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Opinión

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3 – Secretarios - 3

Una de las aspiraciones del sector aéreo nacional era la creación de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), un ente autónomo, con presupuesto propio y con servicio civil de carrera. Cuando hablamos de aviación y servicio civil entendemos que la marcha de esta instancia se ajusta a los parámetros internacionales de la aviación comercial y general, con criterios y métodos que se expresan en los anexos de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), para homologar el transporte aéreo en todo el planeta.

La idea es que la aviación civil de un país se ajuste más a lo institucional ya probado, que a criterios distintos, aunque tengan sus bondades. Este sistema, dirigido por profesionales con carreras impecables, funciona en todo el mundo y es lo que ha permitido que la aviación tenga un crecimiento sostenido, pese a los escollos que ha experimentado, ya que el “piso” en el que funciona es igual para todos y permite garantizar la seguridad operacional en todo el mundo.

Los cambios que ha sufrido nuestro sistema de transporte aéreo nacional, si bien pueden haber nacido de una buena intención, han provocado traslape de funciones y autoridades, lo que pueden dar al traste con esos buenos deseos, pues aunque los recientes cambios regulatorios le han trasladado a la AFAC atribuciones que tenía la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (hoy STIC) lo cierto es que, en los hechos, tenemos tres distintas autoridades que operan el sistema:

Por un lado, la Secretaría de la Defensa (Sedena), además de encabezar las comisiones de seguridad en el espacio aéreo mexicano, tiene ya a su cargo el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA); próximamente tendrá bajo su égida varios de los aeropuertos que estuvieron en manos de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), además del almacenaje y comercialización de la turbosina y la nueva aerolínea del Estado. A todo ello hay que agregar que el director y los principales mandos de la AFAC son militares y, aunque en retiro, responden al titular de Sedena.

Por otro lado, la Secretaría de Marina (Semar) tendrá a su cargo varios activos y aeropuertos de ASA y -joyita de la corona- el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). En este último caso, el director, Almirante Carlos Velázquez Tiscareño, tiene mando único sobre los representantes de aduanas, migración, comandancia del aeropuerto, Sagarpa y todos los demás.

Finalmente, lo que quede de ASA (tal vez dos o tres aeropuertos, proyectos y consultoría), Seneam, una parte de Investigación de Accidentes y algo más, quedará todavía bajo el mando del titular de la SICT. En resumen, de facto, tenemos a 3 instancias inmiscuidas en la aviación, con lo que ello representa de traslape y posibles conflictos.

Como botón de muestra, hace unos días, la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Línea Aérea (IFALPA), alertó de interferencias en la aproximación a la pista 5 Derecha del AICM, por la posible acción de inhibidores de señales en la trayectoria. Hace una semana, Seneam y la Sedena llegaron a un acuerdo para que tales inhibidores bajaran su potencia. El asunto llevó un año, no fue fácil lograrlo y con ello se ilustra lo que aquí comentamos: 3 autoridades para un sector que necesita caminar en un solo sentido.

raviles0829@gmail.com

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