El ambiente laboral y la cultura corporativa

Cuando los creadores de una idea dirigida a atender algún tipo de necesidad de la sociedad toman la decisión de constituir una entidad para que se haga cargo de llevar a cabo las tareas requeridas para desarrollar y ejecutar la idea, adicionalmente de crear la entidad jurídica, también da inicio el proceso de creación de una estructura organizacional.

Los fundamentos de dicha estructura son la visión, la misión y los valores que los fundadores desean que sean la fuente de inspiración de todos los miembros de la organización, a fin de alinear todos sus esfuerzos a cumplir con los objetivos planteados para lograr la idea original.

A partir de estos conceptos, los fundadores, encargarán a un equipo de personas que formarán el gobierno corporativo y la administración a diseñar la organización con todos aquellos puestos necesarios para cumplir con la misión y la visión. Adicionalmente, establecerán las reglas de jerarquización, comunicación, operación y comportamiento que las personas asignadas a cada puesto deberán cumplir a efectos de alcanzar las metas y objetivos derivados de la misión y visión definidos.

Las reglas mencionadas quedan documentadas y comunicadas tanto verbal como en forma escrita a través de talleres de inducción y la entrega de manuales de políticas y procedimientos, así como un código de ética y conducta, que son las principales herramientas para que cada persona conozca sus tareas y obligaciones, así como las reglas de comportamiento.

Todos los elementos anteriores, ayudan a que los colaboradores que trabajan en una entidad, sea esta una empresa particular, una asociación civil o un organismo gubernamental, tengan los elementos suficientes para que puedan llevar a cabo sus labores con eficiencia y efectividad, evitando conflictos que generen ambientes no adecuados para lograr el mejor rendimiento de los colaboradores.

Existen, además, leyes y reglas de respeto a las personas que la entidad debe cubrir para evitar conflictos con las autoridades.

Desde estaciones de trabajo adecuadas para ejecutar las tareas asignadas, incluyendo las herramientas de trabajo, los espacios y la ventilación suficiente, los pasillos y vías de comunicación dentro de las instalaciones con todas las medidas de seguridad, hasta las reglas de comportamiento que aseguren un trato entre colaboradores respetuoso independientemente de la jerarquía, condición social, religión o género. Son medidas que tanto los administradores como el gobierno de la entidad tienen que asegurar para lograr un ambiente de trabajo adecuado que promueva la eficiencia y efectividad.

Hoy en día, existen temas polémicos que pueden generar ambientes de trabajo enrarecidos que generen tensiones entre los integrantes de la organización. Dentro de estos, existen actitudes que en el pasado eran aceptadas, y que ahora son consideradas ofensivas, dentro de estas están las bromas desde religiosas, políticas o de género, que para algunas generaciones eran comunes, hoy en día para las generaciones más jóvenes son claramente inaceptables. Asimismo, hay posiciones religiosas, políticas o de temas sexuales o de género que representan riesgos de conflicto importantes, con objeto de atenderlas deben existir políticas dirigidas a el respeto e inclusión.

Los retos que tienen actualmente las organizaciones en cuanto a ambiente laboral son importantes y las administraciones deben tener suficiente vigilancia que ayude a prevenir los conflictos que pongan en riesgo un ambiente saludable y satisfactorio para todos sus integrantes.