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El Empresario

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Hacia un liderazgo ágil

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Las nuevas necesidades de los empleados exhortan a las empresas a llevar a cabo una profunda restructuración de su gestión y liderazgo, claves fundamentales para alcanzar el objetivo de fidelizar a las personas.

Entre estas nuevas necesidades se encuentran tener claridad respecto a sus funciones y responsabilidades, y lo que se espera de ellos. Pero también, buscan tener claras las opciones y oportunidades a las que pueden aspirar durante el tiempo en el que formen parte de la empresa. 

Para lograr lo anterior, es muy importante desarrollar una relación tripartita jefe-empleado-equipo, que se caracterice por ser respetuosa, inclusiva y de confianza. De tal forma que, para satisfacer las nuevas necesidades de los profesionales, es preciso que los líderes adopten nuevas y mejores prácticas, como buscar que la estrategia se adapte al empleado y no el empleado a ella. Por lo que se requiere:

  • Prepararse y/o actualizarse, para ser mejores mentores e inspirar a la acción.
  • Desarrollar un enfoque más cálido y empático, para lograr una experiencia personalizada, centrada principalmente en la parte humana, y en los sentimientos y emociones de cada una de las personas.
  • Ser más receptivos, para comprender tanto las aspiraciones de los empleados, especialmente la necesidad de autonomía, como los factores que influyen de manera negativa en su motivación.
  • Implementar procesos más dinámicos, para que los colaboradores puedan centrarse en lo realmente importante, e incluso, ser más creativos.
  • Generar y poner en marcha una cultura de diversidad e inclusión, que realmente se aplique y se vea reflejada entre los integrantes de los equipos de trabajo.
  • Transmitir correctamente los objetivos de la dirección y tener la capacidad de convertirlos en objetivos del equipo.  
  • Implementar un sistema de debate continuo, para no tener que esperar a reuniones periódicas de evaluación.
  • Hacer pruebas, para tener la oportunidad de reconocer límites, aprender de los errores y realizar ajustes.
  • Ser flexibles, respecto a modalidades de trabajo, recompensas y procesos.

Es aconsejable que los managers busquen la manera de que los colaboradores compartan su estado de ánimo y su nivel de bienestar en la gestión de sus tareas, y que proporcionen retroalimentación. Llevar un registro de las etapas de un determinado proyecto y planificar el siguiente paso, será de gran ayuda.

La práctica de un diálogo continuo es una excelente manera de garantizar que todos comprendan el impacto de su contribución personal en la organización. Además, es una gran alternativa para que los managers y empleados se pueden acercar, trabajar en equipo y, cuando la situación lo requiera, identificar y determinar las soluciones más adecuadas.

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