Lectura 4:00 min
30 años de Re de Café Tacvba
Re es la segunda nota en la escala musical. Re es un viaje por México, una colección de canciones que fue concebido como un ente. Re es el título del segundo álbum de Café Tacvba. Como el caracol que adorna su portada, es una mirada hacia adentro de lo que representa la identidad de una banda llamada Café Tacvba. Re se lanzó el 22 de julio de 1994 y esta semana el Mixtape celebra sus 30 años de existencia.
Re es un viaje musical donde coexisten los instrumentos acústicos tradicionales de la música mexicana con las guitarras eléctricas, cajas de ritmos y sintetizadores que predominan en la música anglosajona, en el rock, metal, rock industrial, disco, techno y más.
Bajo la producción de Gustavo Santaolalla, Aníbal Kerpel y el ingeniero Tony Peluso, la banda se instaló por dos meses y medio en el Valle de San Fernando, California, para grabar, editar y mezclar el álbum. En el disco figuran composiciones de los cuatro integrantes, un factor que ayuda también a la diversidad de influencias y sonidos que se exploran a lo largo de una hora.
Un viaje por el Distrito Federal
Re es también un viaje imaginario por el Distrito Federal. Al igual que en El Circo de la Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, aquí nos encontramos con distintos paisajes de la ciudad y sus personajes. Es un caleidoscopio que comienza en “El aparato”, un huapango sobre un encuentro cercano del tercer tipo. “La ingrata” canaliza el hip hop estadounidense a través de una norteña para cantarle al despecho, un estandarte de la música mexicana. El icónico video grabado en el Mercado San Bartolo en Naucalpan mostraba el barrio de Satélite en todo su esplendor y permanece en todas las fiestas hasta la fecha.
“El Tlatoani del Barrio” nos lleva por los rincones de La Lagunilla. Recorremos el surrealista subterráneo Sistema de Transporte Colectivo en “El Metro”. Paseamos por el Centro y la Catedral en tonos sepia con el bolero que es “Madrugal”, en algo parecido a un fotograma de Gabriel Figueroa. “Pez” invoca un poco de bossa nova y son jarocho. “El fin de la infancia” es un acelere para bailar “de caballito” como si fuera una canción de punk en versión de banda sinaloense.
“La pinta” mantiene el estilo suavecito-duro-suavecito, la fórmula perfeccionada por los Pixies, en una oda al rock alternativo donde la pervertida juventud se va de pinta por el Metro Chapultepec. Y “El borrego” es su homenaje al rock industrial de Ministry.
El viaje termina en los tugurios de la ciudad. Un romance prohibido al compás de disco en el mítico Bar 9 de la Zona Rosa en “El baile y el salón”. La otra es una visita en la pista del Salón Los Ángeles en “El puñal y el corazón”, en una melodía que va de un mambo y se transforma en una cumbia, como lo aprendieron de los Caifanes. Este par de canciones se han convertido en canciones indispensables de un concierto de Café Tacvba.
“El balcón” despide el álbum en un jazz atemporal. Termina como el disco debut de Roxy Music, en una balada para los enamorados trasnochados que cierra perfectamente después de este viaje mágico y misterioso.
Re es un hito en la historia del rock mexicano. El álbum consolidó a Café Tacvba como una de las bandas más importantes del rock en México. El crítico del New York Times Jon Pareles lo elogió como el equivalente al Álbum Blanco de The Beatles para el movimiento del rock en español. Está considerado como el disco más importante del rock en Español según la revista Rolling Stone y recientemente fue incluido en el número 3 en la lista de los 600 discos de Latinoamérica.
Re siempre ha sido un experimento que busca derribar fronteras musicales. Así como lo hicieron el Álbum Blanco o el Sandinista! de The Clash, Café Tacvba siempre buscó desafiar los límites establecidos del rock en español, siguiendo la influencia de sus predecesores Botellita de Jérez, Caifanes, Maldita Vecindad y Ritmo Peligroso.
Re es un álbum que continúa presente en nuestro imaginario colectivo. En las fiestas sus canciones son imprescindibles. Estas canciones que nos han acompañado por tres décadas están cargadas de recuerdos, fragmentos de nostalgia, pero al regresar a ellas nos siguen ofreciendo un mundo lleno de posibilidades sonoras.
antonio.becerril@eleconomista.mx