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Ritmos más intensos en el trabajo elevaron la productividad en 2T: Conasami
La productividad laboral, en el segundo trimestre del año, reflejó que los trabajadores que permanecieron laborando produjeron más en menos horas.
La productividad laboral, en el segundo trimestre del año, reflejó que los trabajadores que permanecieron laborando produjeron más en menos horas. “En muchos casos a ritmos más intensos y procesos que reclaman comprensión, habilidades, esfuerzos y capacidades especiales”, comentó el presidente de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami), Andrés Peñaloza Méndez.
Tras el análisis de los datos que reportó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) sobre el Índice Global de Productividad Laboral de la Economía (IGPLE), el presidente de la Conasami sostuvo que el aumentó a 11.4% en el trimestre abril-junio de 2020 frente al periodo inmediato anterior, “no necesariamente implica que el país o las empresas hayan mejorado sus procesos de producción volviéndose más eficientes”.
Peñaloza Méndez agregó que “este aumento, que pasó de 9.8% a 11.4%, se debe a una caída mayor del mercado laboral que del PIB; es decir, la productividad recayó en la fuerza de trabajo que se mantuvo activa durante los meses críticos de la crisis”.
Durante el segundo trimestre del año el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo 17.1% en comparación con el trimestre previo; paralelamente, salieron del mercado de trabajo durante abril y junio 12.5 millones de personas, lo que representó una caída de 26.4% de la Población Económicamente Activa (PEA).
El titular de la Conasami afirmó que “el bajo crecimiento de México no se debe a la productividad, sino al escaso nivel de inversión tanto pública, como privada a lo que hay que añadir un sistema crediticio escaso, achicamiento de la banca de desarrollo, una política monetaria que tiende a apreciar el tipo de cambio real, y la falta de una vigorosa política de encadenamiento industrial interno”.
No obstante, el análisis que realizó el presidente de la Conasami apunta a que “durante la emergencia sanitaria el salario promedio y su crecimiento anual se han mantenido, en gran medida, por el efecto aritmético originado por la amplia eliminación de empleos con salarios bajos ocurrida desde marzo a junio”.
Empleo, en condiciones críticas
Ignacio Román, profesor investigador del ITESO, explicó que “la lectura que se pueden dar al reporte de la productividad laboral es un tanto amarga, porque por un lado tenemos una cantidad mayor de población que no tiene trabajo, y por otro los que tienen empleo tienen que trabajar a ritmos y en condiciones más difíciles”.
Explicó que “hay una reducción de los ingresos reales de las empresas por trabajador, esto parecería que son cifras contradictorias, pero lo que nos dice es que muy probablemente la peor caída en el empleo venga por el lado de la economía informal”.
Por su parte, Blanya Cristina Correal, especialista en Recursos Humanos de D&M, expuso que los reportes recientes sobre productividad se suman a los elementos que confirman que se transformará el mundo del empleo, y eso ocurrirá en los próximos seis meses, “habrá impacto en el corto y largo plazo y veremos que la informalidad aumentará, lo cual es preocupante porque de la misma manera disminuirá la calidad del empleo en general, así como la seguridad social”.
Correal sostuvo que se verá una mayor flexibilización en las relaciones laborales, pues “está avanzando mucho el tema -en general en Latinoamérica- en donde las empresas ya empiezan a preguntarse si realmente necesitan trabajadores de tiempo completo o empezamos a partir las jornadas, ya se está viendo que donde menos gente está trabajando más horas, las empresas pudieron medir quien estaba produciendo y quien no”.