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Nueva apuesta en farmouts se alínea con práctica global

Mayor peso al bono en efectivo plantea un reto para la evaluación de riesgos: analistas.

El ajuste en los criterios de adjudicación de las asociaciones con Petróleos Mexicanos (Pemex) que incluye el pago de un bono por adelantado en efectivo acerca a México a los estándares internacionales en este tipo de contratos, pero plantea un desafío mayor para la evaluación de riesgo por parte de los concursantes, comentaron expertos del sector energético.

Esta semana, la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) resolvió modificar las bases de licitación para la asociación con Pemex en siete campos petroleros terrestres, de modo que se estableció el pago de una única regalía adicional, de 15% para seis campos y de 6% para uno, y el pago de un bono en efectivo, que resultaría el factor más importante para decidir la adjudicación.

Miriam Grunstein, académica y analista de temas energéticos, explicó a El Economista que la medida de colocar la competencia en bonos a la firma al homologar los porcentajes de regalía adicional parece un plan para obtener ingresos inmediatos de la administración actual, ya que existe incertidumbre sobre la viabilidad de futuras licitaciones.

Sin embargo, para Pablo Zárate, director de Pulso Energético de la Asociación Mexicana de Empresas de Hidrocarburos (Amexhi), la modificación va en sintonía con la práctica internacional, ya que los farmouts o búsqueda de socios son procesos en los que un operador ya cuenta con derechos sobre un yacimiento y quien busca compartirlos debe ofrecer un pago para que suceda. Ello se observó en la primera transacción de mercado secundario petrolero en el país, entre la regiomontana Jaguar Energía —que ganó por licitación bloques terrestres en las rondas 2.2 y 2.3— y el fondo de inversiones Vista Oil and Gas, quien posteriormente compró participación en las actividades que se realizarán.

“Yo no veo que los nuevos criterios para los farmouts generen incertidumbre entre inversionistas, al contrario, acercan al modelo mexicano a la práctica internacional de mercados secundarios energéticos”, aseguró.

Finalmente, Alejandra López, subdirectora de información de Pulso Energético, recordó que el modelo mexicano sigue una curva de aprendizaje en la que modificaciones como la más reciente afinan los procesos y generan mayor confianza frente al mundo.

Hasta la fecha, solamente dos empresas: Gran Tierra y Compañía Española de Petróleo SA (CEPSA), se han inscrito en la licitación de estos siete contratos.

kgarcia@eleconomista.com.mx

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