos que nos hacen atractivos para la inversión a pesar de todo.
Manuel Guzmán M. es director ejecutivo de Administración de Portafolios y Análisis y Estrategia Económica de Grupo Financiero Ve Por Más.