Lectura 4:00 min
Liderazgo vulnerable
El autoconocimiento y fortalecimiento de la autoconfianza por medio de psicoterapia es una herramienta adicional que coadyuva a potencializar el talento.
“Luz Adriana, ¿tú no vas a terapia?”, me preguntó una de las ejecutivas más jóvenes de mi equipo, durante un receso.
En las empresas, como es natural dada la composición o distribución de la población en nuestro país, cada día se cuenta con mayor talento joven, perteneciente a la llamada generación Z, al convivir con ellos en el ámbito laboral y escuchar más sobre su estilo de vida en estos últimos años, me di cuenta de que muchos de ellos y ellas hoy valoran y asisten a psicoterapia. Para mí ejecutiva, digamos más madura, dicho recurso nunca estuvo al alcance, de hecho, era un tema sensible del que no se hablaba.
Hoy día, después de un continuo aprendizaje por parte de estos jóvenes, e incluso de mis propias hijas, me doy cuenta de que no hablar de nuestros propios desafíos, es sin duda uno más de los sesgos inconscientes que vamos acumulando a través de los años y que en realidad, así como en su momento se hizo común utilizar apoyos para mejorar condiciones físicas como podría ser la ortodoncia, el buscar especialistas para fortalecer nuestro balance y salud mental. Estas disciplinas o tratamientos se convierten en una gran posibilidad, sin duda de mucho mayor relevancia y envergadura, ya que pueden alcanzarse cambios de pensamientos, paradigmas, creencias, sesgos, sentimientos y conductas, con miras a un crecimiento personal.
De esta forma podremos enfrentar retos más demandantes, mejorar la capacidad de contribución, conseguir un mejor acoplamiento y colaboración con los equipos, así como a un liderazgo más integral, individuos sin temor a mostrar sus debilidades, pero al mismo tiempo muy seguros de sus fortalezas, capaces de incrementar las posibilidades de alcanzar sus objetivos y las aspiraciones de su empresa.
Ahora me doy cuenta de que el autoconocimiento y fortalecimiento de la autoconfianza por medio de psicoterapia es una herramienta adicional que coadyuva a potencializar el talento, como activo estratégico de las organizaciones.
A mí siempre me ha gustado “jugar a las fortalezas”, así le llamo a la capacidad de detectar y desarrollar las áreas fuertes de las personas para asignarlas e incluso diseñarles posiciones de trabajo en las que puedan tener éxito, en una determinada función o tarea enfocadas al desarrollo del negocio, pero también de la persona.
Durante muchos años de trabajo como responsable de negocio constaté que el liderazgo autentico es sumamente potente, pero reconocer que uno también debe abrirse a estas nuevas posibilidades, abrir tus más íntimos pensamientos, temores, fracasos y miedos con personas capacitadas para ello puede convertirte en un ser humano más consciente, más seguro y por ende más empático con los demás, es sin duda algo que debe tomarse en consideración, y en lo que debemos reflexionar, es buscar un liderazgo vulnerable, y de la vulnerabilidad sacar la fortaleza, mostrarte ante los demás como un ser humano con virtudes, pero también con defectos, remover ese mito de que los jefes deben saberlo todo o proyectar una imagen de autoridad inaccesible.
Hoy los jóvenes nos enseñan que valoran la experiencia, guía, mentoría y soporte de su líder, pero que igualmente están dispuestos a remar hombro con hombro para complementarse los unos con los otros, que el líder más humano los inspira más y que contrario a lo que a veces se dice, estos jóvenes desarrollan un enorme compromiso cuando cuentan con los motivadores correctos para ellos.
*Luz Adriana Ramírez es consejera independiente y ex directora general de Visa México