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Atención plena
Donde ponemos nuestra atención, ahí entregamos nuestro poder de creación. De ahí que, en el mundo de las distracciones, la atención es lo primero que nos roban.
Bien dice Santiago Pando que donde ponemos nuestra atención, ahí entregamos nuestro poder de creación. De ahí que, en el mundo de las distracciones, la atención es lo primero que nos roban. Sin atención no hay creación consciente, posible.
Vivimos muy rápido, inmersos en rutinas que nos absorben, rodeados de ruido y cortinas de humo que pretenden distraernos, confundirnos, evitar que podamos enfocarnos y soñar en grande para transformar nuestro entorno.
Conforme se acerque el periodo electoral rumbo al 2018, la mayoría de las conversaciones, noticias y debates girará en torno a candidatos, partidos, movimientos, descalificaciones, ataques, mentiras y promesas (algunas más falsas que otras) generando preocupación, frustración, ansiedad y muy probablemente miedo.
Ante esta realidad casi inevitable, tú y yo tendremos la oportunidad de elegir a qué le damos realmente importancia y en dónde ponemos nuestra atención. El problema es que no tenemos el hábito ni la disciplina para desconectarnos fácilmente de este bombardeo, de ahí que fácilmente seamos vulnerables a caer en la trampa de la distracción.
Mindfulness es la palabra clave, que en español se traduce como atención plena. Esa capacidad interna que todos tenemos para re-conectar con el momento presente, para estar aquí y ahora, para encontrar nuestro propio centro y evitar que tanto ruido y confusión nos muevan hacia donde no queremos ir ni estar.
Cada día son más evidentes el estrés y las presiones a las que estamos sometidos por razones personales, profesionales y por la complejidad del propio entorno, que nos hace sentir muchas veces incapaces de resolver retos enormes. De ahí la pertinencia de hacer un alto en el camino para aprender a estar presentes y poner nuestra atención en lo que realmente importa y donde merece la pena entregar nuestra energía para estar/sentirnos bien y contribuir a que otros también lo estén.
Como todo logro, la atención plena requiere de práctica y disciplina para convertirse en un hábito que nos permita navegar en un entorno que cada vez más convulso, en donde la velocidad, el alcance y el impacto nos obligan a repensar el mundo que nos rodea.
El primer paso es abrir todos los sentidos, estar completamente alerta para identificar lo que vemos, escuchamos, sentimos, olemos, percibimos y cómo reaccionamos ante todo esto. Conforme vayamos lográndolo, seremos capaces de darle importancia y valor sólo a aquello que realmente lo tenga. Este es apenas un primer paso para lograr transformaciones más profundas y duraderas. Hablaré más sobre esto.