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El Empresario

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Medidas contra la inflación

Shutterstock.

Durante los últimos cuatro años, la economía mexicana e internacional han sufrido los embates de una inflación generada por varios factores que no se tenían en la mira de los economistas, por un lado la pandemia y sus efectos como son la desaceleración de la economía mundial, la escasez de materias primas e insumos y sobre todo los problemas de logística que generó, y por otro lado, las consecuencias en la economía mundial por la guerra en Ucrania y otras tensiones geopolíticas que existen hoy en día y que afectan las cadenas de suministro.

Estos eventos provocaron un incremento en el costo de insumos básicos que afectaron la producción de ciertos bienes y servicios, generando escasez de los productos y, en consecuencia, un incremento en el precio. Por otro lado, los gobiernos de muchos países implementaron planes de mitigación de los efectos del cierre de actividades durante la pandemia, eso generó un incremento del dinero en circulación, que a su vez aumentó la demanda de bienes y servicios.

Una disminución de la oferta y un aumento en la demanda generó un efecto inflacionario que poco a poco agarró dinamismo. En México, el incremento al salario mínimo general, que fue ajustado para compensar un efecto acumulado de años de ajustes menores a la inflación que había afectado en forma importante el poder adquisitivo subyacente. Por supuesto, los bancos centrales, como medida antinflacionaria aumentaron las tasas de interés para restringir el consumo.

Los efectos inflacionarios, como vimos arriba, antes de afectar a los consumidores, afectó a los productores o intermediarios en la cadena de suministro. La inflación tardó algunos meses en llegar a los consumidores ya que en pandemia las empresas entendieron que no podían trasladar los incrementos a los clientes, pues dejarían de vender. Ante eso, las compañías emprendieron un proceso de revisión y ajustes de costos y estructuras para buscar una mayor eficiencia operativa.

El proceso mencionado incluye una revisión de la productividad que cada área y miembro de la organización aporta a la entidad. Así mismo, se tendrá que revisar todos los conceptos de desembolso, diferentes a la operación de la empresa (compras, nóminas, rentas, energía, etc.), que lleva a cabo la empresa para verificar si dichos gastos aportan a la productividad de la empresa.

También las compañías buscan incrementar la eficiencia de la entidad mediante revisiones de la estructura organizativa o mediante una reestructura corporativa. En la revisión de la estructura organizativa, la administración analizará las funciones de las diferentes áreas de la empresa a fin de identificar aquellas actividades que pueden ser omitidas o fusionadas con otras a fin de buscar una mayor eficacia en sus operaciones

La reestructura corporativa, implica que la empresa revisará las diferentes operaciones que tiene la empresa, a fin de checar cuales son las que mayor productividad aportan al negocio, buscando eliminar o cerrar aquellas operaciones que no aportan a la productividad de la compañía.

Hoy en día muchas empresas ya llevaron a cabo este tipo de revisiones a fin de poder enfrentar de mejor manera los retos del mercado. Si en el caso de tu negocio, no se ha llevado a cabo, vale la pena empezar a hacerlo.

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