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Eike Batista, hundido no sólo por soberbia
Hace apenas 15 meses, OGX Petróleo estaba por convertirse en una importante petrolera independiente, hasta que en una entrevista su presidente dejó caer la bomba: OGX producía por debajo del pronóstico. A partir de entonces todo se fue en picada.
Enfoque. Río de Janeiro. Hace apenas 15 meses el presidente ejecutivo Paulo Mendonça confiaba en que OGX Petróleo e Gás Participaçoes SA iba camino de convertirse en un importante petrolera independiente.
Durante una entrevista con Reuters en las oficinas de la empresa en un restaurado edificio de Río de Janeiro, mostró grandes recipientes de crudo del primer pozo de OGX, Tubarao Azul y restó importancia a las preocupaciones sobre las operaciones en esa área mar adentro en el nordeste de Río de Janeiro.
Sí, habían habido algunos contratiempos, pero se estaban corrigiendo. Las acciones de OGX habían perdido un tercio desde un máximo reciente, pero el principal índice bursátil de Brasil y los papeles de otras petroleras también estaban cayendo con fuerza. Todo estaba bien.
Y luego, casi como de pasada al final de la entrevista de una hora, Mendonça dejó caer una bomba: Tubarao Azul estaba bombeando sólo 17,000 barriles equivalentes de petróleo y gas natural por día (bepd) y la meta de entre 40,000 y 50,000 bepd para fin de año iba a "demorar más de lo previsto".
La admisión de que OGX estaba bajo el pronóstico fue un momento clave en la caída de OGX y, en general, en el colapso del imperio del multimillonario brasileño Eike Batista: el Grupo EBX de petróleo, energía, astilleros, minas y puertos.
Las acciones de OGX, la empresa líder del grupo, cayeron 8.4% al día siguiente a medida que la confianza de los inversores en su modelo de negocios se evaporó. Cuando Mendonça renunció exactamente un mes después, los títulos habían perdido otro 50%, borrando 10,400 millones de dólares en valor para los accionistas.
Y desde entonces, las cosas han ido de mal en peor. Golpeado por una creciente deuda, una serie de retraso en los proyectos y el desencanto de los inversores, el Grupo EBX formado por seis empresas de capital abierto ha sufrido uno de los colapsos corporativos más espectaculares de la historia reciente.
Hasta la fortuna del propio Batista, que según la revista Forbes era el año pasado el séptimo hombre más rico del mundo, se encogió en más de 25,000 millones de dólares en los últimos 18 meses.
Pero el fracaso de OGX que arrastró a EBX fue causado por más que la venta de un sueño arriesgado e incluso inflado, como muchos cuentan.
Batista desestimó alegremente las críticas a medida que vendía a los inversores la promesa de significativas reservas de petróleo, pero él era además el mayor inversor de EBX y metió miles de millones de dólares en las compañías del grupo aún cuando los precios de las acciones caían hasta 90 por ciento.
Las empresas también sufrieron de una devastadora mezcla de mala administración, interferencias del Gobierno y el fin del auge global de las materias primas como del salvaje apetito de los inversores por los mercados emergentes.
"¿Hubo soberbia? ¿Hubo la venta de un sueño con poca consideración por los riesgos reales? Claro", dijo Aldo Musacchio, profesor asociado de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard en Boston. "Pero al mismo tiempo era más que eso. Muchas de las personas que invirtieron con Batista no eran tontos y su ascenso y caída ha seguido el de Brasil".
Y hasta cierto punto, Batista está de acuerdo. En una carta fechada el 19 de julio y publicada por dos diarios brasileños, dijo que todo comenzó con OGX. La compañía, escribió, "es el origen de la crisis de credibilidad que ha dañado mi nombre y ha resultado en el ensombrecimiento de los logros y conquistas".
E insistió además en que no fue el único que creyó que OGX tendría éxito: "Tuve ofertas para vender una gran participación o incluso una participación de control de OGX basada en una valuación de 30,000 millones de dólares". En el momento en que escribió la carta, el valor de mercado de la petrolera era de 723 millones de dólares.
Batista, OGX y otras compañías del Grupo EBX han declinado repetidos pedidos para discutir con sus ejecutivos las razones del declive del grupo y los esfuerzos de reorganización.
ÉXITO APARENTE
Cuando Batista, un "brasillonario" atlético, educado en Europa, políglota y amante de las lanchas de carreras recaudó 4,110 millones de dólares en la primera oferta pública de OGX en junio del 2008, había fervor por Brasil.
La estatal Petroleo Brasileiro SA, o Petrobras, acababa de descubrir gigantescas reservas de crudo mar adentro y todos apostaban a que Brasil se convertiría en uno de los cinco mayores productores de petróleo del mundo en 2020.
La demanda récord de China elevó el precio de la soja, el mineral de hierro, el café, el azúcar y otras materias primas brasileñas. El petróleo anotó máximos históricos.
Además, EBX acababa de vender la mayor parte de su primera empresa abierta al mercado, la productora de mineral de hierro MMX Mineraçao e Metálicos SA, a Anglo American Plc por 6,650 millones de dólares, volviendo muy ricos a Batista y sus inversores.
La venta, dice Elpidio Reis, un ex ejecutivo de la minera global Rio Tinto Plc, hizo que se pasaran por alto muchos de los riesgos reales de invertir en Brasil en general y con Batista en especial.
Luego de cinco años, el proyecto Minas-Río de Anglo American debe comenzar a producir mineral de hierro el próximo año pero a menos de un tercio de su meta original después de retrasos por licencias y compra de tierras. El costo de Minas-Río se disparó hasta más 13,000 millones de dólares incluyendo el precio de la adquisición.
"Minas-Río no fue un sueño", dijo Reis. "Fue un proyecto arriesgado por el que Anglo American pagó demasiado".
"Cuando Batista lo vendió por miles de millones de dólares, la gente pensó que él podría hacer lo mismo con el petróleo", añadió.
Y OGX parecía un ganador. Su oferta pública inicial en el 2008 fue la mayor de la historia de Brasil hasta entonces. Un año después perforó su primer pozo y un mes más tarde encontró petróleo.
Un ex ministro de Hacienda de Brasil, un ex ministro de Energía y un ex presidente del Tribunal Supremo entraron al directorio de OGX.
Buena parte del apoyo provino del Plan de Pensiones de Profesores de Ontario, un fondo conservador de 124,000 millones de dólares. Pacific Investment Management Co, el mayor fondo de bonos del mundo, tenía 500 millones de dólares metidos en deuda de OGX a fines de mayo, según datos de Thomson Reuters.
A comienzos del 2010, la flota de barcos de exploración de OGX estaba haciendo más descubrimientos exitosos que Petrobras. En 15 meses los inversores que habían comprado acciones en la Oferta Pública Inicial (IPO) duplicaron su dinero.
PROYECCIONES "FANTÁSTICAS"
En base a ese trabajo, la firma de certificaciones DeGolyer & MacNaughton calculó los potenciales recursos de OGX en 10,800 millones de barriles de petróleo y gas natural.
Si OGX hubiera podido extraer el crudo, eso habría bastado para cubrir las necesidades de Estados Unidos durante más de un año y medio.
OGX calculó que para el 2019 produciría 1.4 millones de barriles de petróleo por día, equivalente a 70% de la producción de Brasil y alrededor de la mitad de la de Venezuela, un Estado fundador de la OPEP.
Batista, que para entonces era ya el hombre más rico de Brasil, alardeaba de que superaría un día a Bill Gates, a Warren Buffett y al mexicano Carlos Slim para convertirse en el más rico del planeta. Hoy en día ni siquiera está en la lista de los 100 millonarios de la revista Forbes.
"Ahora todo parece fantástico, pero tienes que entender que en aquel entonces todo el mundo quería invertir en el petróleo brasileño. Petrobras había realizado enormes descubrimientos y a menos que quisieras invertir en una complicada empresa estatal, la única forma de llevarse una parte era comprando OGX", dijo Musacchio, de la escuela de negocios de Harvard.
Y de hecho era fantástico. Pero los cálculos de D&G, vistos por algunos como una señal de que OGX era una inversión de bajo riesgo, no daban muchas pistas. El cálculo definía apenas el potencial de recursos, no las reservas recuperables.
Batista, sin embargo, implicaba frecuentemente que la proyección de D&G era baja. Y le gustaba describir las acciones de OGX en términos patrióticos.
"Todos sabemos que el mercado de acciones es un poco como un casino, pero uno quiere que las probabilidades sean claras", dijo Joao Fontoura, un abogado que está organizando a inversores de OGX para presentar una demanda colectiva civil.
"El lenguaje de OGX era extraño, llenó de ideas geológicas complicadas mezcladas con la idea de que invertir ayudaba a Brasil. Creemos que OGX ofreció un panorama excesivamente optimista", agregó.
Las esperanzas eran ciertamente altas: Batista esperaba que la producción inicial de Tubarao Azul llegara a 20,000 bepd, un volumen valorado en unos 2 millones de dólares diarios a precios actuales. Mendonça llegó a decir que esperaba que la producción llegara a un máximo de 80,000 bepd.
Pero en sus primeros 16 meses, Tubarao Azul promedió apenas 9,389 bepd y OGX planea cerrar el yacimiento en 2014 porque la producción no justifica las operaciones.
La producción media nunca superó los 13,200 bepd, casi una cuarta parte por debajo de lo pronosticado por Mendonça en mayo del 2012. En mayo fue 6,800 bepd.
Entonces ¿qué fue lo que pasó?
Ingenieros petroleros con conocimiento de los planes de Batista dicen que con la prisa por lograr la primera producción se limitaron las pruebas de las reservas de Tubarao Azul.
Eso redujo la información disponible para planificar cómo extraer el crudo de las duras formaciones de roca carbonada muy por debajo del lecho del mar donde está atrapado. El regulador petrolero de Brasil jamás aprobó un plan final de desarrollo, precisamente por falta de datos completos de OGX.
SINERGIAS DE MIEDO
Las consecuencias del fracaso de Tubarao Azul se expandieron rápidamente debido a los lazos cercanos entre las empresas del Grupo EBX.
El astillero OSX Brasil SA fue creado para construir y alquilar una flota de barcos para OGX. La generadora MPX Energia SA está desarrollando los yacimientos con OGX en el nordeste de Brasil.
La operadora de puertos LLX Logística SA aloja el astillero de OSX, un sitio donde almacenar y procesar el petróleo de OGX y para despachar el mineral de hierro de Anglo American.
"Entre los errores que Batista y sus inversores cometieron está ver los vínculos entre las empresas EBX como una fortaleza, en lugar de como un riesgo", dijo Paulo Rabello de Castro, presidente de la agencia brasileña de calificaciones SR Rating.
"Cuando la promesa de OGX resultó ser una ilusión, esos vínculos se volvieron un problema muy rápidamente", sostuvo.
Con sus acciones cada vez más devaluadas y la mayor parte de su propia riqueza invertida en sus propias firmas, la capacidad de Batista de ayudar a financiar sus emprendimientos con bajos o ningunos ingresos se evaporaron, forzándolo a buscar inversores y entregar el control de MPX y LLX.
Ahora planea vender acciones de OSX para recaudar efectivo. En el pasado, las veces en que cayó la confianza de los inversores, Batista pidió prestado para invertir más.
Batista puede haber sido perjudicado también por los esfuerzos de Brasil para ayudar a que él y otras compañías sobrellevaran la crisis financiera del 2008 y el frenazo de la economía global que le siguió.
EBX fue una de las principales beneficiadas por el capital barato que el Gobierno brasileño inyectó en la economía para contener el enfriamiento.
El estatal banco de fomento BNDES comprometió unos 10,400 millones de reales (4,140 millones de dólares) en préstamos para las compañías del Grupo EBX a tasas subsidiadas. Hasta ahora se desembolsaron 6,000 millones de reales a las empresas de Batista, dijo el banco esta semana.
El BNDES no quiso decir por qué entregó menos de la cantidad total aprobada, citando leyes de secreto bancario, pero dijo que muchos de los préstamos se reparten en varios años.
El Gobierno estaba aplicando su estrategia ganadora de crear "campeones nacionales" y maquillando los atrasos de sus propios proyectos de infraestructura.
La economía brasileña creció 7.5% en el 2010, consolidando su reputación como un caso de éxito mundial. Ese año, OGX y otras empresas del Grupo EBX rebotaron desde mínimos hasta nuevos máximos.
Batista y Brasil, sin embargo, han tenido problemas desde entonces. A medida que China se frena, caen los precios de las materias primas.
En el último año el índice bursátil brasileño Bovespa fue el de peor rendimiento entre los 28 principales del mundo y el único en caer en ese período.
"Nada podría haber salido peor para él", dijo Rabello de Castro, de SR Rating. "Justo cuando Batista debería haber frenado, tratando de limitar su expansión, completar lo que él había empezado, el gobierno le dio crédito barato para expandirse todavía más".
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