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Transición de empresario operador a administrador
El emprendedor requiere aprender a designar labores y responsabilidades.
El emprendedor requiere aprender a designar labores y responsabilidades a su equipo
Llega un momento en la vida de cualquier emprendedor de negocios, en que necesita consolidar su empresa y pasar al siguiente nivel, es decir administrar y dejar de operar.
Cuando un emprendedor ha alcanzada cierto éxito, quiere decir que su empresa deja de ser un negocio “de garaje” y se vuelve una empresa que requiere ser administrada. En este momento empieza el conflicto existencial del emprendedor. El problema es que el empresario emprendedor, ha sido el factor de éxito de la empresa y todos los aciertos y errores que pudieran haber existido en el proceso se deben a él, por lo tanto, todos los asuntos, hasta el más mínimo detalle, dependen de él y tiene que estar vigilando las acciones de todos los demás, porque seguramente no van a entender el proceso, o bien no le van a meter la pasión que él mismo les impone a las cosas.
Cuando la empresa pasa de un taller casero a un negocio con un tamaño y con una dinámica de crecimiento el número de asuntos de las que tiene que estar pendiente el empresario crece y puede llegar el momento en que no logre controlar todos los asuntos por que el volumen es superior a lo que el solía controlar.
En ese momento empieza el drama de seleccionar a las personas en las que pueda delegar, entonces el empresario evalúa a todo el personal y puede caer en el círculo vicioso de considerar que nadie es lo suficientemente bueno para cubrir sus zapatos, incluso puede llegar a designar subalternos y darse cuenta de que estos están haciendo las cosas de una manera diferente a las que él considera que deben hacerse, o puede volverse intransigente en cuanto a los errores que cometen sus subalternos y quitarlos al primer error.
Todas estas situaciones usualmente tienen su origen en el propio empresario. Esto es lo más difícil de reconocer, ya que normalmente piensa que es insustituible. Tiene que haber un proceso de transición, en el que acepte, en primer término, que no todo va a salir de la manera en la que él desea que salgan, pero a su vez, existen los medios de asegurarse que los daños al negocio derivados de esta transición sean los menores posibles.
El primer punto es planear la transición, para esto, el propio empresario deberá jerarquizar sus prioridades, es decir, dentro de todas las responsabilidades que tiene dentro de la empresa conocer cuáles son las que tiene mayor sensibilidad a su ausencia y cuáles provocan el menor daño si existe un descuido por parte de la administración.
El objetivo de esto será determinar los planes de asignación de responsabilidades a posibles subalternos y cuáles serían estas y las actividades necesarias para llevarlas a cabo. Acto seguido, se diseña un perfil de la persona necesaria para cubrir esas responsabilidades. Esto deberá hacerse para cada una de las responsabilidades más importantes del emprendedor.
Después habrá que definir el perfil de responsabilidades del propio empresario ya en su carácter de administrador, y la forma en que este deberá dar seguimiento a todos los asuntos importantes de la empresa.
En papel todo lo anterior suena muy sencillo, pero en la realidad el empresario tendrá que cambiar sus paradigmas. Lo peor que le puede suceder es que cuando la empresa crezca, él esté saturado de actividades, se vuelva un cuello de botella y empezar a revertir el éxito alcanzado por que no ha sabido evolucionar.