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El Empresario

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Del fracaso al éxito, así resurgieron dos emprendedores latinoamericanos

Equivocarse en los negocios no es malo, es una situación que tiene que ser tomada con mucha filosofía, un aprendizaje para impulsarse de nuevo y volver con mejores experiencias y conocimientos

La clave es aprender del fracaso y reinventarse

La clave es aprender del fracaso y reinventarseShutterstock

Platicar sobre un fracaso puede ser difícil, recordar y revivir momentos complejos no es algo que todos puedan y quieran expresar, pero para un emprendedor tiene que ser casi natural, porque el camino está lleno de baches y dificultades, pero reinventarse y volver a intentarlo, es la clave de muchos empresarios exitosos que en el inicio vieron caer sus proyectos.

Fracasar en los negocios no es algo malo, aunque la frase no tenga mucho sentido, es una situación que tiene que ser tomada con mucha filosofía, un aprendizaje para impulsarse de nuevo y volver con mejores experiencias y conocimientos, muestra de ello es que la Radiografía del Emprendimiento en México, realizada por la Asociación de Emprendedores de México (Asem), indicó que el 45% de los emprendedores en el país han tenido alguna empresa que fracasó.

“Para emprender tienes que tener una mentalidad muy fuerte, tu personalidad y tu forma de ver la vida dictan mucho de si tienes lo necesario para hacerlo, porque en el camino hay muchos obstáculos, muchas negativas y tropiezos, pero la clave está en levantarse y saber que cada golpe te vuelve más fuerte”, señaló Jaime Matus, ángel inversionista, General Partner de Invariantes Fund y cofundador de Cacao Capital.

En un mercado tan competido y lleno de cambios, el fracaso es latente; sin embargo, hay formas de evitarlo, por esa razón, Jaime mencionó en entrevista que el primer paso es estar enfocado, no perder de vista los objetivos y concentrarse en cumplirlos. El segundo es buscar resolver un problema que haga que el producto tenga valor y abra un nicho de clientes, por último, está la importancia de la planificación, pues es de suma importancia verificar y analizar cada componente antes de aventurarse al mundo de los negocios.

En este sentido, recopilamos dos historias de emprendedores latinoamericanos quienes estuvieron presentes en el Centro Fox, en un programa de aceleración con Irrazonable México, donde hablaron de sus fracasos y cómo hoy son fundadores de proyectos que tienen un panorama prometedor.

Intentando revolucionar el café 

Desde pequeño David tuvo claro que quería ser emprendedor, y con el tiempo vio una gran oportunidad de inversión en el café hondureño; sin embargo, no sabía casi nada del cultivo y el proceso de producción, creyó que, si se rodeaba de la gente correcta, podría impulsar un producto, terminar con el abuso de los intermediarios y con un buen trabajo de marketing exportar a todo el mundo, pero no dimensionó las dificultades que el mercado le presentaría.   

“Tuvimos problemas con las cosechas de café, perdimos cargas completas, nos dimos cuenta que en el premium, una vez que se tuesta y se empaca, en 15 días ya no es bueno, aprendimos en general que es un fruto muy complicado de manejar, que las exportaciones y los procesos están hechos para que las empresas que lo controlan sigan manejando todo, constituimos la empresa, pero al final tuvimos que cerrarla”, indicó David.

Pese al rotundo fracaso, sus ganas de emprender no se detuvieron, junto a su actual socio, Kevin Dubon, fundó Elevate, una academia digital con cursos que refuerza los conocimientos digitales y les ayuda a encontrar empleo de forma remota. Los emprendedores tienen convenio con 600 empresas en todo el continente que buscan cubrir sus vacantes de este tipo y el 65% de sus alumnos logran ingresar al mercado laboral en dos meses aproximadamente.

Apostando por la telemedicina

Carlos López es médico de profesión, pero desde que estudiaba se dio cuenta que su educación no lo preparaban para ninguna otra actividad y supo que quería hacer algo diferente, emprender a través de la medicina. Sin embargo, es consistente de que en Colombia, de donde originario, hay regiones de difícil acceso y muchas veces no pueden llegar especialistas, por ello vio en la telemedicina una oportunidad perfecta para hacer llegar servicios de salud a las zonas más alejadas y al mismo tiempo hacer un negocio.

A finales de los 90s se asoció con una compañía petrolera para importar portafolios que costaban miles de dólares y que incluían una pantalla y un teléfono, con los cuáles se podían enlazar consultas con especialistas, pero en un año sólo se dieron 100 consultas, calificándolo el mismo como un rotundo fracaso, pues se dio cuenta que era más barato subir a un especialista al helicóptero y llevarlo a las plataformas o a las zonas donde estaban trabajando.

Esto no lo detuvo, seguía con la idea de apostar por la telemedicina, y puso dos consultorios en dos provincias amazónicas en Colombia, donde sólo era posible llegar a través de ríos o por viaje de una hora en avión desde Medellín. Ofrecerían asesoría remota con médicos especialista y a pesar de los convenios con el gobierno y tener los permisos correspondientes, tuvo un nuevo tropiezo.

Invertimos más de 100,000 dólares en los consultorios, pero resultó que la gente nos acusó de fraude, que cobrábamos consultas con especialistas, pero las daba un médico general, a pesar que comprobamos que no era cierto y el juez nos dio la razón, la gente no lo aceptó y me fui a la quiebra, los bancos no me prestaron nada en cinco años, tuve que empezar de cero”, mencionó Carlos.

Años después fundó GLYA, la cual utiliza IoT para recolectar datos de los pacientes como presión y glucosa, esta información le permite a los médicos monitorear de mejor manera la condición de las personas y prevenir emergencias médicas. El modelo ha tenido éxito en Colombia y esperan que en este año inicien operaciones en México.

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