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El futuro del turismo en México
“Planear es traer el futuro al presente, para poder hacer hoy algo al respecto” Alan Lakein.
La pandemia del Covid-19 trastocó a la industria turística internacional más que a cualquier otra en el mundo. La caída del 72% en la llegada de turistas internacionales en 2020 y una recuperación de apenas 4% en el 2021, es decir aún 72% por debajo del número de 2019 lo dicen todo.
México es visto como uno de los países cuyo turismo internacional ha tenido una recuperación más ágil. Si bien en 2021 México ocupó el tercer lugar en visitantes internacionales, cuando en 2019 ocupó el séptimo, no debemos asumirlo como triunfo. Las ventajas competitivas del sector turismo de México siguen vigentes, pero este avance es circunstancial y fue desigual entre tipos de viaje. Recordemos que muchas empresas, sobre todo las más pequeñas, no sobrevivieron.
De acuerdo con el índice de competitividad de viajes y turismo del Foro Económico Mundial, México logró avanzar entre 2007 y 2018 del lugar 40 al lugar 19, pero hay indicadores en los que México ocupa las últimas posiciones, como la protección a la biodiversidad y la infraestructura de transporte. El futuro del turismo del país necesita ver más allá de lo inmediato. Requiere un liderazgo que apuntale la transformación del sector en el corto y largo plazos, una visión colaborativa, enfocada en la competitividad, el avance hacia cero emisiones y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en un entorno muy incierto a nivel global.
Los más de dos años de pandemia generaron una rápida transformación digital, cambiaron los hábitos y actitudes de las personas, con implicaciones sobre el cómo y por qué viajan. La creciente urgencia de contener riesgos y atenuar el cambio climático se suman a los retos, pero hay que recordar que los cambios y avances tecnológicos también abren oportunidades y que las empresas tienen un papel fundamental que jugar en liderar el cambio, para sus empresas y para sus comunidades turísticas. Enfrentar los retos y aprovechar las oportunidades requerirá sin duda una articulación de esfuerzos público-privados a todos los niveles y a lo largo de los eslabones de la cadena de valor del turismo y de las colectividades anfitrionas.
Del lado de la oferta, México necesita fortalecer su conectividad multimodal, sus procesos de facilitación responsable de viajes internacionales, fortificar la resiliencia de sus localidades turísticas, formalizar, profesionalizar y digitalizar a sus Pymes para aprovechar las nuevas tecnologías y mejorar la experiencia del viajero. También las empresas necesitan invertir e innovar en la evolución del producto para aprovechar las tendencias en actitudes y hábitos del viajero. Hay grandes oportunidades de evolución para los servicios turísticos, no solamente hacia la diversificación geográfica, sino para generar productos de alto valor.
Por parte de la demanda, en el corto plazo es preciso enfocar esfuerzos hacia la atracción de viajeros a las grandes ciudades. En este sentido la industria de reuniones, los eventos culturales, deportivos y gastronómicos pueden ser una útil en ese sentido. Es preciso también fortalecer la imagen de los destinos del país, recordando que los destinos competidores cuentan con robustos presupuestos y estrategias de promoción, relaciones públicas.
En materia de infraestructura, hay urgencia por atender el rezago existente en las comunidades turísticas para darles los servicios de provisión de agua, drenaje, tratamiento, movilidad, iluminación, telecomunicaciones, salud, etc. También evolucionar la infraestructura de telecomunicaciones y fortalecer los mecanismos de ciberseguridad y marcos jurídicos para aprovechar las TICs de forma efectiva y segura. México puede hacer a sus destinos turísticos más inteligentes, colaborativos y fortalecer su gobernanza.
En términos de procesos, el nuevo entorno y la experiencia de la pandemia han dejado patente que es indispensable contar con mecanismos profesionales de monitoreo, gestión de riesgos y atención a contingencias en los destinos turísticos, para protección tanto del visitante como de los residentes y de los colaboradores de las empresas turísticas. Es indispensable la alineación de esfuerzos a nivel nacional, estatal y local y la colaboración internacional con la propia industria y las autoridades relevantes. Es necesario también alinear y mejorar el impacto de las inversiones en materia de mercadotecnia, hacer sostenibles las cadenas de suministro y desarrollar las competencias del capital humano a todos los niveles, en empresas y gobiernos.
Por último, los arreglos institucionales del sector requieren también un ejercicio de introspección y actualización, ampliar las alianzas con asociaciones profesionales y empresariales como la industria de la construcción y el comercio, quienes tienen en el sector turismo un motor importante de demanda.
En la actual coyuntura México necesita evitar la complacencia. A partir de un diagnóstico actualizado, alinear la colaboración entre sector privado, gobierno, academia y sociedad. Solo así se detonará el enorme potencial de este sector, avanzando en competitividad internacional, protegiendo a las personas y al planeta.
María Teresa Solís. Experta de Industria. Turismo y Desarrollo Regional. Deloitte Spanish Latin America.