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Consumo privado tiene su mejor inicio de año desde el 2013

El avance de enero pasado fue remolcado por el consumo de productos importados, que creció 10.6%, en coincidencia con la reciente apreciación del peso mexicano.

En enero el consumo privado en el mercado interior de México creció 1.6% en comparación con el nivel que tuvo en diciembre del 2023, con lo que tuvo su mejor inicio de año desde el 2013, de acuerdo con cifras publicadas hoy por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi). En enero del 2013, el indicador tuvo una expansión de 2.7 por ciento.

Contrario a lo que en México ocurre con el otro gran componente de la demanda agregada de la economía, la inversión fija bruta, el consumo privado se mueve por encima de sus niveles previos a la pandemia de Covid-19 desde febrero del 2022 y el año pasado tuvo una notable expansión de 7.1 por ciento.

El avance de enero pasado fue remolcado por el consumo de productos importados, que creció 10.6%, en coincidencia con la reciente apreciación del peso mexicano, que fortalece su poder adquisitivo hacia el exterior.

En tanto, el consumo de bienes de origen nacional creció 0.8%, en cuyo interior, la compra de bienes mejoró 0.9% y la de servicios 0.7 por ciento.

“También ayudó a la lectura, la evolución favorable que reportaron algunas variables relacionadas al consumo a inicios del año: la tasa de desempleo bajó a 2.9% (mínimo histórico), la confianza del consumidor escaló a 44.3 pts, y las remesas crecieron 12.5% a/a. Todo ello compensó una mayor inflación, que se aceleró a 7.91% a/a”, opinó Ángel Huerta, analista económico del Grupo Financiero Bx+.

Si bien la inversión fija bruta tiene una mayor incidencia sobre la capacidad de crecimiento futura de la economía, su peso es relativamente bajo en el Producto Interno Bruto (PIB), a diferencia del consumo privado, que pesa alrededor de dos terceras partes del producto y tiene una incidencia más inmediata en el crecimiento.

“Aunque a inicios de año el consumo conservó cierta fuerza, no descartamos que pudiera ir perdiendo fuerza a lo largo del año, afectada en gran medida por la inflación al consumidor, que permanecería elevada y además tardaría en moderarse. Por otro lado, los costos financieros también seguirán elevados durante algún tiempo. La desaceleración económica generalizada también le restaría vigor a variables de respaldo, como la generación de empleo, la confianza, y el envío de remesas”, dijo Ángel Huerta.

octavio.amador@eleconomista.mx

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Editor de Empresas y Negocios en El Economista

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