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Alito y sus aliados, con la cuchara grande
Como lo sospechaban inclusive los más ingenuos analistas de la política nacional entre los que el redactor de estas líneas ocupa un lugar destacado, el reparto de escaños de representación proporcional tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado fue una demostración de la codicia de los dirigentes de la coalición Fuerza y Corazón por México —léase PRI, PAN Y PRD— para asirse ellos y sus incondicionales a un cargo que conlleva poder, influencia, fuero y dieta. Tanto Alejandro Moreno Alito, dirigente del Revolucionario Institucional; Marko Cortés de Acción Nacional; y Jesús Zambrano del Partido de la Revolución Democrática, se colocaron en primer lugar de las listas de candidatos plurinominales de sus respectivos partidos para llegar al Senado de la República sin el menor esfuerzo.
El cabrón de Alito —Xóchitl dixit— no se olvidó de incluir en las listas a sus incondicionales, como su sobrino Christian Bello; su inseparable cómplice Rubén Moreira que seguirá coordinando a los diputados priistas y a la esposa de éste, Carolina Viggiano. También le dio un premio de consolidación a la perdedora de Estado de México, Alejandra del Moral, candidatura ésta, en mi opinión, bien merecida. Retorna a las filas del tricolor un apellido piedra angular del priismo más taimado en la persona de Juan Carlos Hank Krauss, nieto del insigne profesor, hijo de Jorge Hank Rohn y candidato por las dos vías: la plurinominal y la de mayoría. En el elenco aparece un expeñista que de la banca pasará a una curul, Aurelio Nuño, esperamos que ya sepa leer. Una ausencia importante es la de Beatriz Paredes, de gran experiencia parlamentaria pero incómoda para el granuja dirigente.
Si alguien dudaba de la extinción de los dinosaurios ahí está el sonorense Manlio Fabio Beltrones para comprobarlo. Por cierto el expresidente del PRI, exgobernador, exdiputado y exsenador, va al Senado por las dos vías, lo cual significa que de una u otra manera está adentro. Por cierto, después de un largo mutismo, Beltrones, en la última semana, ha ocupado un lugar destacado en las noticias, no sólo por su singular candidatura, también porque, después de 30 años, ha regresado el tema del asesino de Colosio y su visita a la playa de Tijuana de la mano de Manlio. Pero eso es otra historia.
Por lo que respecta al PAN, le cedo la palabra a Felipe Calderón quien en su cuenta de X expresó: “La vulgar ambición de Marko Cortés y aliados es un lastre para @Xóchitl Gálvez. Sólo les importan sus puestos y los de sus amigos, no el país. Pierden elecciones, han dejado a los ciudadanos a un lado. Ahora sólo buscan que X (Xóchitl) los lleve en ancas”.
¿En dónde quedaron las pregonadas intenciones de darles mayores espacios a los ciudadanos? El hecho de que Xóchitl Gálvez se proclame candidata ciudadana es una falacia. La hidalguense ha ocupado, en los últimos años, dos cargos de elección popular: la alcaldía de Miguel Hidalgo y una senaduría, bajo las siglas de Acción Nacional. Según la candidata de la coalición opositora, quien de manera estoica aguanta las arbitrariedades de los dirigentes de los tres partidos que, supuestamente, la cuidan y protegen, son candidaturas ciudadanas las de Margarita Zavala, panista hasta el tuétano separada, física pero no mentalmente, de Acción Nacional y Germán Martínez, exdirigente del PAN, exmorenista por conveniencia y actualmente senador independiente, lo cual no es sinónimo de candidato ciudadano. A lo más, ambos casos, son los de políticos en plena actividad y, de momento, sin partido.
No hay ciudadanos, no hay sociedad civil, no hay jóvenes. Es muy tenue el apoyo de la coalición opositora para Xóchitl, tal parece que la Presidencia la dan por perdida y que ellos, los jerarcas, perdiendo ganan.
Punto final
Le dije no juegues a la ruleta rusa y le entró por un oído y le salió por el otro.